Academia M
—¿Estás
segura que llevas todo lo que necesitas? —preguntó tu madre por onceaba vez en
el día.
—Sí,
umma.
—¿Tus
vitaminas?
—Sí.
—Tu
documento.
—Sí.
—¿Tu
teléfono? Es la única forma en la que podremos comunicarnos.
—Sí,
umma, lo llevo.
—¿Tu
ropa interior?
—¡UMMA!
—Miraste alrededor para cerciorarte de que el doctor Jung no lo oyera. Era el
médico de monstruos que te había revisado antes.
—Me
aseguro de que lleves todo—respondió tu madre—. Eres muy distraída.
—Pero
esa es una exageración. ¡Aishh! —respondiste, irritada.
—Aigoo,
¿por qué estás enojada? Estoy tratando de ayudarte. ¿Estás segura de que no
quieres que te acompañe?
—No,
está bien. Es muy lejos, de todas maneras. Estaré bien. El doctor Jung está
conmigo. Además…
Si vienes conmigo, solo querré
volver a casa contigo, pensaste, pero no lo dijiste en voz
alta.
Era
el sábado en la mañana. Hacía menos de una semana de tu accidente “monstruoso”
sucediera. El temido día había llegado. Finalmente despedías a tu vida de
estudiante normal. Ese día te dirigirías a tu nueva escuela, Monster Academy.
El
doctor Jung fue a buscarte después del almuerzo, como lo habían acordado con tu
madre antes. La escuela estaba localizada en un área montañosa a las afueras de
Seúl, “para minimizar el riesgo de algún
humano entrometido”, había dicho. La escuela estaba lejos de cualquier
ciudad, los estudiantes debían quedarse allí y solamente un fin de semana al
mes visitaban la ciudad. Para no levantar sospechas de los humanos, la escuela
tenía un nombre alternativo, Academia M. Lo que se sabía acerca de la Academia
M era que se trataba de una prestigiosa escuela solo para alumnos bien
seleccionados que tenían un intelecto superior o venían de algunas de las más
ricas familias del país. Reíste para ti, al darte cuenta de que no encajabas en
ninguna de las dos categorías.
Nada que pueda usar para que HyeBin
me crea.
Tuviste
que contarle acerca de tu transferencia hacía algunos días. Ella rió, pensando
que estabas bromeando. No pudiste seguir con el tema, realmente no tenías una
buena razón para convencerla de porque te habían aceptado en esa escuela.
—¿Es
esa la última? —preguntó el doctor Jung, pasando la última de tus maletas al
conductor, quien la colocó en la van de la escuela.
—Sí—contestaste,
caminando fuera de tu casa.
El
conductor tomó a Tororo, quien llevabas en tus brazos.
—Oh,
está bien. Irá conmigo—le dijiste.
Algunos
de tus vecinos miraban desde la esquina, susurrando entre ellos.
—¿Quién
hubiese pensado que esa niña tuviese algo? —escuchaste uno de sus comentarios.
Sacudiste la cabeza, dando un suspiro.
Ahora piensan que soy alguna clase
de genio.
—Umma,
ya me voy—dijiste y la besaste en despedida.
—Se
buena, JooRi-ah. No dudes en llamar si tienes problemas—dijo con la voz rota.
—Umma,
no llores. Los vecinos están viendo. Te veré pronto—dijiste.
—Ya
nos vamos, señora Song. —El doctor se reverenció.
—Cuida
a mi JooRi—le dijo tu madre.
—Lo
haré—sonrió.
Rodaste
los ojos. —Umma, puedo cuidarme yo sola.
Estabas
a punto de entrar en la van, cuando escuchaste que alguien te llamaba.
—¡JOORI-AH,
espera! —Era HyeBin. Estaba corriendo mientras movía sus brasos frenéticamente
en el aire.
—¡HyeBin-ah!
—Gracias
a Dios que llegué—jadeó, parando frente a ti, intentando recuperar el aire. Vio
la van con el logo “Academia M”—. Entonces realmente lo hiciste. ¿Cómo pudiste?
Solo
te encogiste de hombros, dando una fingida sonrisa. De repente golpeó tu hombro
con fuerza. —¡Ow!
