Buscado: Manager
¡Tink!... ¡Tink!... ¡Tink!...
—JooRi ah…
¡Tink!... ¡Tink!... ¡Tink!...
—¡Ya! —gritó JiMin para obtener tu atención.
—¿Huh? —preguntaste sin vida. Miraste hacia arriba, dejando
de apuñalar tu almuerzo, lo cual había sido la razón del sonido cada vez que
tus palillos chocaban con tu plato.
—Deja de jugar con la comida —te reprimió JiMin.
—Lo siento —murmuraste.
—¿Qué te sucede? —preguntó.
Tu rostro experimento una mueca de disgusto al recordar lo
que había sucedido dos días atrás durante tu Clase Especial
FLASHBACK
—Así que, ¿conoces a
alguien?
—No —contestó LuHan
indiferente. Estaba jugando con su cubo otra vez.
—¿Ni siquiera una
persona?
—No —contestó de
nuevo, para tu irritación, en un tono que sugería que lo estabas molestando.
—¿Cómo puedes no conocer
a nadie? —preguntaste apretando los dientes. Estabas intentando controlar tu
temperamento—. ¡Aish! Lo sabía. Este idiota es realmente inútil —refunfuñaste
para ti, aunque en realidad no te importaba en lo más mínimo si LuHan te
escuchaba, lo cual hizo.
—¿Por qué te quejas
como si yo fuera la única persona en este proyecto? —preguntó apáticamente.
—Crecí rodeada de
humanos, así que no conozco otros monstruos más que la gente dentro de esta
escuela.
—Entonces eres más
inútil —dijo simplemente.
—¿Qué?
—Yo conozco un montón
de gente para nuestro proyecto —enmendó.
—¡Entonces dime sus
nombres! ¡Aish!
—Todos ellos están en
China.
—Entonces vamos a
China, ¡maldita sea! —gritaste, finalmente alcanzando tu límite.
—Aish, tan ruidosa —murmuró,
inclinando su cabeza lejos de ti mientras rascaba su oído con su dedo meñique—.
Te ves y suenas como un oso canoso furioso.
Cano… ¿canoso?
—¡TÚ! —gritaste, ahora
con rabia.
—Song JooRi, ¿qué está
sucediendo allí? —preguntó el doctor Jung.
—¿Sabes qué? Tienes
razón. ¡Deberías encontrar a otro compañero! —Lanzaste tu lapicera contra el
banco y te pisaste fuerte hasta el doctor Jung—. ¡Quiero cambiar mi compañero!
—¿Eh?
—¡Ese idiota no está
cooperando en lo absoluto y es la criatura más vulgar del planeta! —gimoteaste.
—Vamos, JooRi. Si en
verdad deseas cambiar tu compañero, debes darme un argumento válido —te dijo el
doctor Jung.
—¿No son esos
argumentos válidos?
—De lo que veo, ambos
se están comportando como unos idiotas. Ustedes dos, arreglen las cosas. No voy
a cambiarlos de compañero —sonrió el doctor Jung.
—¡Aish! ¿Por qué nos
emparejaste por cierto?
—¿No les expliqué más
temprano que las parejas fueron elegidas al azar? —sonrió aún más ampliamente—.
Además, creo que ser compañera con LuHan puede ser bueno para ti.
—¿A qué te refieres?
—Es un chico
inteligente.
—Y yo soy lerda —probaste.
—¡No! No quise decir
eso. —El doctor Jung sonrió culpable—. Como sea, no debería ser tan malo si
ustedes dos intentaran llevarse bien.
—¡Aish! ¡Bien! Como
sea —espetaste, olvidando por un momento que el doctor Jung era tu profesor. Te
diste cuenta de que no te dejaría hacer las cosas a tu modo así que volviste a
tu asiento pisando fuerte y miraste a LuHan con resentimiento.
—Supongo que fallaste —dijo.
Dejaste salir un jadeo
y te sentaste en tu asiento de nuevo.
—Ahhhh. Estoy pegada a
ti. ¿Qué debo hacer? Soy una persona muy desafortunada —suspiraste.
FIN
FLASHBACK
¡TINK!
