viernes, 1 de mayo de 2015

Monster Academy[Trans] - Capitulo 40





El Zorro de las Nueve Colas


Dejaste de jugar con el mantel y miraste asombrada a Kai. Este podría haber sido el momento adecuado para hacer preguntas. Él se estaba abriendo y te había dicho algo muy importante. Pero no podías. Te sentaste allí, congelada, tu mente en negro, tu corazón latía con fuerza contra tu pecho.
Kai apoyó un brazo en su rodilla y levantó la mano cerca de su cara.
Yo lo maté con esta misma mano. Todavía puedo recordar como mis dedos se clavaron en su pecho, como podía sentir su corazón latiendo en mi mano —dijo, mirando su mano como si él no la reconociera. Entonces repentinamente la cerró en un puño, haciendo que te encogieras. Y por un momento, casi podías imaginar el corazón de su hermano, aplastado en su mano.
Bajó su mano y miró hacia atrás, a la distancia. —Así que no importa si salto clases o no, o si no puedo ser el mejor en algo. Él estaba en lo cierto; no soy más que una vergüenza. No importa lo que haga, nunca voy a ser un buen hijo. No para él. Ni para nadie. ¿Respondí a tu pregunta?
Te observó a su manera, mirándote fijamente a los ojos. Abriste tu boca para hablar, pero no podías encontrar las palabras para contestarle. Sólo podías mirar hacia atrás, pero incluso eso era cada vez más difícil con cada segundo que pasaba. Su mirada se mantuvo pegado en ti, sus ojos buscando los tuyos.
Una brisa suave pasó, rompiendo ligeramente el silencio ensordecedor, ya que agitaba suavemente las hojas de los árboles cercanos. Kai sonrió, la sonrisa más solitaria que jamás habías visto.
̶—Yo no soy digno de tu preocupación —dijo, dándose la vuelta en el suelo y apoyando un brazo sobre su frente, justo encima de sus ojos.
Apartaste tu mirada lejos de él y dejaste caer tu cabeza, avergonzada. SuHo estaba en lo cierto. No debías presionar en asuntos que no tenían nada que ver contigo. Cuando lo molestaste por esto, sabias que probablemente estabas jugando con fuego, pero no esperabas que él te diera una bomba. No deberías haber preguntado, porque ahora no sabías qué hacer.
Pensaste en HyeBin, tu mejor amiga en casa. ¿Qué hubiera hecho ella en esta situación? Cada vez que estabas mal o cuando estabas en una situación en la que no sabías qué hacer, ella siempre tenía las palabras correctas para animarte y moverte en la dirección correcta. Siempre sabía qué hacer. Cuanto deseabas poder ser como ella justo ahora, solo por un momento.
Ninguno de los dos dijo nada. El silencio era agonizante, y sabías que no serías capaz de respirar por un segundo más si esto continuaba.
Lo miraste de nuevo, sin esperar que él también te estuviera mirando.
No me mires así. Yo no te hablé sobre esto para que me mires así —dijo, sonriendo ligeramente.
Gumiho —murmuraste.
¿Qué? —​te preguntó confundido, moviendo su brazo lejos de su frente para poder mirarte mejor.
Aquella vez, en la cancha, tenías un montón de colas. Eres un gumiho ¿cierto?
Te sentiste horrible. Y estúpida. Él claramente no quería hablar sobre lo ocurrido por la forma en la que evitaba el tema, pero tú seguías molestando al respecto. Y a pesar de que estaba tratando de actuar de manera fría, sabías que lo que te dijo era un tema delicado. Pero ahí estabas, evitándolo. Kai probablemente te había dicho uno de sus más oscuros secretos, y la primera palabra que dijiste fue gumiho.
Soy la peor.
¿Crees que soy un gumiho sólo porque tenía un montón de colas? —Kai respondió, sin que pareciera importarle.
Yo no sé sobre otra criatura que tenga tantas colas.
Bueno, tienes razón. —Se rió—. Soy un gumiho.
Así que realmente eres un zorro —dijiste y esbozaste una sonrisa—. No tenía ni idea de que esos folklores sobre gumihos fueran reales.
No todo.
¿Cómo qué?
