sábado, 7 de marzo de 2015

Monster Academy[Trans] - Capitulo 36




Drama en la cafetería



Aquí están —dijo el doctor Jung, alcanzándote los nuevos lentes, los cuales acababan de llegar esa mañana. Hiciste una mueca ante el llamativo color bordó—. Tienen el mismo grado que los tuyos viejos, así que deberían irte bien, asumiendo que la condición de tu vista no cambió. Pruébatelos.
Te quitaste los lentes temporales que habías estado usando los últimos días y finalmente te pusiste los nuevos. Adquiriste la claridad familiar de tu alrededor y sonreíste agradecida de que no tendrías más ese dolor de cabeza que tenías todo el tiempo con los temporales.
Bueno, ¿cómo están? —preguntó el doctor.
Los lentes están perfectos —contestaste.
Genial —sonrió el doctor y alejó tus lentes temporales, guardándolos en uno de sus muchos cajones—. Como sea, no necesitas preocuparte por los honorarios de esos lentes. La escuela decidió hacerse cargo de todos los problemas que tuviste, aunque algunos hayan sido tu culpa —agregó la última parte, señalándote.
¿Qué? —Hiciste un mohín, pero realmente no podías argumentar contra eso porque sabías que tenía razón—. Digo, ¿puedo pedir que cambien los marcos de alguna forma? ¿El color al menos?
Eso sería empujándolo. ¿Por qué querrías cambiarlo, además? Creo que el color se ve bien —te dijo.
Es tan intrépido —contestaste mirándote en el espejo.
No lo es. Por otro lado, tú eres la que es simple. Al menos ahora la gente verá algo en ti que no es aburrido, eso incluso te ayudará a conseguir amigos.
Son solo lentes. —Rodaste los ojos.
Bueno, puedes cambiarlos si realmente quieres. Pero saldrá de tu bolsillo.
No importa —contestaste casi de inmediato—. Me voy ahora. Gracias.
¡No aún! —te paró el doctor Jung.
¿Qué?
No te llamé solo para darte los lentes. Sigo necesitando hacerte algunos estudios para asegurarme que ya estás bien —dijo.
Pero ya estoy bien — le dijiste.
¿Necesitamos asegurarnos.
¿No podemos hacerlo luego?
Deja de quejarte y siéntate —te ordenó.
Pero ya es casi el almuerzo —te quejaste.
La cafetería no correrá —contestó despectivamente, comenzando a chequear tu pulso.
Hiciste mala cara, pero te sentaste obedientemente. El doctor Jung te había dicho el día anterior a que tus nuevos lentes llegarían ese día y lo primero que debías hacer ese día era ir a buscarlos. Es innecesario decir, que era casi medio día cuando finalmente decidiste buscarlos. Además, en realidad no eras una persona madrugadora y era sábado, los eventos de los días anteriores te habían desgastado, sin mencionar que la liberación de tu Core te había dado un agotamiento mayor y agregado a todo, lo exhausta que estabas el día anterior y aun así estuviste fuera de la cama cuando se suponía que debías descansar; terminaste durmiendo hasta las horas finales de la mañana. Inmediatamente te dirigiste a la enfermería después de tus preparaciones tempranas de la mañana—o en este caso, no tan temprana mañana—y ni siquiera habías tenido tiempo de desayunar. Tu entusiasmo de ir a la cafetería no era solo por el hambre, sin embargo. Tenías ese inexplicable y persistente deseo de querer ver al equipo de fútbol. Quizá tenía algo que ver con el estrés en el que habías estado atrapada todos esos días, o quizá porque habías estado encerrada en tu cuarto y teniendo tus comidas sola, o quizá porque estabas siendo muy sensible esos días. Pero no importaba, todo lo que sabías era que tenías esa extraña sensación de anhelo, como cuando de repente pierdes a alguien muy importante y se encuentran de nuevo, y no quieres más que pasar el tiempo con esa otra persona. Aunque en realidad, si podías resumir todo, ponerlo en dos simples palabras: los extrañabas.
Esto es loco. ¿Cómo puedo extrañar personas que apenas vi ayer?
Discúlpame un instante —dijo el doctor Jung, distrayéndote de tu ensimismamiento, poniendo el teléfono en su oreja—. Oh, MinAh, bebé… ¿qué estoy haciendo ahora? Pensando en ti, por supuesto… oh, sí, lo siento, me perdí la cita de la última semana. Tenía cosas que necesitaba atender. Pero no te preocupes, prepararé algo para ti el próximo fin de semana… te prometo que nos divertiremos mucho juntos —dijo. No te preguntaste que tipo de “diversión” implicaba por la manera de decirlo.
