domingo, 8 de junio de 2014

Monster Academy[Trans] - Capitulo 17











T.G.I.F. (Gracias a Dios es viernes)


Abriste tu locker para depositar tus notas de la mañana. Como era usual, las notas de odio estaban ahí. En realidad, había cuatro de ellas ahora. Las leíste una a una

¡Ve al infierno, Clase Desperdicio!

Ey, Desperdicio, ¿por qué no simplemente te matas y haces de este un mundo mejor?

Clase Dundo, no perteneces aquí. ¡Vete!

—Clase Dundo. Finalmente encontraron un nuevo nombre —reíste sarcásticamente. Estabas acostumbrada a recibir las notas de odio, y en realidad, las esperabas cada vez que abrías tu locker. Tenías más cada día.
Abriste la siguiente.

¡Aléjate de ellos si quieres vivir, perra! ¡Desperdicios inservibles como tú deberían morir!

Lo sabía, suspiraste. No solo estabas obteniendo esas notas porque estabas en la Clase D, sino que también, pensabas, estabas siempre con el equipo de fútbol. Pensaste en ello la noche anterior. Seguro, los monstruos piensan que la Clase D es débil e inferior, pero no tiene sentido para ti que solo te odien por esa razón simplemente. También recordaste que quienes te habían encerrado en el depósito también habían sido chicas. El odio se intensifico cuando estuviste con el equipo durante su práctica el día anterior. Quizá estaban celosas de que siempre estuvieses con los chicos, pero eso no significaba que estuvieses haciendo algo malo. No estabas intentando ligar con ellos, excepto Lay. Y si ellas en realidad querían al equipo tanto, entonces intentarían hacerse amigos en lugar de gastar su tiempo odiándote. Por supuesto que también había a quienes simplemente no les gustaba la Clase D.

Sigo sin tener el punto de esto. Esto parece la historia de un manhwa o algo así, suspiraste.

Recibiste algunas miradas de odio mientras caminabas por el corredor. JiMin no estaba contigo, ya que tenías primero que pasar por la biblioteca para sacar un libro, que en primero lugar, no era para ti.

Paraste en la clase de la Luna. Te asomaste vacilante. La chica junto a la puerta te miró interesada. Querías pedirle ayuda pero te diste cuenta de que seguramente no te la daría de todas formas. Y JiMin no estaba ahí, seguramente estaba haciéndose algún retoque en el baño.

—¡LuHan! —lo llamaste, haciendo que la atención de la clase se dirigiera a ti, pero no te importó. LuHan te vio junto a la puerta y se acercó a ti. Empujaste el libro hacia él con disgusto.

—En realidad, ya no lo necesito —te dijo, devolviéndotelo.

—¿¡Qué!?

—Entendí la lección, así que ya no lo necesito —dijo.

—¿¡Qué se supone que haga con esto!?

—No lo sé. Puedes devolverlo o leerlo tú misma —te contó.

Apretaste los dientes intentando resistir la urgencia de pegarle. Le diste una mirada irritada y caminaste hacia otro lado.

—Te veré en la práctica —te llamó.

—Lo siento, pero tengo actividades en el club —le dijiste, pisoteando hacia tu salón—. ¡Maldito seas, estúpido, idiota! —maldijiste entre dientes.

FLASHBACK

—¿Qué quieres que haga? —le preguntaste a LuHan. Lo habías seguido hasta la cancha de fútbol pero él seguía diciendo que tenías que “pagarle de vuelta”.

—Quiero que seas mi asistente personal —dijo.

—¿Qué?  —preguntaste, como si te hubiese dicho que el cielo era verde.

—Solo tienes que hacer lo que sea que te diga —te explicó casualmente.

Te reíste de él incrédula. —¿Y qué si no quiero hacerlo?

—Le diré a Lay que lo espiabas en nuestro vestuario —dijo.

—¿¡Qué!? ¡No estaba espiando! ¿Y-y que tiene que ver Lay con todo esto?

Él solo te sonrió de lado.

—Estás loca. Si no tienes nada más que decir, me iré —te dijo, caminando hacia otro lado—. ¡Lay ah! ¡Tengo que decirte algo! —llamó de repente. Tus ojos se agrandaron con sorpresa. Inmediatamente lo seguiste y tiraste de su remera.

—¿Qué estás haciendo? —siseaste.

—¿Qué sucede? —preguntó Lay, acercándose a ustedes.