Primero, no estamos locos por el hígado.
Oh —reíste entre dientes.
Realmente no sé de dónde los humanos consiguen esas ideas locas sobre los monstruos. El ser humano es raro —murmuró.
Ey, ¿puedo ver tu forma de monstruo?
Kai te dio una mirada de asombro, como preguntándose si había oído bien.
Está bien si no quieres mostrarme —dijiste.
Está bien, pero, ¿estás segura? —te preguntó, alzándose de su posición sentada.
Tú te encogiste de hombros, sonriendo.
Entendido. Normalmente no muestro mi forma monstruo a otras personas, pero —dijo, poniéndose de pie—, ya que tú lo pediste. —Te dio su acostumbrada sonrisa pícara.
De pronto saltó de la azotea. Te pusiste de pie por instinto y sorprendida por su acción repentina. No sabes cómo sucedió; fue demasiado rápido para que tus ojos pudieran ver, pero cuando Kai aterrizó, una gran bestia blanca apareció en lugar del chico humano. Podrías haberlo confundido fácilmente con un lobo si no fuera por las nueve colas blancas que flotaban detrás de él. Era enorme, probablemente más grande que un oso.
Tenía extrañas pero hermosas marcas rojizas en todo el cuerpo; en la frente, en el pecho, en el borde de cada una de sus colas, en sus patas, y una más grande en la espalda que iba desde la base del cuello hasta su cintura.
Caminó alrededor de la azotea de una manera rápida y elegante, los músculos de sus fuertes piernas se contraían con cada movimiento. De repente, saltó hacia arriba y aterrizó frente a ti, gruñendo. Tropezaste hacia atrás y aterrizaste sobre tu trasero, boquiabierta, tus ojos abiertos tan amplios como tu boca.
Él se rió, su fuerte voz resonó como un trueno suave. Dio la vuelta a tu alrededor en ese pequeño espacio en el techo, manteniendo al mismo tiempo sus grandes ojos color entre un rojo y naranja fijos en ti.
Esos ojos.
Lo seguiste con la mirada, teniendo en cuenta los detalles majestuosos de su forma de monstruo. Se detuvo frente a ti, mirándote con esos hermosos ojos que parecían fuego.
Te diste cuenta de que era realmente enorme. Solamente su cabeza era probablemente tres o cuatro veces el tamaño de la tuya.
Lentamente levantaste una mano temblorosa, intentando tocarlo. Kai se agachó un poco ya que todavía estabas sentada en el suelo. No estabas segura de si tus piernas tenían la fuerza para ponerte de pie. Bajó la cabeza para encontrarse con tu mano extendida. Contuviste el aliento mientras tu mano tocaba su hocico. Su piel era suave y cálida, al igual que su luz sanadora de hace un momento.
Finalmente te pusiste de pie, y extendiste la otra mano para tocarlo. A pesar de que estuvieras de pie, la forma monstruo de Kai era todavía más alta que tú. Tu cara estaba nivelada con su pecho.
Pusiste tu mano a un lado de su cara y deslizaste la otra mano desde la nariz hasta su largo hocico. Acariciaste la suave piel de su frente, trazando las extrañas marcas con los dedos. Moviste tus manos a sus orejas que eran más grandes que ellas, y se retorcieron cuando tocaste las puntas, haciéndote quitar tus manos de allí. Te centraste de nuevo en sus ojos. Te seguía mirando, sus ojos seduciéndote, con ese brillo travieso familiar que solían tener en su forma humana.
Tocaste sus orejas de nuevo, y suspiraste una risa fascinada. Eran suaves y blanditas. Las apretaste suavemente en tus manos.
Yah, yo no soy una mascota en caso de que lo hayas olvidado —se rió, su voz retumbando de nuevo. Pero estabas segura de que su boca no se había movido.
̶—¿Estás hablando... dentro de mi cabeza?
No —se rió entre dientes.
Pero tú boca no se movió. ¿Cómo estás hablando?
No somos los animales tontos de Disney —rió—. Simplemente es así.
Le diste un asombrado “oh”. Deslizaste tus manos por su cuello y por su pecho donde había otro grupo de marcas. Kai siguió observándote mientras dejaba que tus manos lo exploraran libremente.