Aquí está el pervertido. ¿Cuántas chicas tendrá? En serio, pensaste y le frunciste el ceño. Estabas más que segura de que ese era un nuevo nombre del que no habías oído en las últimas llamadas. Él había estado comportándose como el doctor de la escuela decentemente, por lo que te habías olvidado completamente de ese lado suyo.
¿Qué color? Hmmm… rojo sería ardiente —rió entre dientes al decir la palabra “ardiente”—. Con encaje, por supuesto… ah, ya lo estoy visualizando. No puedo esperar…
Te estremeciste con horror e intentaste no imaginar de que cosa roja con encaje y que visualizaba, estaban discutiendo, e irritada lo pateaste en la espinilla.
¡Ow! —aulló el doctor Jung y te lanzó una mirada acusadora. Solo continuaste mirándolo, dejando en claro que no querías oír el resto de la conversación. —Ah, no es nada, cariño. Como sea, debo irme ahora. Algunas urgencias llegaron. Te veo pronto. ¡Muaah! —dijo, dando, literalmente un beso al micrófono del teléfono antes de finalmente cortar la llamada.
Ah, ¡en serio! —le gritaste.
¿Por qué fue eso? —dijo el doctor Jung, acariciando su pierna palpitante.
¡¿Cómo puedes hablar así frente a una menor?!
Aigoo. Estaba hablando de que brasier debería…
¡No quiero oiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir! ¡Aish! —gritaste, cubriendo tus oídos con las manos.
Aigoo. Deja de pretender que eres una ingenua niña pequeña. Sé que los niños de estos días saben muchas más cosas de las que deberían saber. Como sea —dijo con una sonrisa soñadora hacia el techo—. No puedo esperar. Los pechos de MinAh….
¡YA! —le cortaste—. ¡Mantén tus pensamientos pervertidos para ti! ¿Qué pasa con los hombres y los pechos de todas formas?
¿Estás bromeando? ¡Los pechos son la cosa más maravillosa creada en todo el universo! Son lindas y suaves y blanditas… pero probablemente no lo entiendas porque desafortunadamente no has sido dotada en esa área —dijo mientras usaba una lastimosa expresión mirando tu pecho.
¿Qué mier…?
¡Oomf! —gruñó el doctor Jung cuando le lanzaste una almohada con todas tus fuerzas a su cara.
¡Es todo! ¡Me voy! —dijiste, pisando fuerte hasta la puerta.
Ya, solo estaba bromeando —le escuchaste reír, pero lo ignoraste y te dirigiste fuera.
¡Aish! Este pervertido. Me hace preocupar al pensar como mi padre era amigo de alguien como él —murmuraste para ti.
De alguna manera, recordaste lo que Kai también te había dicho durante su primer encuentro en la azotea.
No te preocupes. No estoy interesado en chicas bajas ni copa A.
¡Ugh! Hombres, sacudiste la cabeza.
Hablando de Kai, me pregunto dónde estará —murmuraste. La escena que accidentalmente habías presenciado el día anterior se había repetido en tu cabeza durante varias horas y no podías solo sacudir la cabeza y sonreír cuando te encontró escondida detrás de un muro. No estabas segura si él sabía que lo habías visto, pero si lo sabía no lo había demostrado. Además, no pudo evitar mostrar una sonrisa con pesar. Algo estaba mal, y estabas casi segura de que él no estaba bien a pesar de como actuaba.
¿Cómo puede ser? Después de algo como eso —murmuraste nuevamente para ti.
¡JooRi! —La voz de SeHun sonó, sacándote de tus pensamientos. Lo encontraste junto a LuHan a una corta distancia, ellos también iban a la cafetería. Tus labios inmediatamente se ampliaron en una sonrisa, más especialmente cuando viste que Lay también los seguía de cerca. Inmediatamente te acercaste a ellos.
¡Hola, chicos! —los saludaste alegremente, e incluso le dirigiste una sonrisa a LuHan, quien se estremeció ante tu extraño acto.
Te ves muy feliz hoy —observó Lay.
Lo estoy —sonreíste.
¿Cómo te estás sintiendo ahora? —preguntó SeHun, pasando un brazo sobre tu hombro.
Estoy mejor. Aunque mi nariz sigue un poco hinchada.
No estará completamente sana hasta dentro de unos días —sonrió Lay simpáticamente.
Bueno, mientras pueda respirar está bien —contestaste quitándole importancia.
Se ve bien en ti, de todas formas —se mofó LuHan. Le frunciste el ceño y decidiste que no arruinaría tu buen humor.
Ahora que pensabas en eso, hacía bastante desde que no bromeabas así con LuHan. Últimamente no habían realmente hablado, o mejor dicho, gritado entre ustedes, por todo el estrés que el equipo de fútbol había tenido.
¡Sigue siendo el mismo depreciable pequeño demonio!