—¿Sabías que JooRi…?

—Aaaaaaaaaaaaaaaa… pienso que eres un excelente bailarín —lo cortaste de repente.

—¿En serio? —preguntó Lay.

—¡Sí! ¡Y seré tu fan número uno! —dijiste con nerviosismo-

—Oh, gracias —dijo tímidamente.

—¡Sí! Y uhm, eso es todo. Haha. Discúlpanos —dijiste y arrastraste a LuHan.

Lay los miró algo confundido pero decidió no hacerles caso.

—¿¡Qué estás haciendo!? —le gritaste.

—¿Has cambiado de parecer —preguntó.

—¿Por qué estás haciendo esto? ¿Es porque soy Clase D?

—Tu clase no tiene nada que ver con esto. Ya te lo dije, me debes algo y solo quiero que me pagues de vuelta.

—Pero esto es tan… ¡ARRRGGGH! D.O. no me pidió nada.

—Bueno, yo no soy D.O. —Solo se encogió de hombros. Apretaste los dientes, solo querías golpearlo en la cara.

—¡GAAAAAAAHH! —suspiraste—. ¿Cuánto tiempo?

—¿Hmm?

—¿Por cuánto tiempo tendré que hacer esto?

—Por el tiempo que quiera.

—¡Pero eso es injusto!

—Tómalo o déjalo. Siempre puedo decirle a Lay tu pequeño secreto. Piénsalo, somos compañeros de cuarto.

—¿Qué me hace pensar que te creerá?

—Puede preguntarle a D.O. Todos saben que D.O. nunca miente —dijo confiado.

—¡ARRGH! —suspiraste mientras te golpeabas la frente.

¿¡POR QUÉ ESTÁ PASANDOME ESTO A MI!?

—¿Qué dices?

—¡Aish! ¡Bien! ¡Lo haré!

—¡Genial! Ahora para empezar, ¿Por qué no me traes una botella de agua mientras me cambio para la práctica? —dijo entregándote un billete. Lo miraste como si realmente fueras a matarlo, pero tomaste lo que te daba.

—¿Quieres que te traiga algo más? —preguntaste irritada antes de irte.

—No, nada. solo vuelve en cinco minutos.

FIN DEL FLASHBACK

¡DEMONIO CON CARA DE ÁNGEL!

Llegaste a tu clase y se lanzaste a tu asiento.

—¿Ey, qué sucede con tu humor hoy? ¿Quieres que lo haga más alegre? —preguntó Kai.

—No me hables. Tuve suficiente de idiotas por hoy —le dijiste.

—¡Ouch! —Fingió estar lastimado, pero sonreía de todos modos.

Diste un desgastado suspiro. Gracias a Dios era vienes. Estabas esperando un lindo y tranquilo fin de semana. Mirando atrás, esa semana realmente te había estresado. Tu primera semana de escuela debía haber sido divertida y emocionante, justo como otras normales primeras semanas.

Bueno, ya no soy normal. No ahora que estoy en el mondo de los monstruos.

Tus ojos se dirigieron hacia Lee HeeJun y lo viste lanzándote miradas de odio. Ha estado haciendo eso mucho desde ese día en el pasillo. Te había hecho estar más inquieta pensando que en cualquier momento te pegaría. Pero hasta ahora, no había hecho nada.

aún, pensaste.

El señor Bae ingresó para dar inicio al período infernal. Sus ojos automáticamente se posaron en Kai. Él solo estaba sentado ahí, mirándose confortable como si el señor Bae nunca le hubiese dado una mirada despectiva. Inmediatamente moviste tu escritorio hacia Kris, antes de que te regañaran de nuevo.

—Página ciento ocho —dijo el señor Bae.

Kris abrió el libro en la página y empujó su libro hacia ti, como era usual. Te sentías realmente incómoda alrededor de él, aunque no tanto como antes. Lo miraste a hurtadillas y te preguntaste si había sido él quien te había dejado el sándwich y la lata de cola. Siempre habías querido preguntarle, pero no tenías el coraje de hacerlo. Y no querías avergonzarte en el caso de que no haya sido él. Además, la única razón por la que lo pensabas era por la cola.

Cualquiera puede comprarla.

—Park ChanYeol, ¿dónde está tu libro? —dijo el señor Bae, distrayéndote de tu escaneo.

—L-lo dejé en mi locker, profesor —contestó ChanYeol.