—¡Tu,
mala amiga! ¿Por qué nunca me dijiste que te transferirías a otra escuela? —gritó.
—Solo
pasó—razonaste.
—Bueno,
este es el día en que te irás y yo te perdonaré. ¡Aish! Y realmente pensé que
estabas bromeando. Como sea, ¿podrás usar tu teléfono allí?
—Sí.
—Bien.
Podremos seguir hablándonos. Llámame de vez en cuando, ¿está bien?
—Está
bien.
—No
te saltes comidas cuando estés ocupada.
—Sí,
umma—bromeaste. Golpeó tu hombro otra vez.
—Y
deja de ser tan torpe. No estaré ahí para ayudarte más—agregó riendo.
—Trataré—reíste
también. Ambas habían estado juntas desde que usaban pañales. Tú eras la que
siempre se metía en problemas, mientras que ella era la madura que siempre te
ayudaba. Ir a otra escuela sería mucho más que un cambio para ti.
—¡Ugh!
Y deja de ser tan apegada a eso—dijo, refiriéndose a Tororo.
—¡Ey!
Déjalo en paz. Él fue mi primer amigo y lo sabes—dijiste.
—Como
sea. —Rodó sus ojos.
El
conductor dio dos bocinazos. La cabeza del doctor Jung apareció por una de las
ventanas de la van.
—Siento
interrumpirlas, chicas, pero necesitamos irnos. Por favor, rápido—sonrió.
Viste
a HyeBin con la boca abierta. —¿Quién era él? —murmuró.
—El
doctor de la escuela—respondiste. Lo observó con admiración otra vez—. Como
sea, necesito irme. Te visitaré siempre que pueda.
—Cierto—dijo,
dándole una última mirada al doctor para luego posar su atención en ti—. Buena
suerte. Te cuidado.
—Gracias.
Tu igual. —Le diste un largo y fuerte abrazo.
—Estarás
bien a tu manera—dijo.
Le
sonreíste y te metiste en la van, pero te golpeaste la cabeza con el techo.
—Una
segunda consideración, espero que encuentres rápidamente a alguien que pueda
cuidae de ti—bromeó. Le pusiste una mala cara y finalmente te metiste en la
van.
—Adios—llamaste
desde la ventada una última vez a tu madre y a HyeBin, quienes ahora estaban
lado a lado, observándote ir.
—¡Ten
cuidado, JooRi-ah! ¡Encuentrate un buen novio! —gritó tu madre. Te golpeaste la
frente avergonzada.
—¿Entonces,
pudiste prepararte bien para esto? —preguntó el doctor Jung.
—Eso
creo—respondiste—. Al menos creo que no me volví loca aún. —El doctor carcajeó.
—No
te preocupes. No es tan diferente a las otras escuelas. Te acostumbrarás—aseguró.
Eso espero.
—Oh,
discúlpame—dijo el doctor Jung cuando su teléfono sonó—. ¿Quién?... sí, SooAe,
cariño—- lo siento pero no podré ir a nuestra cita hoy. Tengo negocios
importantes que atender… sí, es una nueva chica… no es necesario estar celosa.
Es solo una nueva estudiante. La estoy ayudando a ser transferida a la escuela…
por supuesto, tu eres la única para mi… sabes lo mucho que te amo, ¿cierto?
Ommo. ¡Puaj!
Te estremeciste con disguste, no podías evitar escuchar la conversación.
—Por
supuesto… te amo… te veré luego.
Se toma muchos atrevimientos para
decir eso cuando alguien está escuchando. Hombre desvergonzado.
—Eh…
—Oh,
discúlpame de nuevo—dijo, tomando su teléfono de nuevo— ¿Quién habla?...sí,
Junu-ah. ¿Qué está haciendo mi bebé?... te extrañé mucho, bebé… no, no estoy
libre hoy…
Parecía
que tus ojos se saldrían de tus cuencas.
¡ES UN MUJERIEGO! ¡Tsk, tsk, tsk!
—…te
veré pronto… te amo… adiós. —Cortó el teléfono y se giró para verte—. Este será
nuestro pequeño secreto.
No
te preocupaste en esconder tu reacción. Él rió al ver tu expresión se dio
cuenta de que inconscientemente te habías movido lejos de él.