Te encogiste al recordar que seguían sin resolver la última pelea sobre lo que había ocurrido durante el juego de Chen. Te consolaste con la esperanza de que con los últimos acontecimientos que ocurrieron, y tendrían en adelante, fuese olvidado.
¿Esos son tus nuevos lentes? —preguntó SeHun mientras abría la puerta de la cafetería.
Sí. Finalmente llegaron hoy temprano —contestaste.
Son geniales. ¿Puedo probarlos? —preguntó SeHun y te los sacó incluso antes de que pudieses contestar—. Whoa! —dijo cuándo se los puso—. Omo, me dará dolor de cabeza —dijo quitándoselos y devolviéndotelos. Reíste entre dientes y paraste a mitad de camino cuando finalmente pudiste ver claramente las expresiones de los demás estudiantes de la cafetería.
No debería sorprenderte toda esa atención que recibías después de todos los acontecimientos pasados, especialmente cuando ese era tu primer aparición “normal” en público con el equipo de fútbol después del incidente. Intentaste ignorar la sensación incómoda cuando los usuales gritos de la cafetería se redujeron a susurros y murmullos de los estudiantes entre ellos, sobre ti. Y estabas segura de estar atrayendo más atención que los días venideros, juzgando por las miradas asesinas que recibías principalmente de la población femenina, a la vez que lanzaban dagas por los ojos en tu dirección.
Perra —siseó una estudiante en el momento que pasaste frente a ella.
JooRi, por aquí —te dijo Lay cuando te extraviaste unos pasos de ellos por no prestar atención. Puso una mano suavemente sobre tu espalda y te guió hacia la mesa del equipo de fútbol.
¡JooRi! —te saludó alegremente Chen, aparentemente ajeno a que la cafetería había repentinamente cambiado su atmosfera. Los otros también te dieron una cálida bienvenida.
Ey, chicos —los saludaste de vuelta, tomando asiento junto a SuHo.
¿Dónde está JiMin? —te preguntó SuHo.
Dijo que el equipo de vóley almorzaría junto hoy, así que no vendría con nosotros.
Oh, ya veo. Bien, entonces, deberías ir a buscar tu comida antes de que desaparezca —te dijo.
JooRi, quédate aquí. Te traeremos la comida para ti —ofreció Lay.
¿Qué? ¡No! —contestase inmediatamente.
Está bien, JooRi. Acabas de salir de tu encierro. Sé que tu cuerpo sigue cansado por lo que ocurrió ayer cuando se suponía debías estar acostada. No será bueno para ti andar mucho por ahí. Además, hay una larga fila. Piensa que es un agradecimiento por haber salvado a Kai y ChanYeol. ¿Qué quieres comer? —te preguntó SeHun.
No, chicos. En serio. Estoy bien. Iré por mi propia comida —protestaste y te levantaste, determinada a ir con ellos.
Ven aquí, JooRi. —Chen, quien estaba parado, se acercó a ti y te forzó a sentarte de nuevo—. Dile a los chicos lo que quieres —dijo.
Pero —protestaste de nuevo, pero no pudiste terminar lo que estabas diciendo, Chen puso un gran pedazo de kimbap en tu boca con sus palillos.
¿¿Qué?? —murmuraste incoherentemente, mientras intentabas masticar el gran pedazo de comida en tu boca.
Aish, Chen. Ella se atragantará con eso —le reprimió SuHo mientras te alcanzaba un vaso con agua.
Gracias —murmuraste antes de tomar algunos sorbos—. ¿Dónde están Kai y ChanYeol? —preguntaste al no verlos.
Están en la oficina del director en una reunión —informó SuHo.
¡¡¿Qué?!! Pensé que lo de ayer suponía ser la última reunión.
No te preocupes. No es por alguna expulsión esta vez. Sin embargo, sigue siendo necesario que sean sancionados. Después de todo, causaron serias heridas —explicó BaekHyun.
Ah, ya veo —murmuraste preocupada.
No hay que preocuparse. Lo peor será que les den de tres a cinco días de suspensión, ya que la fiesta también estuvo mal —aseguró SuHo.
Suspiraste suavemente decepcionada. Esperabas tener un almuerzo con todos.
Los otros finalmente volvieron de la fila. Lay cargaba dos bandejas, las cuales se balanceaban en ambas manos.
Aquí está tu comida —dijo, poniendo una bandeja frente a ti.
Suspiraste. —Gracias. Realmente no debiste ha… ¡Espera! ¿Qué es esto? —preguntaste al ver la montaña de comida sobre tu bandeja.
Pensé que deberíamos agregar algunas porciones porque necesitas recargar tus fuerzas. ¿Verdad? —te sonrió LuHan.
Tiene razón. Termínatelo todo, JooRi, y tu salud volverá. —SeHun te dio una sonrisa genuina.