—¿Qué hace sentado en mi clase entonces?

—Lo buscaré en un momento, profesor —dijo ChanYeol y se levantó.

—No es necesario. Largo de mi clase.

—Pero profesor… —intentó razonar, pero el señor Bae lo cortó.

—Fuera. Ahora.

ChanYeol rascó su cabeza con frustración y lentamente caminó fuera del aula.

¿Qué rayos…? Miraste atónita al profesor, luego a ChanYeol que ya había desaparecido por la puerta.

—Tu libro es equivalente a lo que atiendes en clase —dijo Kris de repente en voz baja.

Lo miraste y luego al señor Bae. Estabas rechinando los dientes con irritación y no te diste cuenta que también estabas apretando las manos en forma de puños.

¡Pero ChanYeol solo dejó su libro en el locker! ¡No lo hubiera lastimado si ChanYeol lo hubiese ido a buscar! ¡Maldito profesor demonio.

—Es mejor que no te veas envuelta en esto si no quieres tener problemas también —te dijo Kris.

Él tenía razón. Le diste una mirada repleta de irritación y posaste los ojos en el libro de texto antes de que el señor Bae pudiera verte mirándolo. Giraste los ojos hacia Kai. Él también estaba usando una expresión sombría. Sabías que también estaba enojado, incluso más que tú, y solo deseabas que no hiciera nada estúpido.

El período infernal al fin terminó con el señor Bae anunciando que tendrían un largo cuestionario la próxima semana. ChanYeol entró después de que el profesor saliera.

—ChanYeol… —Te acercaste a él, aunque no estabas segura de que decir. Te miró un poco irritado, o un poco triste, o probablemente una mezcla de ambos. Estabas tan acostumbrada a verlo con su usual sonrisa traviesa en la cara que no estabas segura de cómo actuar con él.

—¡Estoy bien! —Golpeó tu espalda al ver tu expresión. Ahora usaba su brillante sonrisa—. Todavía estoy muy lejos de ser pateado fuera, así que está bien.

—Siempre te recuerdo traer tu libro de historia, hyung —le dijo SeHun.

—Bueno, lo olvidé hoy —dijo, rascando su cabeza—. ¡Así que! ¿Dijo algo importante?

—Tendremos un largo cuestionario la próxima semana sobre la historia romana —le dijiste.

—¡Ugh! Odio los cuestionarios de historia —dijo.

—Odias todos los cuestionarios —dijo Kai.

—Verdad. Pero al menos yo vengo a clases —replicó ChanYeol. Kai solo se encogió de hombro.

—En verdad, hyung, deberías disminuir tu habito de saltarte clases. Es apenas la primera mitad de año y ya estás a punto de ser expulsado de la clase de hyutoria —dijo SeHun.

—¿Siempre saltas las clases? —preguntaste.

—Es aburrido aquí. —Kai se encogió de hombros.

—Pero siempre estás en clases.

—¿Quizá porque tú estás aquí? —Sonrió.

—Wow. Me siento tan alagada —contestaste sarcásticamente.

—Todos vuelvan a sus asientos —el profesor del siguiente periodo entró. Todos volvieron a sus lugares—. Hoy harán una actividad. Contesten todo de las páginas noventa y ocho hasta la ciento uno.

Moviste tu asiento hacia el de Kris. Estabas cansada de eso. Deseabas que tus libros realmente llegaran la próxima semana.

Comenzaste a contestar las cuatro páginas con dificultad. Aunque tuvieras permitido mirar otras páginas del libro para contestarlas, eras demasiado tímida como para molestar a Kris. Habías llegado a mitad de página cuando te diste cuenta que Kris no hacía nada. Él solo miraba por la ventana, como solía hacer cuando no hacía nada en particular. Miraste su hoja y te diste cuenta que él había contestado todo en la página noventa y nueve. Rascaste tu cabeza y volviste a contestar tus preguntas con pánico. No sabías cuanto tiempo había estado esperando a que terminaras. Finalmente decidiste girar la página aunque no hubieses terminado aún. Kris volvió su atención hacia el libro al escucharte pasarla. Lo viste lanzar una rápida mirada hacia tu hoja y secretamente la cubriste con tu brazo. Intentaste contestarlas tan rápido como podías. Seguiste lanzando miradas hacia Kris hasta darte cuenta que había terminado la página cien. Después de unos cinco minutos, puso su lápiz abajo. Por otro lado, seguías contestando las de la página noventa y nueve. Contestaste precipitadamente las preguntas y estabas a punto de dar vuelta la página cuando Kris te miró con una expresión nula.