¿No es esta la parte donde corres al baño y vomitas? —bromeó.
Esta vez no —reíste ligeramente.
Moviste las manos hacia su mandíbula, y rozaste su largo hocico justo debajo de la boca, tocando los bordes afilados de lo que estabas segura que eran grandes colmillos.
¿No tienes miedo? —te preguntó.
No. Eres hermoso —suspiraste, ahora acariciando inconscientemente los lados de su cuello.
Pero yo no soy la hermosa criatura que crees que soy —dijo, riendo suavemente—. Yo soy un monstruo.
Por la forma en la que dijo monstruo, sabías que no se refería a su naturaleza biológica. Se refería a sí mismo como persona.
No lo eres —contestaste, inconscientemente aferrándote a su pelaje.
No tienes que esforzarte tanto, está bien que me lo digas. Lo he oído muchas veces de otras personas. Yo estoy acostumbrado. Y tienen razón. ¿Qué clase de persona mata a su propio hermano? Así que dilo JooRi. Prefiero escuchar lo que realmente piensas. Soy un repugnante asesino.
Observaste sus grandes y hermosos ojos. El brillo travieso se había ido. Y lo sabías. Por el aspecto que tenía cuando revivió la muerte de su hermano; cómo su voz sutilmente temblaba mientras hablaba sobre ello; y por el dolor que estaba ahora claramente en sus ojos. Tú sabías que él estaba sufriendo. Él siempre había sido perseguido por estas sombras de su pasado. Pero lo que lo hacía parecer tan doloroso era la forma en que actuaba, como si no hubiera nada malo.
No podías soportar mirarlo por más tiempo. Tu pecho te dolía. Y más aun mirando esos ojos que mantenían todas sus emociones para sí, que no mostraban que se estaba desgarrando su corazón. Tú sólo te quedaste parada mientras movías tus brazos alrededor de su cuello, presionando un lado de tu cara contra su pecho.
Ya... —lo oíste murmurar.
Tú eres quien no debería intentar tan duro. Nadie podría estar bien con eso, tonto.
Kai se puso tenso, sobresaltado. Pero estabas demasiado perdida en tus propios sentimientos como para darte cuenta.
No me importa lo que otros piensan de ti. La persona que conocí es un idiota molesto al que le encanta meterse en problemas con ese otro idiota, Chanyeol. Él parece inteligente, pero actúa más de lo que piensa cuando se trata de sus amigos, y se mete en más problemas. Y es pervertido, lo que lo hace más molesto. Pero lo que más me molesta es cómo finge que está bien aunque realmente no lo esté —dijiste, deteniéndote un poco, tratando de recuperar el control sobre tu voz temblorosa, lentamente, mientras tratabas de luchar contra las lágrimas que amenazaban con formarse en la esquina de tus ojos—. Eso es lo que pienso. Y también creo que está bien no estar bien. Así que deja de tratar de actuar de manera fría, tú, idiota —dijiste, abrazándolo con más fuerza.
Kai no respondió, ni tampoco se movió. Sólo podías sentir su corazón latiendo rápido contra tus oídos.
No sabías cuando sucedió. Pero lo siguiente que supiste, era que ya no estaba en su forma de monstruo y estabas abrazando su liso cuello humano. Él deslizó sus fuertes brazos alrededor de tu cintura, acercándote más a él en un fuerte abrazo, con su barbilla apoyada en tu hombro.
Kai... —jadeaste sorprendida.
Deslizó una de sus manos encima de tu espalda, enredándolas y encerrándote suavemente. —Deja que me quede así. Sólo por un rato —susurró.
Te relajaste y pusiste tus brazos alrededor de sus hombros, ligeramente aferrándote a su uniforme. Enterraste tu nariz en su hombro, cerrando los ojos. Si tan sólo pudieras tomar aunque sea un poco de ese dolor. Te sentiste inútil.
Lo siento —susurraste.
No. No lo sientas —respondió él, apretando suavemente tu cabello y enterrando su cara en ellos.