Tenías planeado protestar, pero no querías ofender las buenas intenciones de Lay y SeHun.
¿Cómo es posible que termine todo esto? ¡Debe ser idea del demonio! Gruñiste mentalmente mientras cortabas a LuHan en miles de pedacitos.
Mira esto. ¿Cómo puede ella seguir comiendo con ellos después de todos los problemas que les causó? —escuchaste a alguien decir detrás de ti.
Incluso les hizo traer su almuerzo. El valor de esta bruja —otra voz dijo algo más alto, y estabas segura de que tenía la intención de que escucharas todo lo que tenía para decir.
Te retorciste incómodamente en tu asiento. Sostuviste el aliento intentando luchar con la urgencia de girar el rostro.
Que no te molesten, JooRi. Solo quieren problemas.
La basura siempre será basura —llegó otro comentario.
Saltaste en tu asiento cuando de repente D.O. estrelló sus palillos contra la mesa, rompiendo las piezas de metal. Las mesas alrededor hicieron silencio y lo miraron sorprendidos. Se veía cabreado y su vista se dirigía hacia detrás de ti.
¿Tienes algún problema? —dijo D.O. fríamente, lo cual hizo que giraras para ver quién era la que estaba sentada detrás de ti. Eran un grupo de chicas, que también miraban a D.O. sorprendidas. Finalmente, una de ellas se levantó y golpeó la mesa con sus manos.
¡No puedo aceptarlo más! —escupió caminando hacia tu mesa—. ¡¿Por qué siguen juntándose con ella después de todos los problemas que les trajo?! —resopló frustrada y señalándote con dedo acusador—. ¡¿Y por qué siempre come con ustedes?! ¡Están pasando demasiado tiempo con este desperdicio, no sé porque están haciendo esto en primer lugar! Hay muchas chicas que mueren por estar con ustedes, pero, ¡¿por qué ella?! ¡¿Es solo un trozo de basura?! ¡¿Por qué lo hacen?! —gritó y se dirigió a ti en la última oración.
Tan solo la miraste como estúpida, sorprendida de lo que acababa de hacer y decir. Toda la cafetería se sumió en silencio y la atención de todos estaba en tu mesa.
Bueno —dijo SuHo, rompiendo al fin el silencio—. Es nuestra manager —sonrió mientras colocaba una confortable mano sobre tu hombro.
¡¿Qué?! ¿Entonces es cierto? ¿Realmente la hicieron su manager? —preguntó incrédula.
¿Por qué no? —contestó BaekHyun molesto.
Es perfecta —le sonrió XiuMin.
No podríamos pedir más —observó Chen al margen.
Pero… pero… ¿por qué? No sabíamos que estaban buscando un manager… —gimoteó, pero D.O. la cortó.
No es tu maldito asunto. Eres putamente ruidosa. Piérdete.
Ella, junto algunos otros estudiantes, incluyéndote, jadearon ante lo que D.O. había dicho. SuHo, XiuMin y Lay veían incómodamente al chico. Chen ahogó una carcajada, mientras LuHan continuó comiendo pasando su mirada de la chica a D.O. BaekHyun solo miraba a la chica irritado. SeHun, por otro lado miraba al chico horrorizado con la boca abierta.
Los labios de la chica temblaron con enfado y sus dedos se curvaron en puños. Comenzó a mirar la cafetería y se dio cuenta que toda la atención estaba sobre ella. Miró nuevamente a D.O. con enojo y dolor escrito en todo su rostro. Lagrimas comenzaron a caer de sus ojos y antes de comenzar a llorar, rápidamente corrió fuera de la cafetería.
¡EunByeul ah! —la llamaron sus amigas y la siguieron.
A-ah —murmuraste después de un rato, lanzando una mirada incomoda a los demás, rompiendo el silencio—. ¿Seguimos comiendo? Jeje…
D.O. ah, eso fue muy cruel —le dijo Lay.
Se lo merecía —replicó D.O.
¡Pero estuvo mal, hyung —le regañó SeHun. D.O. le lanzó una mirada molesta.
¡A-ah! La comida se enfría. ¡Sería un desperdicio, la comida de hoy está deliciosa! Continuemos comiendo. Chicos —torpemente les interrumpiste antes de que comenzaran a pelear. Nadie contestó. SeHun seguía mirando a D.O. con una expresión trastornada—. D.O., te traeré nuevos palillos —dijiste finalmente.
Dubitativamente te levantaste e hiciste el camino hasta el contenedor de palillos. Pudiste sentir las miradas de los otros estudiantes quemando en la parte posterior de tu cabeza.
¡Oomf! Lo siento —murmuraste al chocar tus caderas contra una mesa en el camino.

Omo. ¿En qué me he metido?


No hay comentarios:

Publicar un comentario