—¿Te importa si lo tomo por un segundo? —preguntó, sosteniendo el libro.

—Uh, seguro —contestaste.

Tomó el libro y comenzó a escribir. Secretamente te reprimiste por no ser tan inteligente.

—Toma —dijo Kris después de unos instantes, colocando el libro en tu escritorio.

Lo miraste con confusión. Volvió hacia su hoja a seguir escribiendo y te diste cuenta que había copiado todas las preguntas en su papel para que pudieses usar el libro. Suspiraste y seguiste con la actividad.

Esto es vergonzoso.

No pudiste terminar la actividad aunque hubieses tenido el libro para ti sola. Sin embargo, seguías orgullosa porque habías sido capaz de responder la mayoría de las preguntas. El siguiente periodo llegó y pasó, las clases terminaron.

—Los veo mañana —le dijiste a ChanYeol, Kai y SeHun.

—¿No irás a nuestra práctica? —preguntó ChanYeol.

—No. Tengo actividades en el club —contestaste. No pensabas que ellos supieran que habías estado yendo a sus prácticas solo porque LuHan te lo había ordenado, como si fueses su esclava. Estabas a punto de salir cuando algunos compañeros bloquearon tu salida.

—¡Tú!

—¿Sí? —les peguntaste.

—¿Estás haciendo las tareas de limpieza de Kai? —te preguntó una de las chicas.

—Uh, sí.

Te lanzaron una escoba y un borrador, luego salieron.

—Supongo que hoy son las tareas de limpieza de Kai —murmuraste para ti.

Esperaste a que todos salieran y finalmente comenzaste a limpiar. Levantaste todos los papeles en el suelo y los escritorios. Luego barriste el suelo, desde atrás hacia delante.

—Uh, chicos, ¿saben dónde está la… pala…? —tu voz comenzó a bajar al darte cuenta que estabas sola. Estabas tan ocupada que no te diste cuenta que tus compañeros de limpieza te habían dejado. Suspiraste y buscaste en el armario. Finalmente encontraste la pala encima de todo, eras demasiado enana como para alcanzarla. Te golpeó en la cabeza, esparciendo todo el polvo de tiza en tu cara antes de caer al suelo.

—¡UGH! ¡Estúpido borrador! ¿Por qué no usan marcadores de pizarra? —insultaste.

—Porque algunos monstruos son sensibles al olor de los marcadores —contestó Kai. Él estaba sentado en la mesa junto a la puerta.

—¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntaste. No te habías dado cuenta cuando había llegado.

—Estaba checando que no escaparas de mi turno de limpieza —contestó.

—Como vez no, pero tus compañeros se fueron —le dijiste, quitando las partículas de tiza de tu cara y cabello.

¡Click!

—¡Ya! —gritaste cuando Kai te tomó una fotografía con su celular.

—Te ves como un fantasma de una película de terror japonesa —rió. Hiciste una mueca y seguiste desempolvándote.

—¿Hay tiza en mi cara? —le preguntaste.

—Sigue habiendo algo en tu mejilla —dijo.

Limpiaste tus mejillas descuidadamente, aunque no te había dicho exactamente donde se refería. Kai se levantó y caminó casualmente hacia ti. Movió tu mano y gentilmente limpió tu mejilla.

—Ahí —dijo, usando su usual confiada (y sexy) sonrisa.

—¡P-p-puedo hacerlo por mí misma! —tartamudeaste e instintivamente retrocediste un paso.

Rio entre dientes. —¿Por qué estás ruborizada?

—¡No lo estoy! —gritaste. Por alguna razón podías sentir tu cara arder. Rió un poco más—. Como sea, ya que estás aquí, ¿por qué no me ayudas? —le dije.

—¿Cuál es el punto de haber sido exento de las actividades de limpieza entonces?

—¡Aish! Bien —dijiste y caminaste hacia el pizarrón para limpiarlo. Otra vez, por alguna inexplicable razón, te estabas sintiendo incómoda. Por otra parte, Kai volvió hacia la mesa y se sentó en ella. Él solo reía de ti cada vez que te agachabas para saltar y llegar a los sitios más altos. Cuando terminaste con el pizarrón, tenías que tirar todo en la basura.