—No
te preocupes, estoy interesado solo en copas D—bromeó.
¡Y PERVERTIDO! ¡NUNCA-CONFIES-EN-CHICOS-GUAPOS!
El
camino era largo. La primera mitad leíste algunos de los manhwas que habías comprado. Después de dos horas, te diste
cuenta que solo había una espesa arboleada y no más casas, edificios o
cualquier tipo de residencia humana en toda el área.
—Casi llegamos—mencionó el doctor
Jung.
Unos minutos después, el auto
comenzó a disminuir la velocidad, hasta llegar a un portón de hierro de algunos
metros de altura. Los muros circundantes estaban hechos con un grueso cemente y
eran igualmente altos. Solo había dos guardias en la puerta. Frunciste el ceño
ante la aparente pobre seguridad.
—Es solo para mantener a los
humanos alejados. Hay más guardias dentro. Quizás no lo veas, pero toda el área
está protegida con conjuros elficos para que los monstruos puedan entrar o
salir solo con el consentimiento de la escuela—explicó el doctor Jung, como si
leyera tu mente— ¿Qué esperabas?
—Bueno, esperaba treinta metros
de cercas eléctricas, o algo como eso—admitiste. Carcajeó con fuerza.
—Bueno, esto sigue siendo una
escuela, no una prisión, entonces debe verse como una—dijo.
La van paró en frente a la
puerta. Uno de los guardias sacó alguna clase de aparato biométrico con un
frasco a un lado. El frasco tenía el tamaño de una jeringa y tenía un líquido
azul. El conductor colocó su dedo en el hueco encima del aparato. Viste un
tinte rojo que tiñó el líquido azul del frasco. Luego te diste cuenta de que
era sangre. La luz se tornó verde y el guardia se movió hacia el doctor Jung.
El doctor Jung vio la expresión
de sorpresa que tenía tu rostro. —Es un rápido examen de ADN, para asegurarnos
de que están en los registros de la escuela.
—¿No pueden hacer otra clase de
examen?
—Algunos monstruos tienen la
habilidad de copiar a otras personas. Eso significa que las huellas digitales y
otras características físicas pueden ser falsas. La sangre es la mejor manera
de revisar el ADN de los monstruos—explicó.
Diste una mirada mortificante
ante el pensamiento de que cada vez que necesitaras entrar tendrían un poco de
tu sangre.
—No te preocupes. Los elementos
son automáticamente cambiados para cada persona, así es más seguro—aseguró.
Eso
no es por lo que estaba preocupada, ¡idiota!
La luz del aparato se volvió
verde. El guardia te miró.
—Nueva estudiante—le dijo el
doctor Jung. El guardia asintió y dio a los otros una señal con sus pulgares
arriba. La puerta se abrió y la van ingresó. Bajaste la ventana y sacaste la
cabeza para ver mejor, pero todo lo que se distinguía eran árboles.
—La escuela está un poco más adelante—dijo
sonriendo.
¡MENTIROSO!
Los arboles finalmente comenzaron
a desaparecer. Después de aproximadamente cinco minutos, la escuela apareció. Tú
esperabas algo más como el castillo Hogwarts de Harry Potter, pero el doctor
tenía razón en lo que había dicho antes. No era diferente a otras escuelas. Se
veía muy normal, quizá un poco más limpia y con más clase que tu antigua
escuela. Todo a su alrededor era como cualquier escuela normal, con vayas
normales y el escudo de la escuela en el centro de la puerta.
La van no entró por la puerta de
la escuela, sino que giró a la izquierda. Después de dos minutos, viste otra
área cercana. “Dormitorios MA” estaba
escrito a un lado de la puerta. El área tenía tres edificios de alrededor de
diez metros. El edificio del centro era un poco más pequeño que los otros dos.
Había una hermosa fuente frente a él y también algunos bancos de madera
colocados alrededor.
El conductor paró el carro frente
a uno de los edificios. Finalmente apagó el motor. Te diste cuenta que era el
destino final y bajaste del auto. Inmediatamente observaste el área. Y como el
resto de la escuela, tenía mucha clase.