Los dos se quedaron de esa manera no sabes cuánto tiempo hasta que la campana sonó, rompiendo el hechizo. Te sobresaltaste al oír el sonido, como un reloj despertador que te despierta en medio de un sueño. De repente estuviste demasiado consciente de la extraña posición en la que ambos estaban. Y, por alguna razón, notaste que estabas teniendo problemas para respirar.
Kai... no puedo... respirar —murmuraste con dificultad.
Kai te liberó lentamente de su abrazo. Sutilmente diste unos pasos hacia atrás. Él se quedó mirándote por un rato con una expresión que no podías leer. Entonces por fin sonrió, con una sonrisa suave y desconocida, mientras metía unos mechones de cabello detrás de tu oreja—. No deberías usar el pelo así nunca.
T tú fuiste quien rompió mi liga —tartamudeaste, con tu cara cubriéndose rápidamente con una sombra peligrosa de rojo.
Kai puso las manos en sus bolsillos y fijó su vista en los terrenos de la escuela, inquieto. —Deberías ir a tomar tu almuerzo.
S sí —le respondiste, todavía tartamudeando—. ¡V ven a clase esta tarde! Tú no debes tener ninguna ausencia más en la clase del Rey de los Demonios. ¡T te veré allí entonces!
Apresuradamente te dirigiste hacia la escalera y agónicamente bajaste. Literalmente, corriste hacia la puerta.
¡JooRi! —Kai te llamó antes de que pudieras abrirla.
¿S sí? —preguntaste mirándolo.
Gracias —sonrió.
Y yo no hice nada por lo que debas agradecerme. ¡T te veo luego! —le respondiste y corriste rápidamente, cerrando la puerta con una fuerza, sin intención. Te apoyaste en ella, poniendo una mano sobre tu corazón. Latía muy rápido y tus rodillas temblaban.
¿Qué hay de malo en mí? —murmuraste y abofeteaste ligeramente tus mejillas—. Aigoo. Hace calor aquí dentro.
Hiciste el camino de regreso a tu salón de clases, abanicándote a ti misma con la mano.
Volviste allí solo haciendo lo que tu cerebro, o tus sentimientos, te dijeron que hicieras. Pero ahora mismo lo que deseabas era golpear tu cabeza repetidamente contra la pared, avergonzada cada vez que algo de la escena íntima con Kai aparecía en tu mente. Te estremeciste ante el recuerdo no muy lejano, mientras el pelo de la parte posterior de tu cuello se erizaba.
¿Qué en el mundo estaba pensando? —gemiste, golpeando tu cabeza con tus nudillos.
¿Dónde en el mundo está ella? —la voz de BaekHyun flotaba en el pasillo mientras te acercabas a tu salón de clases.
¡Aish! ¡Es todo culpa suya, mocosos tercos! —dijo ChanYeol.
¿Por qué sólo estas culpándome? —silbó D.O.
¡No sólo a ti, sino también a ese mocoso, Sehun! ¡Esto no habría sucedido si dejaran esa pequeña pelea infantil! Era sólo una pequeña cosa, ¡¿por qué diablos están todavía peleados?! ¡Ustedes mocosos siempre son así!
Te acercaste a la puerta y encontraste a ChanYeol apuntando con su dedo acusador a D.O. BaekHyun, Chen y JiMin también estaban allí.
Aish, chicos deténganse —les reprochó Chen.
Chicos, ¿ocurre algo malo? —preguntaste a medida que te acercabas a ellos.
Los chicos te miraron con una mezcla de expresiones confusas y sorprendidas.
¡Tú, idiota! ¡¿Dónde has estado?! — exclamó Ji Min preocupada.
¡¿JooRi?! —Chen dijo finalmente.
¿Qué pasa? —preguntaste confundida.
Nos dijeron que no volviste después del receso. ¡Estábamos tan preocupados! ̶— continuó JiMin, sin importarle las reacciones de los chicos.
¡Oh! Lo siento —murmuraste.
Intentamos llamar a tu teléfono pero lo encontramos sonando dentro de tu mochila. ¿Dónde estabas? No eres del tipo que salta clases —preguntó.
Me sentía un poco estresada, así que decidí tomar un descanso por un rato más. No me di cuenta del tiempo —contestaste. No sabías por qué, pero no podías decirles acerca de Kai. Te consolaste a ti misma con la idea de que no estabas exactamente mintiendo.