—Te ayudaré con eso —dijo.

—Pensé que no querías ayudar.

—Cambié de parecer.

—Como sea —dijiste y le diste el otro tarro de basura.

Los dos caminaron hacia el incinerador de basura. No sabías que la escuela tuviese uno.

—Bueno, ahora me iré a la práctica —dijo y te devolvió el tarro.

—Gracias por ayudarme con esto.

—Lo que sea por ti —sonrió coqueto, mientras apretaba tu mandíbula.

—¡YA! ¡Tus manos siguen sucias! —le gritaste, golpeándole la mano. Él solo se rió de ti.

—Te veo luego —dijo y caminó en dirección a las canchas.

Volviste al aula para terminar de limpiarla. Era tarde cuando terminaste ya que eras la única para hacer el trabajo. Te dirigiste al baño para limpiar tus manos. Recordaste que tenías que ir al Club de Arte por tus actividades. No habías ido aún ya que LuHan te había arrastrado hacia la práctica de fútbol. Te preguntaste si tus compañeros del club estarían enojados por no haber ido en toda la semana.

Fuiste al edificio de Atención Estudiantil y te dirigiste al viejo cuarto de arte del que SuHo te había hablado. Cautelosamente te asomaste por la puerta. No viste a nadie dentro. Abriste la puerta y entraste. En verdad estaba vacía.

—Oh —murmuraste, rascándote la cabeza. Dejaste la mochila en una esquina y miraste alrededor. Había esculturas, pinturas y materiales de arte por toda la habitación. También había dibujos pegados en las paredes. Te acercaste a examinarlos. Frunciste el ceño con burla y fascinación. Se veían como los dibujos de un niño de primario.

Debe ser de un evento con niños, pensaste. Pero cuando los miraste más de cerca, todos los dibujos estaban firmados por ‘Kevin Li’ en alfabeto inglés. También había otros firmados con lo que parecían caracteres chinos, que no eran mejores que los dibujos de Kevin Li.

Escuchaste la puerta abrirse y giraste para ver a Kris y Tao. No esperabas que fueran ellos. Ellos tampoco.

—¡Uh, hola! —saludaste finalmente—. Um, ¿están también en el Club de Arte?

—Sí —contestó Tao luego de un largo silencio.

—Soy un nuevo miembro. Uhm, Kris shi ya me conoce, pero no creo haberme presentado a ti aún, Tao shi, aunque ya nos hemos cruzamos un par de veces. Soy Song JooRi —dijiste y te reverenciaste.

—Un placer conocerte. Soy Huang ZiTao. —Tao también se reverenció y le dirigió una mirada difícil de leer a Kris.

—Uhm, ¿entran? —dijiste avergonzada cuando ellos no se movían de la puerta.

Los dos entraron, o al menos Kris se deslizó y Tao lo siguió. No sabías porque, pero había algo sobre ellos dos que los hacía diferentes de los otros, especialmente Kris que te entregaba una sensación noble como la de un príncipe.

Kris se ladeo en la pared junto a la ventana en el extremo opuesto del cuarto mientras miraba a Tao tomar asiento no muy lejos de él. Kris miraba hacia fuera mientras Tao no hacía nada en particular.

—Um, ¿dónde están los otros miembros —preguntaste, intentando romper el silencio.

—No hay otros miembros —contestó Tao.

—Oh, okay —respondiste.

Bien. Incómodo. ¿Estos chicos son siempre así de tranquilos?

—¿Y quién es Kevin Li? ¿Un niño amigo suyo? —Los dos se giraron para verte—. Estaba viendo los dibujos. Son tan feos que pensé que quizá habían sido hechos por un niño —reíste, no pretendiendo ninguna ofensa.

Por primera vez, Kris tenía un rostro estoico, mostró una expresión. Aunque no la entendías, él te miraba como si hubiese tragado algo ácido. Tao, por otro lado, se veía muy incómodo mientras lanzaba miradas a Kris. Alzaste tus ojos hacia ellos con curiosidad.

—En realidad… —dijo Tao vacilante.

—Tao, ¿no tienes que ir a tu Club de Artes Marciales? —preguntó de repente Kris. No sabías si era simplemente tu imaginación o su tono era más frío que lo usual.