¡TINK! ¡TINK! ¡TINK!
Apuñalabas con fuerza tu comida, imaginando todo el tiempo
que el rostro de LuHan estaba en tu plato. —¡AISH! ¡ESE IDIOTA!
—Pobre cosita —murmuró JiMin mirando como abusabas de tu
comida.
—Lo sé, ¿verdad? ¡Incluso me compadezco de mi misma! —gemiste.
—Me refería a la comida, no a ti —dijo JiMin. Le diste una
mirada furiosa, pero ella solo se rió de ti.
—Nada más que problemas parecen sucederme, ¿por qué? Mi
amiga de casa solía decirme que tengo un magnetismo para ellos. Y ahora creo
que comienzo a creerle —funfurruñaste—. ¿Qué hay de ti, JiMin? ¿Conoces a algún
canino o felino fuera de la escuela?
—No, lo siento. La mayoría de los monstruos que conozco son
criaturas de mar —contestó.
—¡Gaaaah! Han pasado dos días y este idiota sigue sin hacer
nada para ayudar. ¡Ni siquiera ha preguntado sobre el proyecto! ¡No le importa
en lo más mínimo! “Si realmente piensas
fallar, puedo pedir al doctor Jung que me cambie de compañero” —le imitaste
con muecas—. ¿Quién de nosotros está planeando fallar? ¡Aish! Si tan solo
tuviese un compañero como Lay, no tendría estos problemas. ¡Y mi puntaje
adicional se basará en este proyecto! ¡Voy a reprobar! Ya puedo ver que sí. ¡Y
todo por ese estúpido idiota!
JiMin rió.
—¿Qué? —preguntaste.
—Nunca te había oído hablar tanto sobre alguien —Sofocó una
risa.
—¡Eso es porque es tan molesto que me hace volver loca! ¡Gaaah!
Tu mal humor persistió durante el primer periodo de la
tarde, especialmente cuando viste a LuHan en tu camino al aula. Querías
estrangularlo hasta la muerte en ese momento pero la mitad de ti tenía la
esperanza de que en realidad tuviese para decir algo útil sobre el proyecto.
Tristemente, estabas equivocada. Él no se veía preocupado por ello. En lugar de
eso, él solo te lanzó un fuerte “Yo, oso
canoso” de saludo y seguido de esto, unas risas.
¡AIIISH! ¡Inútil,
inútil, idiota! A este paso realmente voy a reprobar si sigo esperando algo de
él. ¡Gaaaaah! ¿Pero a quien podría pedirle ayuda? Quizá debería hablar con el
doctor Jung sobre esto otra vez.
—Song JooRi —la irritante voz del señor Bae te devolvió la
atención a clases.
—¿S-sí, profesor? —tartamudeaste con pánico. El señor Bae te
miró como si estuviese esperando que dijeras algo. La atención de todos estaba
sobre ti ahora. Tú solo lo miraste con curiosidad.
—¿Me escuchó? —preguntó.
—Disculpe, profesor. —Inclinaste la cabeza.
—Ya que no estaba escuchando, no necesita estar en mi clase.
Fuera —dijo.
—¿E-eh?
—Ahora. —Te miró con mayor firmeza.
—Sí, profesor —murmuraste.
—JooRi —escuchaste a ChanYeol murmurar detrás de ti. Estaba
usando una expresión preocupada, al igual que SeHun. Kai, por otro lado, era
difícil de leer, aunque se veía más bien molesto, cuando vio al señor Bae.
—Los veo luego, chicos —susurraste y les diste una sonrisa.
Rápidamente te dirigiste a la salida, para no hacer más vergonzosa la
situación.
¡Aigoo! No puedo creer
que me haya metido en problemas por solo pensar en ese idiota. ¡Definitivamente
da mala suerte!
Miraste la hora. Habían pasado cinco minutos desde que el
primer periodo comenzó. No querías verte como una idiota en la puerta de la
clase hasta que el primer periodo terminase, así que comenzaste a caminar por
el pasillo, aunque no tuvieses idea de dónde ir.
—JooRi —te llamó Lay cuando pasaste por su clase. Estaba
junto a la puerta.