JiMin exhaló con alivio. —Eso es bueno. Pensamos que te habían encerrado de nuevo. O algo peor.
Lo siento, no quise preocuparlos —respondiste mientras buscabas tu bolso, que encontraste colgado en el hombro de ChanYeol—. ¿Puedes darme mi bolsa Chanyeol ah?"
¡¿Quién eres?! —ChanYeol exclamó.
Le hiciste una mueca a ChanYeol mientras tomabas tu bolso de su hombro.
Casi no te reconocí JooRi —Chen rió.
¿Por qué no siempre llevas el pelo así? —te dijo BaekHyun.
Sigo diciéndole eso —dijo Ji Min.
Es muy molesto. Soy demasiado perezosa para peinarme de vez en cuando, se vería como un nido de pájaros —contestaste, tomando una liga del bolsillo de tu bolsa y atando tu pelo en un moño.
Si siempre vas a llevarlo levantado, ¿por qué no lo cortas, entonces? —dijo ChanYeol con la mayor naturalidad.
Mi madre no me deja. Ya que ella no me convenció de llevar el pelo suelto, me hizo prometer que al menos no lo cortaría.
Deberías escuchar más a tu madre, ¿sabes?. Después de todo, una madre sabe más — te dijo Chen.
Trata de hacer crecer mucho tu pelo. Vamos a ver si no cambias de opinión —contestaste.
Pero el pelo se supone que es la joya de todas las chicas.
Realmente, a veces hasta me olvido de que ella es una chica —BaekHyun murmuró.
¿Debería revisar entonces? —ChanYeol sonrió, levantando ambas manos mientras hacía movimientos como apretando.
BaekHyun lo golpeó en la cabeza con un libro.
¡Yah! Sólo estaba bromeando —se quejó ChanYeol, acariciando su cabeza.
¡Mantén tus chistes estúpidos para ti! —escupió BaekHyun.
Vamos antes de que toda la buena comida se termine —les dijiste, poniendo la mochila en tu espalda.
Vamos a esperar a los demás. Ya están volviendo —dijo Chen.
¿Dónde están? —preguntaste.
Ellos fueron a buscarte, por supuesto —dijo ChanYeol, todavía con el ceño fruncido mientras continuaba frotando suavemente el lugar donde BaekHyun lo había golpeado.
¿Eh? —exclamaste casi al mismo tiempo que la puerta se abrió, revelando a Lay, SuHo, LuHan, SeHun y XiuMin.
Vamos —dijo BaekHyun y salieron del salón.
JooRi, estás bien. Eso es un alivio —exhaló ruidosamente SuHo cuando llegaste a la puerta.
Estábamos tan preocupados —dijo Lay mientras caminaban rumbo a la cafetería.
Fue difícil encontrar tu olor —dijo XiuMin.
Lo siento. No era mi intención preocuparlos —dijiste.
Hueles... raro —dijo SeHun, olfateándote—. ¿Dónde estabas de todos modos? —te preguntó.
Ella dijo que quería descansar en algún lugar y se olvidó el tiempo —les dijo Chen, riendo.
Así que en resumen, yo acabo de perder mi tiempo tratando de buscar a alguien que sólo quería deshacerse de clase —dijo LuHan enfadado.
LuHan ah, ella dijo que no era por eso —Lay intentó calmarlo.
Incluso si se quedó dormida todavía debería haber escuchado la campana después del receso —respondió como si no estuvieras allí—. De todas formas, ¿dónde está mi bolso? Pensé que no tenías nada más que usar —se dirigió a ti, dándole una mirada acusadora a la bolsa de Lay—. Si no lo estás utilizando lo quiero de vuelta —te dijo, y se fue caminando.
Tú te quedaste mirándolo en estado de shock. —En serio. Ah. ¿Por qué es tan malo? En serio.
Compréndelo un poco JooRi ah. Sólo está preocupado —te dijo SeHun en voz baja, acariciando tu hombro.
¿Por qué me está resultando difícil de creer? —Frunciste el ceño.
Es cierto. Fue a buscarte de inmediato, tan pronto como se enteró de que estabas perdida —respondió SeHun.