—Bienvenida a tu nuevo hogar—dijo
el doctor Jung—. Ven, te llevaré a tu cuarto.
—¿Dónde están los otros
estudiantes? —preguntaste, al darte cuenta que el lugar parecía desierto.
—Esta es su semana libre.
—¿Semana libre?
—De la que te hablé antes, cuando
los estudiantes pueden salir de la escuela un fin de semana al mes. Solo hay
unos pocos que prefieren quedarse en la escuela. Quizá conozcas algunos más
tardes. Estoy seguro de que estás muy emocionada de hacer nuevos amigos.
—Eh… no en realidad.
—Bueno, los otros volverán mañana
por la noche.
—Oh, está bien—suspiraste,
sintiéndote un tanto aliviada. No estabas segura de querer conocer otros
monstruos todavía. Cargaste a Tororo mientras el doctor Jung y el conductor
llevaban el resto de tu equipaje.
—Los dormitorios se dividen en
dos, Edificios Este y Oeste—explicó el doctor Jung, mientras los tres caminaban
hacia el elevador—. Este es el Edificio Este, el dormitorio de chicas. Los
chicos están en el Oeste. El edificio del centro es la cafetería. Tienes comida
gratuita durante las tres comidas importantes del día, desayuno, almuerzo y
cena. Tienes un documento de identidad que escanea la cuenta. Para los otros
alimentos no mencionados, deberás pagarlos con tu propio dinero. También puedes
comprar otras cosas además de comida, como cosas para la escuela o para el
cuidado personal. La cafetería está en el segundo piso, donde también hay una
sala de descanso para los alumnos. Mírala si tienes tiempo.
—Está bien.
—También hay una piscina y un
pequeño café detrás.
—Espera, ¿hay una piscina en los
dormitorios?
—Sí. Algunos monstruos necesitan
sumergirse en el agua con regularidad. Desafortunadamente, tu no eres una de
ellos, debes pagar si quieres usarla.
—Oh. Está bien.
—La enfermería está también
detrás. Por las dudas, en caso de que me necesites—guiñó.
—¿Enfermería? ¿Quieres decir,
como un hospital?
—Cerca, en realidad no hay muchos
hospitales para monstruos en Corea, y no hay ninguno cerca. Es muy pequeño, en
comparación a los hospitales reales. El campus tiene una pequeña clínica, pero
cuidamos de los pacientes con casos severos en la enfermería.
¡Ding!
El cuarto estaba en la esquina, a
cuatro puertas del elevador. Los tres pararon frente a la tuya, y ellos dejaron
tus maletas.
—Muchísimas gracias, señor—te
reverenciaste ante el conductor. Él te devolvió el saludo y se fue.
—Entonces, bienvenida a tu nuevo
cuarto. Aquí. —El doctor Jung te entregó una llave—. Bien, el director te quiere conocer hoy. Por favor pasa por su oficina después de haber acomodado
tus cosas. Está en la segunda planta del edificio administrativo.
—Está bien.
—Me encantaría darte una visita
guiada, pero tengo cosas que necesito hacer en este momento, ¿estarás bien por
tu cuenta?
—Sí. La forma del campus es
bastante fácil. No creo perderme.
—Bien, entonces. Buena suerte.
—Gracias. —Hiciste una reverencia
y él inmediatamente se fue. Volviste a ver tu nuevo cuarto. Había una placa en
la puerta, justo debajo del número.
—Han JiMin—leíste—. Debe ser mi
compañera… bueno, por supuesto que lo es. ¿Quién más podría ser? —te corregiste
a ti misma.
Debajo del nombre había dos
espacios vacíos. Ninguno tenía tu nombre en él.
Pusiste la llave en la cerradura y la destrabaste.
—Bien, nuevo cuarto, aquí voy.
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Notas de la autora
Los miembros de EXO comenzarán a
aparecer en el próximo capítulo.
Notas de la traductora
Puede que el próximo capítulo lo
publique hoy, como la próxima semana, tuve este fin de semana largo y estaba
tan emocionada con esta traducción que simplemente durante el día fui
traduciendo de a pedazos, terminando con tres capítulos, impresionante…
¡Bueno, espero que les vaya
gustando!
No olviden dar “Me Gusta” a
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