—¡Lay! —le saludaste, tu día se volvió más brillante al
verle.
—¿Dónde estás yendo? —preguntó.
—En realidad, estaba haciéndome esa misma pregunta —reíste—.
Me echaron de la clase de historia.
—¿Por qué?
—Estaba distraída durante la explicación y el Rey de los
Demonios me echó —explicaste.
—Rey de los Demonios —rió Lay.
—Sí. ChanYeol le dio ese apodo —reíste con él—. Realmente le
pega.
—Es el profesor más estricto —concordó Lay, ya que el señor
Bae era también su profesor de historia.
—¿Qué sobre ti? ¿No tienes clases? —preguntaste mientras
mirabas a través de la ventana de la puerta.
—Nuestro profesor tenía una junta, así que tenemos una
sesión de estudio. Estaba por ir a la cafetería para tomar el almuerzo.
—¿No has almorzado aún?
—No, ya que tuve que encontrarme con mi compañera para el
Proyecto Especial durante el almuerzo —explicó.
Maldición. Él es tan
responsable no como ese detestable idiota. ¿Por qué no me emparejaron con Lay?
¡¿POR QUÉ?!
—Como decía, ya que no tienes ningún lugar al que ir,
¿quisieras venir conmigo? —te invitó.
—¡A-a-a-ah, seguro! ¡Amaría hacerlo! —medio tartamudeaste y
medio chillaste. No podías creer que estuvieses entusiasmada por que te
invitara a la cafetería, pero no te importaba realmente. Lo que valía era que
estarías con Lay.
—Qué mal, la mejor comida no está —suspiró Lay cuando vio
los platos en exposición de la cafetería.
—O-oh, sí —respondiste, desviando tus ojos de su rostro y
pretendiendo estar viendo también la comida.
—Creo que llevaré este —mencionó y le dijo al empleado su
elección—. ¿Y que sobre ti? —preguntó.
—Hmmm —murmuraste, ahora observando la comida seriamente.
—Oh, lo olvidé. Acabas de almorzar. Probablemente no tengas
hambre. Lamento haberte arrastrado hasta aquí —dijo.
—No, está bien. También quería comer. Creo que llevaré ramen
—dijiste y preguntaste al empleado por los fideos instantáneos. No estabas
realmente hambrienta, pero tu mal humor te pedía comida.
Los dos se dirigieron a la caja con sus bandejas. Buscaste
en el bolsillo tu cartera, para sacar el dinero, puesto que esto no era parte
de tus comidas gratis.
—No, yo pagaré —te dijo Lay, tendiendo los billetes a la
empleada por tu comida.
—¡Claro que no! Yo pagaré mi comida —contestaste y quitaste
la mano de Lay antes de que la mujer tomara el dinero.
—Insisto. Además, yo te invité a comer —dijo y estaba por
darle nuevamente el dinero a la empleada.
—No es como si me hubieses forzado a venir. También quería
comer, de todas formas —le dijiste y volviste a quitar su mano.
—Es justo como la última vez —rió. Reíste con él, recordando
la escena en la biblioteca. La empleada nos veía cruzando los brazos, sus cejas
se tocaban con irritación.
—Creo que deberíamos arreglar esto. Nonna parece como si nos
quisiera comer vivos —susurró Lay y ambos ahogamos una risa—. Lamento ser tan
terco, princesa, pero yo gané esta vez. —Palmeó tu cabeza y finalmente entregó sus billetes a la mujer.
¿Él acaba de llamarme…
P-PRINCESA?
Te quedaste allí aturdida, mientras inconscientemente
tocabas la parte de la cabeza que había palmeado.
—Vamos —la voz de Lay te hizo poner los pies sobre la
tierra, al él dirigirse a una mesa junto a las ventanas. Te sentaste al frente,
y resolviste que, el que hubiese llamado de esa forma antes, no significaba
nada. —Whoa, es realmente refrescante sentarse en otra mesa —dijo más tarde.
—Ahora que lo mencionas, siempre se sientan en el mismo
lugar. Incluso en la sala estudiantil, ustedes tienen el mismo espacio en el
centro. ¿Están esas mesas reservadas para ustedes o algo?