Te volviste hacia LuHan, frunciendo el ceño.
Yo no lo entiendo en absoluto.
Suspiraste. No sabías que en tu siguiente clase se armaría un alboroto.
Por cierto, lo siento por haberte abandonado antes —dijo SeHun, trayendo tu atención de nuevo hacia él—. No debería dejar que tú y los demás se vean afectados por nuestra pelea.
Miraste a D.O. que estaba charlando con JiMin, caminando no muy lejos.
Incluso si dices eso, es imposible. Somos tus amigos.
Sehun frunció el ceño mientras miraba inquieto hacia el suelo.
¿Has intentado hablar con él?
¿Por qué yo? Yo no fui quien se equivocó.
SeHun ah, no importa quién está bien o mal. Si los dos se mantienen ignorándose el uno al otro entonces esto no tendrá fin. Además, tú eres el que más tranquilo. Y yo siempre pensé que eras uno de los más amables.
SeHun puso mala cara y miró incómodamente a D.O.
Piensa en ello. Aunque estas siendo terco, sé que no te gusta estar peleado con cualquiera de tus hyungs —le dijiste, dándole palmaditas en la espalda. Su rostro se volvió un poco rojo.
Y yo hablaré con LuHan hyung —dijo con inquietud antes de ir a donde estaba LuHan.
Es un blandito, sonreíste.
¿Cómo está él?
Miraste a D.O., no te habías dado cuenta que se había acercado a tu lado.
¿Eh?
Fuiste a verlo, ¿no? Kai —dijo.
¿Cómo lo sabes?
Hueles como a él cada vez que salta las clases —respondió.
Oh —murmuraste, oliéndote—. Bueno, él esta... bien... con suerte —dijiste, mirando un poco hacia abajo.
Supongo que te contó —dijo, mirando al frente.
Sí —respondiste, sabiendo a lo que se refería.
Así que, ¿qué piensas?
Lo miraste y soltaste una pequeña risa. —Ustedes dos hacen las mismas preguntas —le dijiste y suspiraste—. No llegué a saber por qué lo hizo. No me atreví a preguntarle.
¿En serio? —murmuró—. Pero incluso si preguntabas, él no podría haberte dicho.
Miraste a D.O. por un tiempo. —Si él no me puede decir, entonces está bien. Yo lo entiendo.
No es eso —dijo D.O., con las cejas fruncidas—. No podría decirlo porque no lo recuerda.
¿Qué?
No estoy seguro de por qué. Pero por alguna razón, recuerda lo que sucedió, pero no puede recordar por qué lo hizo. Podría ser que su mente enterró esos recuerdos como un mecanismo de protección. Le pasa a mucha gente.
Amnesia disociativa. Lo habías aprendido de un manhwa que leíste. Era una condición en la que el cerebro podría olvidar voluntariamente algo traumático que le sucedió a la persona como una especie de último recurso para mantenerse cuerdo. Pero en algún lugar a lo largo del camino, esos recuerdos volvían a aparecer si la persona pasaba por una experiencia similar.
Es eso o que alguien deliberadamente borró sus recuerdos —D.O. continuó.
¡¿Qué?!
Algunos monstruos pueden hacer eso. Deben haber pensado que sería más fácil para él si no recordaba lo sucedido. Pero ellos no saben que eso sólo lo hace sufrir más. Simplemente deberían haberlo borrado todo.
Pusiste tus manos sobre tu boca, angustiada y en shock. Debía ser difícil llevar siempre en la conciencia el haberle quitado la vida a alguien. Pero saber que mataste a alguien, tu propio hermano, y no recordar por qué lo hiciste, no podías imaginar lo torturado que debía estar Kai.
¿Qué hay de su padre? Él debe saber algo.
No sé nada de eso, pero si su padre lo supiera, no lo diría. Nadie puede decirle nada.
Apretaste las correas de tu mochila. Tu pecho se sentía pesado, como si algo estuviera apretando tu corazón. No tenías idea de lo mucho que él había estado pasando.
¿Te molesta, el no saber la razón? —D.O. te preguntó, alejándote de tus pensamientos.