—Uh, sí, duizhang. Me iré primero —dijo, y para tu desconcierto, se reverenció ante Kris antes de irse. Él asintió hacia ti, antes de desaparecer por la puerta.

Rascaste tu cabeza con confusión, preguntándote si habías dicho algo malo. Kris volvió a mirar por la ventana, dejándote hacer lo que se sea que se suponía tenías que hacer.

¡Dios! ¡Sé que es el rey del hielo, pero este chico se sobrepasa!

—Um, ¿se supone que tenemos que hacer algo? Porque si no es así me iré primero —preguntaste al fin. No podías estar un minuto más en silencio.

—Te puedes ir —simplemente dijo.

—Bueno, entonces. Te… veo luego —dijiste y tomaste tus cosas. Estabas por llegar a la puerta, pero giraste tu rostro hacia él—. Por cierto, sigo sin tener mis horarios de limpieza, pero estoy haciendo los de Kai los viernes. Así que estaba pensando, quizá podemos tener las clases el fin de semana, si está bien para ti, por supuesto.

Kris pareció pensarlo por un momento cuando finalmente contestó. —Mañana a las nueve en punto. ¿Te parece bien?

—Um, uh, si —contestaste, aunque honestamente estaba lejos de estar bien. Te gustaba despertar tarde durante los fines de semana. Esperabas que las clases fueran durante la tarde. Pero no podías quejarte, él te estaba haciendo el favor de darte las clases, y habías sido tú la que sugirió el fin de semana.

—Entonces te veo en la biblioteca —dijo.

—Bien. Me iré ahora —dijiste y te reverenciaste antes de salir. Una vez fuera, te rascaste la cabeza preguntándote porque te habías reverenciado ante él—. Como sea —murmuraste y te dirigiste a los dormitorios.

Te retiraste a tu cuarto y leíste manhwa, que coincidentemente trataba de una chica que era intimidada en la escuela porque era pobre y huérfana. El chico, que era su intimidador número uno, se enamora de ella y terminan estando juntos. Frunciste el ceño ante la diferencia entre la fantasía y la realidad. Leyendo esas cosas en historias parecía divertido e interesante. Pero ahora que le sucedía en la vida real, no era divertido en lo más mínimo. Y de alguna manera, saltó en tu cabeza la imagen de Lee HeeJun.

—¡PUAJ! ¡ASCO! ¡DESAGRADABLE! ¡EW! ¡NUNCA ME GUSTARÁ ESE ARRASTRADO! —gritaste hacia nada en particular, arrojando el manhwa—. ¡Qué historia tan estúpida! ¡Quien sea que escribió esto debería arder en el infierno!

JiMin llegó temprano de la práctica de voleibol y las dos se dirigieron a la cafetería para tener una cena temprana.

—JiMin ah, me preguntaba. ¿Por qué estás siempre conmigo?

—¿Por qué? ¿No quieres?

—No, no quise decir eso. Estoy realmente agradecida y feliz de que estés aquí. ¿Pero no tienes otros amigos?

—Bueno, conozco gente por aquí y por allá. Pero te lo dije antes, mi verdadera mejor amiga fue transferida a otra escuela. Esta mitad de año fue realmente solitaria. Pero adoro que estés aquí.

—¿No hiciste nuevos amigos luego de que ella se fuera?

—No es que no hice ninguno. Quiero decir, estaba algo deprimida, y además no soy demasiado buena socializando —rió—. También, y por si no lo notaste, no soy demasiado popular, por eso no es fácil hacer amigos.

—¿Por qué? Eres muy linda.

—¡Gracias! —rió—. Pero verse linda en la forma humana es una cosa. No es un secreto que soy una sirena, así que ellos saben cómo es mi verdadera forma. Además, solo soy Clase B. Los populares son aquellos de la Clase A.

Frunciste el ceño. Ahí estaba la clasificación de monstruos perjudicando otra vez. Aunque JiMin te lo explicó antes, seguías sin encontrarlo como algo bueno.

—¿Qué sobre los novios? ¿No tienes uno? —preguntaste.

—Desafortunadamente no. Pero si me ayudas, quizá pueda conseguir un novio este año —te guiñó.

—¿Hay alguien que te guste? —preguntaste.

—Bueno, sí. —Su sonrisa la hacía parecer loca.

—¿¡Quién!? —dijiste entusiasmada.

—No estoy segura de decirte —titubeó.

—¿Por qué? ¡Dime! Tú ya sabes que me gusta Lay —dijiste.