—No en realidad. Solíamos sentarnos en cualquier sitio
antes, aunque los chicos amaban situarse junto al escaparate de comida, así es
más fácil volver a llenar los platos —Soltó una risa—. Así que nos encontramos
sentándonos inconscientemente en el mismo lugar siempre que las mesas estaban
vacías. Entonces, un día, no sé porque, pero la gente dejó de sentarse en esas
mesas, así que se convirtió en nuestro sitio —explicó.
—Ya veo. Creo que sé porque —murmuraste, pensando en todas
aquellas chicas diciéndoles a los otros estudiantes que no se sentaran allí
porque esas mesas pertenecían al equipo de futbol.
—¿Hmm?
—Nada, es solo una teoría —le dijiste, comenzando a devorar
tu ramen.
—Wow, seguro puedes comer mucho —rió con fascinación.
—¿Hmm? —preguntaste en mitad de sorber algunos fideos antes
de que te dieses cuenta que te estaba mirando comer—. ¡Oh! Bueno, amo la comida,
especialmente cuando mi humor no es bueno. Aunque no estuve comiendo tanto
estos días —murmuraste la última parte para ti misma, pensando en tu pensión.
Habías estado guardando tu dinero ya que no sabías cual era la matrícula que
deberías pagar en un futuro a MA, y tu dinero cada mes no era demasiado, para
empezar—. La comida es como un liberador de estrés. Jaja. Lo siento, ¿te
molesta?
—No, no. Creo que las chicas con gran apetito son lindas —sonrió.
—Oh… ah… jeje —murmuraste y sentiste como te ruborizabas.
—Amo la comida, también. Aunque amo cocinar para los demás,
más que comer —te dijo.
—¿Cocinas? —preguntaste en atontamiento.
—Sí. A veces. Cuando no tengo nada más que hacer, cocino
para pasar el tiempo. Sigo aprendiendo sobre platos coreanos.
Wow. Él es
inteligente, guapo, amable, ¡y cocina! Y como extra, baila genial. Omo ¡Es
perfecto!
—¿Cómo está yendo tu reporte? —preguntó en medio de tu
fantasía.
—Oh. Estoy haciendo muchos progresos. Tus consejos me
ayudaron mucho. Gracias.
—No es nada —te sonrió.
—¡Oh! Por cierto, aún tengo tu lápiz —exclamaste recordando.
Tomaste lo que pensabas era su lápiz de tu bolsillo, pero frunciste el ceño al
ver que era tu lapicera—. Lo siento. Está en mi mochila —dijiste.
—No te preocupes por eso. No lo hubiese recordado si no lo
mencionabas. Puedes quedártelo si quieres —dijo.
—No, lo llevaré a tu salón luego.
Rió ligeramente, al notar que estabas comportándote
tercamente de nuevo. —¿Qué te parece esto? Me quedo con tu lapicera, y puedes
tener mi lápiz.
—Ah… ¿este? —preguntaste tontamente, buscando alguna otra
lapicera cerca.
—Sí. Tengamos un intercambio, si está bien para ti.
—Oh. Sí. Seguro —contestaste y le diste tu lapicera.
—¡Oh! No lo necesitarás, ¿verdad?
—No, tengo más en mi mochila —contaste.
—Genial. Está arreglado —te sonrió y colocó la lapicera en
el bolsillo de su uniforme—. ¿Puedo preguntarte algo?
—¿Qué?
—¿Por qué siempre declinas mis ofertas?
—¿Eh?
—La mayoría del tiempo, rechazas siempre que quiero
ayudarte. ¿Acaso no te gusto?
—¿Qué? ¡NO! ¡Por supuesto que no! ¡Me gustas mucho! —Te
ruborizaste de golpe. Tus ojos se ampliaron al darte cuenta de lo que acababas
de decir—. Q-q-quiero decir, eres u-una persona b-buena, a-así que n-no puedo
odiarte —explicaste con pánico.
Soltó una carcajada y te sonrió. —Eso me relaja. Comenzaba a
pensar que no te gustaba.