No. Por supuesto, una parte de mí quiere saber por qué lo hizo, pero... no importa realmente, ¿verdad? Quiero decir... él sigue siendo nuestro Kai.
El rostro de D.O. se relajó, y te dio una sonrisa de agradecimiento.
¡Yah! ¿Qué hacen ustedes dos susurrando por ahí? ¡Apúrense! —los llamó Chanyeol.
Ah, ¡sí! —gritaste. No te habías dado cuenta que tú y D.O. se estaban quedando atrás.
Hey — dijo D.O.—. Siento lo de antes. En el pasillo.
Oh. No pienses en ello. Me alegra que no estés enfadado.
Pensé en ello. Yo creo que tienes un punto.
¿En serio? —preguntaste, mirándolo esperanzada.
Eso no significa que esté de acuerdo contigo —añadió rápidamente.
Está bien. Al menos me entiendes ahora. —Le sonreíste.
D.O. gruñó incómodamente mientras miraba a SeHun por el rabillo del ojo.
Por lo menos tengo alguna esperanza, suspiraste.
El almuerzo fue agradable, si no fuera porque tus pensamientos de vez en cuando viajaban hacia Kai.
Durante el período de la tarde, Kai volvió a clase. Hubo un fuerte zumbido de tus compañeros de clase cuando él entró. Pero SeHun y ChanYeol actuaron normal, como si no hubieran sabido que él había estado ausente en clase. Incluso SeHun no lo estaba regañando como usualmente lo hacía. No sabías si todos los chicos del equipo de fútbol también conocían su pasado, pero la relación áspera con su padre no era ningún secreto para ellos.
Tú, por otra parte, estabas teniendo problemas en actuar normalmente. Si no lo mirabas fijamente con una expresión preocupada, te encontrabas ruborizándote tan pronto como recordabas lo que había pasado en la azotea. Al final, te encontraste evitándolo, lo cual era más o menos una cosa inútil de hacer ya que se sentaban uno al lado del otro. Te sentías más estúpida por el momento, pero honestamente no querías enfrentarte cara a cara con cualquiera de los dos temas.
Estabas contenta con la excusa de ir a la clínica después de que las clases hubiesen terminado. El doctor Jung quería examinar la mejora de tus lesiones. Se sorprendió cuando se enteró de que estabas totalmente restaurada.
Kai los sanó por mí —le dijiste.
¿Lo hizo?
Asentiste. —Es un gumiho. Pero supongo que ya lo sabías, ¿no?
Pues bien, eso es bueno. Me acaba de ahorrar un montón de problemas. Ahora trata de no tener más percances, por lo menos hasta el final de la semana de evaluaciones. Todavía tengo que preparar los exámenes —dijo mientras garabateaba algunas notas sobre lo que adivinaste eran tus registros médicos.
Deja de desearme mala fortuna —frunciste el ceño.
Pero todavía siento como que voy a verte de nuevo pronto. Aigoo. Sería un milagro si pasa una semana sin que consiga una visita tuya. Incluso tuve que hacer tiempo extra últimamente, me estás robando mi tiempo de diversión —suspiró.
Bien. Voy a pedirle a Kai que me sane la próxima vez —pusiste mala cara.
Por la frecuencia con la que sueles lesionarte, vas a terminar matándolo en poco tiempo.
¿Qué quieres decir?
Si fuera tan fácil curar a otros, entonces los monstruos no necesitarían médicos como yo. Sí, algunos monstruos pueden curar, los gumihos son de los pocos que tuvieron la suerte de ser dotados con esa rara habilidad. Aunque los monstruos naturalmente se curan más rápido que los humanos, la capacidad de curar sus heridas al instante es bastante útil. Por lo general, consume mucha Monstrouenergy, y necesitan un gran control sobre sus núcleos. Sin embargo, si deciden utilizar esa habilidad para sanar a otros, el poder no se toma del núcleo, sino de su fuerza de vida —explicó.
Con fuerza de vida quieres decir que…
Sí. Su esperanza de vida se acorta cada vez que curan a los demás —explicó con sencillez.
¿Es esto a lo que se refería cuando dijo que por lo general no hacía esto? Pensaste, recordando lo que te había dicho al sanarte antes.