—Finalmente lo admites —te fastidió.

—Err… sí. Ahora dime. Puedes confiar en mí.

—Hmmm… no es que no confíe en ti. Solo estoy preocupada de que accidentalmente se te escape con uno de sus amigos. Tienes la tendencia de decir cosas estúpidas.

—Seré cuidadosa, lo prometo. ¡Ahora, dime!

—Bueno —dijo, acercándose a ti—. D.O. —susurró.

La miraste con la boca abierta.

—¿Qué? —preguntó cuándo seguías sin decir nada.

—Bueno, no esperaba que fueras del tipo masoquista.

—¿Por qué de repente soy masoquista?

—Bueno, es que… —Rascaste tu cabeza.

Pensabas sobre que JiMin era cálida, amigable y ruidosa, mientras que D.O. era serio, con mal temperamento y usualmente tranquilo. Los dos eran completamente opuestos. Te preguntaste como iba a hacer JiMin para ingresar en el corazón de D.O.

—No importa. Buena suerte —dijiste finalmente.

Ambas terminaron la cena. JiMin te sugirió pasar el rato en el Salón Estudiantil. Las dos subieron a la cafetería del segundo piso. No había muchos estudiantes, ya que la mayoría aún estaban comiendo. Se sentaron en uno de los sofá para ver la televisión. El canal de Noticias de Monstruos estaba prendido.

—No sabía que había un canal de noticias para monstruos  —murmuraste con asombro.

—El canal está solo está disponible en un proveedor de cable, y solo se les ofrece a los monstruos —dijo JiMin. Moviste la cabeza con incredulidad y te preguntaste cuantas cosas del mundo de los monstruos que  tú no sabías.

—Discúlpenos, pero ese es nuestro asiento —dijo la Abeja Reina, SoYeon, parándose frente a ustedes, junto a tres de sus amigas.

—Pero estaba vacío cuando llegamos —explicaste.

—Eso es porque fuimos a buscar algo. ¿Por qué tenemos que explicar lo que hacemos a ustedes? —preguntó una de las chicas.

—Escucha, Clase Desperdicio, si decimos que es nuestro sitio, es nuestro sitio —intervino otra.

Te dieron una mirada desafiante. JiMin, por otro lado, se veía muy acreada, pero no dijo nada.

—Lo siento. Vamos, JiMin —dijiste, jalando de ella.

—¡AARRGGH! ¡Odio a esa perra! —murmuró JiMin cuando se alejaron de ellas.

—Olvídalo. Tu misma me dijiste que era mejor simplemente evitarla.

—Ya lo sé. Pero sigue siendo… ¡AAARRGGH! —dijo y tiró de su cabello con frustración. Solo te reíste de ella.

—Vamos, intentemos con esto —le dijiste, caminando hacia un metegol—. ¿Cómo se supone que funciona? —preguntaste, girando una de las manivelas.

—No estoy segura, pero creo que es parecido al fútbol. Sé el equipo rojo y yo seré el azul —dijo, yendo hacia el lado opuesto al tuyo—. Debe haber una bola por aquí —dijo, tocando los huecos de la mesa—. Aquí.

Las dos comenzaron a jugar. Las dos eran malas, pero JiMin se las arregló para meter un gol.

—Esto es difícil de jugar. Hay demasiadas manivelas —comentaste.

—Eso es porque se supone que tienen que jugar con otro número de personas.

JiMin y tú se giraron para ver a Kai acercándose a ustedes. D.O., BaekHyun y ChanYeol estaban con él. Se colocó junto a ti en la mesa.

—¿Por qué no tenemos un juego? —dijo ChanYeol y tomó una de las manivelas con jugadores azules—. BaekHyun, toma el otro.

BaekHyun tomó el último lugar en el equipo azul, mientras que Kai y D.O. tomaban los rojos.

—¡Esperen! ChanYeol, cambia con D.O. —dijiste.

—¿Por qué?

—Bueno, err… —murmuraste y viste a D.O. dándote una mirada curiosa—. Porque estamos en la misma clase y tenemos que ser un equipo.

—Oh, ¡una batalla entre clases! ¡Bien! —dijo, cambiando con D.O. JiMin te dio una mirada aprobatoria.

—Bien, entonces. Hoy seré parte de la Clase de la Luna —dijo BaekHyun.

—¿Sabes cómo jugar esta cosa? —te preguntó ChanYeol.