—No, ¡nunca sucedería! Solo, bueno, no quiero causarte
problemas, es por eso que te rechazo. Pero no me desagradas —dijiste.
—Gracias. Pienso que eres buena persona, también.
—A-a-ahh, gracias —contestaste con alivio, aunque tu corazón
seguía latiendo fuerte dentro de tu pecho.
Ambos se separaron cinco minutos antes de que comenzara el
siguiente periodo. Estabas caminando por el pasillo sola, ya que tu clase
estaba un poco más lejos que la de Lay.
¡Uff! Eso estuvo
cerca. No puedo creer que me haya confesado de la nada. ¡ESTÚPIDA! ¡ESTÚPIDA!
¡ESTÚPIDA! Pensabas golpeando levemente tu cabeza con los puños. Gracias al cielo, Lay no lo tomó para el
lado malo.
Llegaste a tu aula justo en el momento en que el señor Bae
se iba. Te dio una de sus miradas atemorizantes y continuó por el pasillo. Tú
lo ignoraste y caminaste hacia tu asiento, porque tu mente estaba en otro
sitio.
—JooRi —SeHun te encontró a mitad de camino hacia tu
asiento, seguido por ChanYeol, sacándote de tus pensamientos.
—Chicos —contestaste.
—Pretendí ir al baño más temprano para verte, pero no pude
encontrarte fuera —te dijo SeHun—. Espera, ¿por qué tu rostro está tan rojo?
—No estuviste llorando, ¿verdad? —preguntó ChanYeol.
—¿Qué? ¡No! Yo solo, uh, hace calor fuera —les dijiste.
—Oh, está bien. Entonces, ¿dónde estabas?
—SeHun, ¿qué eres? ¿Su madre? —dijo Kai desde su asiento.
—Estaba preocupado —contestó SeHun y se giró hacia ti—. En
verdad pensé que te habías ido llorando.
—No, no lloraría por un tonto y viejo ogro. Solo estaba en
la cafetería —les dijiste, dirigiéndote a tu asiento—. Pero, gracias chicos —les
sonreíste. Nunca esperaste que se preocuparan así por ti.
Creo que en verdad me
estoy convirtiendo en su amiga, sonreíste. Antes, querías estar realmente
lo más lejos de ellos que fuese posible, ya que pensabas que te meterían en
problemas. Pero ahora, estabas realmente feliz y agradecida de que los miembros
del equipo de fútbol fueran los primero amigos que tuvieras en MA.
En realidad, los
únicos amigos que tengo, además de JiMin.
El tiempo pasó durante las clases de la tarde, y llegaron a
su fin. Rápidamente te dirigiste hacia la puerta antes de que LuHan pudiese
llegar y llevarte para trabajar de su esclava.
—¿Dónde te piensas que vas? —Una de tus compañeras, que
estaba a cargo de las tareas de limpieza, bloqueó tu camino hacia la puerta.
—Um, ¿fuera?
—¿No se supone que debas hacer las tareas de limpieza de
Kai? —preguntó severamente.
—¡Oh! Cierto. Lo siento, lo olvidé —contestaste, rascando tu
cabeza.
—Niña tonta —murmuró, caminando pasando de ti. Aunque la
pudiste oír, decidiste ignorarla para no causar problemas.
Inmediatamente comenzaste a limpiar para terminar temprano.
Necesitabas estar en algún sitio donde LuHan no pudiese encontrarte antes de
que la práctica de fútbol comenzase.
¡Aish! ¿Desde cuándo
mi vida se tornó tan complicada? Pensaste con aspereza en mitad de la
limpieza. —Oh, cierto. ¡Tengo el club de arte hoy! No tengo que encontrarme con
ese idiota —exclamaste alegremente.
Rápidamente terminaste de limpiar lo general y comenzaste a
limpiar el pizarrón. Los compañeros de limpieza de Kai nuevamente te habían
dejado haciendo todo el trabajo sola. Estabas agradecida de que la limpieza de
los miércoles no fuera tan mala. Ya que limpiabas con SeHun, tus compañeros,
principalmente las chicas, no se zafaban de sus obligaciones.