Aunque hay otra forma de curar a los demás sin acortar su tiempo de vida. Pero es un asunto espantoso y muy bien podría conducir al usuario a la muerte si es que las lesiones son graves —continuó el doctor Jung, pero ya no lo estabas escuchando.
¡Ese idiota!
Saliste de la clínica.
¡Ya! ¿No puedes al menos cerrar la puerta cada vez que te vas? —te llamó el doctor Jung—. Ah, en serio—suspiró.
Sacaste tu teléfono y marcaste el número de Kai mientras deambulabas por el pasillo.
Beep.
Cuan sorprendente es recibir una llamada tuya. —Oíste su voz en el otro extremo de la línea.
Ya, ¿dónde estás?
Y yo que pensaba que me estabas evitando.
Dime dónde estás —dijiste con impaciencia.
¿Por qué? ¿Me extrañas ya?
Necesito hablar contigo —respondiste, haciendo caso omiso de sus bromas.
Date la vuelta.
Te diste la vuelta y te encontraste con Kai inclinándose hacia ti, su cara a pocos centímetros de distancia.
Hola —sonrió, manteniendo el teléfono en su oreja.
Colgaste el teléfono y lo sostuviste en tu mano. —Devuélvemelas.
¿Qué? —te preguntó enderezándose, colgando también su teléfono.
Mis lesiones, devuélvemelas.
¿Qué? —Rió con incredulidad.
¡Devuélvemelas y recupera tu vida!
Oh, ya entiendo —sonrió.
No te rías de mí. ¡Tú no deberías estar riendo! ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué no me dijiste que estabas acortando tu tiempo de vida?
Cálmate —se rió. —Estás haciendo de esto un gran problema.
¿Cómo podría no hacerlo un gran problema? ¡Tú podrías morir!
Tonta —te dijo, golpeando ligeramente la frente con sus nudillos—. No voy a morir. Esas lesiones eran muy pequeñas. Sólo tomará dos minutos de mi vida a lo mucho.
¿En serio? —preguntaste, calmándote un poco finalmente.
En serio. Así que deja de estar afectada.
Pero todavía me siento mal por ello —le dijiste después de un momento de reflexión—. Se trata de tus dos minutos.
No me importa. Mis dos minutos valen la pena —sonrió.
Abriste tu boca para decir algo pero no podías pensar en nada por lo que terminaste abriéndola y cerrándola un par de veces antes de presionar tus labios con el ceño fruncido.
¿Qué? ¿Te enamoraste de mí? —bromeó, presionando su frente con la tuya, haciendo que sus narices se tocaran.
¡Por supuesto que no, zorro pervertido! —gritaste en estado de shock y le diste un cabezazo.
¡Ah ¿Por qué? —exclamó Kai, presionando una mano en su frente palpitante. Él te devolvió el golpe también. Los dos se miraron con el ceño fruncido, hasta que ambos rompieron a reir al mismo tiempo.
Honestamente, no sabías muy bien qué era tan gracioso, pero no podías dejar de reír. Después de lo que parecía un día largo y estresante, tu corazón sintió por fin una luz.
Supongo que estamos volviendo a la normalidad, suspiraste para tus adentros.
¡Ya! ¡Ustedes niños! ¡No deben hacer ruido cerca de la clínica! —gritó un profesor enojado mientras caminaba hacia ustedes.
Los dos se escaparon con el maestro persiguiéndolos, mientras sus risas resonaban alegremente a lo largo del pasillo vacío.


Notas de Traducción
Bueno, como verá, estoy de regreso, y esta vez con una super sorpresa. A partir de hoy publicaré un capitulo por día hasta llegar a la ultima actualización en inglés.
Así que en este fin de semana, llegaré finalizar el fic hasta lo último publicado y tendrán que esperar, al igual que yo, las actualizaciones de la autora original.
Aquí una fotografía del monstruo de Kai:

Y la autora se dio cuenta que el monstruo de JiMin no era exactamente como ella se lo imaginó y encontró una imagen que le hacía justicia a la belleza de las sirenas:



¡¡NOS ESTAMOS LEYENDO!!





No hay comentarios:

Publicar un comentario