—No en realidad.

—Sé el portero, entonces —dijo Kai, cambiando el lugar contigo.

El juego de metegol comenzó. Los chicos eran ruidosos y competitivos, parecía que jugaban por sus vidas. JiMin y tú, eran los porteros malos. El resto del equipo de fútbol apareció más tarde y miraba el juego. También había algunos otros estudiantes que miraban y animaban por su clase. El juego avanzó, JiMin finalmente le tomó la mano al juego y comenzó a hacerlo mejor, convirtiéndose en mejor portera. Ella bloqueaba los intentos de gol de tu equipo. Ella hacia choques de manos con BaekHyun y D.O., secretamente sonreías.

—Apuesto cien dólares a que el equipo de Kai perderá —dijo Chen a los otros.

—No estés tan seguro de eso —sonrió Kai, haciendo un fuerte giro a sus jugadores. La bola rodó a una velocidad increíble e hizo un gol. Otra ronda comenzó y BaekHyun metió un gol fácilmente. Kai suspiró—. ChanYeol hyung, toma esta. Nuestra portera necesita un poco de ayuda —dijo, dejando uno de sus dos manivelas. Colocó una de sus manos sobre la que estabas usando, encerrándote entre sus brazos—. Ahora mira y aprende —susurró en tu oído, mientras comenzaba otra ronda.

Kai expertamente bloqueaba los goles del otro equipo, pero tu cabeza no estaba en el juego. Estabas demasiado consciente del cuerpo de Kai detrás de ti, muy consciente. Sus cuerpos chocaban entre sí con cada movimiento, su cálido y sólido pecho presionaba tu espalda una y otra vez. Su voz vibraba detrás y podías sentir su cálido aliento en tus oídos cada vez que hablaba.

—¡Espera, espera! —dijiste finalmente, soltando la manivela y moviendo su brazo para poder pasar.

—¿Qué? —preguntó Kai.

—Prefiero mirar —dijiste, moviéndote junto a Chen. Tu cuerpo seguía sintiéndose cálido y tenso, así que intentaste actuar normal.

Continuaron con el juego, sin que te preocuparas realmente como seguía. De alguna forma, tu corazón latía más fuerte de lo normal y estabas demasiado ocupada intentando calmarte, sin verte tan obvia.

¿Qué rayos?

Tus ojos se habían posado en los brazos fuertes de Kai, luego en su duro pecho. Tu cabello se erizó al pensar que habías estado justo ahí hacía apenas unos minutos. Miraste hacia otro lado y fijaste tus ojos en cualquier cosa que no fuera Kai. Miraste alrededor, te encontraste con la Abeja Reina. Ella se veía irritada por algo. Estaba usando una expresión muy amarga, casi letal. Luego sus ojos se posaron en ti. Te lanzó una fría mirada y caminó fuera de la sala de estar.

¿Cuál es su problema? No me digas que aún no ha superado lo del sofá.

Los chicos de repente comenzaron a gritar, llamando tu atención nuevamente al juego. El equipo de Kai había ganado. Ellos comenzaron otro juego, esta vez con LuHan como el portero del otro equipo. JiMin caminó para sentarse junto a ti.

—¡Hemos hablado! —chilló mientras sacudía tus hombros.

—Sí, los estaba viendo —dijiste.

—Espera, ¿qué te sucede? —dijo, girando tu cuerpo para mirarte.

—¿Qué? —preguntaste con la mirada vacía.

—Te ves… ruborizada —dijo.

—Oh… estaba sudando durante el juego. Está muy caluroso aquí. ¿Habrán subido la temperatura? —contestaste discreta e inocentemente, culpando al aire acondicionado.

—Oh, olvidé que los humanos son naturalmente de sangre caliente.

—Ah, sí —contestaste, agradecida de que no se haya dado cuenta.

¿Dado cuenta de qué? Te preguntaste a ti misma. ¡Ugh! ¡Como sea!








Notas de la Traductora:

Les cuento, este capitulo tiene como notas de autor una larga conversación simulada de EXO. Es muy divertida, pero si la traducía también iban a tener que esperar mucho.

No sé como se llama en otros países, pero en el mío de dice Metegol para describir este juego:




Nos leemos el próximo domingo!! Y las que leen el otro fic que estoy traduciendo, mañana lo subiré!!

No olviden el seguirnos en Labia.

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