—Estoy comenzando a acostumbrarme a hacer esto, y no es algo
bueno —murmuraste mirando el aula vacía—. ¡Ugh! Odio esta parte —gruñiste
mientras tratabas de borrar lo escrito en la porción superior de pizarrón.
Justo como la última vez, soltaste accidentalmente el borrador, pero tapaste tu
cabeza antes de que te golpeara.
—Ahhh, no fue gracioso. Te cubriste.
Te giraste, para ver a Kai sentado en el mismo banco que la
otra vez.
—Estás aquí de nuevo —le dijiste.
—¿No tengo permitido estar aquí? —preguntó con su sonrisa de
lado.
—Déjame adivinar, estas vigilando de nuevo si estoy haciendo
tu limpieza.
—No en realidad —contestó.
—Aish. ¿Por qué más estarías aquí? No te preocupes, no
zafaré de tus tareas. No soy tu compañeros de limpieza.
—¿Por qué no les dices?
—¿Qué?
—Que no zafen sus tareas.
—¡Pff! Como si me hubiesen escuchado alguna vez. Además, eso
me traerá más problemas. Tengo que hacer esto por un mes, únicamente —dijiste y
volviste a limpiar el pizarrón—. No me ayudarás, ¿verdad?
—Podría —se encogió de hombros—. Sobórname.
—Aish. ¿Qué sucede con ustedes y el intercambiar favores? —gruñiste—.
Olvídalo. No gastaré mi dinero en ti.
—No dije que debía ser dinero —sonrió de lado.
—¡Ya! No estoy proponiendo nada indecente, así que no
pienses sobre eso —dijiste, señalándolo con un dedo.
—¡Whoa! ¿Quién dijo que debía ser algo indecente?
—Tú e indecente son sinónimos.
—Haces que suene como si fuese pervertido.
—Lo eres —contestaste con naturalidad.
—¡Ouch! —exclamó, pretendiendo que su pecho dolía.
Pusiste el borrador en su lugar con un suspiro y comenzaste
a juntar la basura.
Kai se levantó y tomó uno de los contenedores de basura. —Te
ayudaré con esto.
Le diste una mirada sospechosa.
—Es gratis —sonrió.
Ambos sacaron la basura. Justo como la otra vez, él se
dirigió a la práctica de fútbol mientras llevabas los contenedores vacíos hasta
el salón. Te dirigiste al club de artes luego. Kris ya estaba ahí.
—Hola —lo saludaste. Hizo una pequeña inclinación en
reconocimiento—. ¿Dónde está Tao shi?
—En el club de artes marciales —contestó con simpleza.
—Oh, está bien.
Tomaste asiento a unos metros de Kris, y te quedaste sin
hacer nada. Kris, por otro lado, miraba a través de la ventana. La atmosfera
era como la última vez. La única diferencia era que Tao no estaba ahí.
Creo que es mejor que
trabajar para ese idiota.
¡RIIIIIIIIIIIIIING!
Llamando…
Demonio LuHan010-XXXX-XXXX
Hablando del demonio
Bajaste tu celular y esperaste a que dejara de sonar. No
tenías intención de contestar ese llamado, aunque probablemente te haría la
vida más miserable el no hacerlo.
Solo le diré que no me
di cuenta que llamaba.
Diste un suspiro cuando el teléfono finalmente dejó de
sonar. Sin embargo, volvió a hacerlo después de unos segundos. Kris ahora te
estaba mirando interrogante.
—Um, no es importante. Debería dejar de sonar pronto. Jeje —le
dijiste. El teléfono dejó de sonar en ese momento y no lo hizo de nuevo—. ¿Ves?
—volviste a hablarle. Él te dio una expresión desinteresada y volvió a mirar
por la ventana.
Beep.
La notificación de “nuevo
mensaje” apareció en la pantalla de tu celular.
De: Demonio LuHan
Enviado: Mayo XX, 20XX
5:19 PM
Le estoy diciendo a todo el mundo lo de Lay, JUSTO AHORA.
Que mi…
Marcaste su número con pánico.
RIIIIIIIING…
RIIIIIIIING… RIIIIIIIING…
No está contestando.
No me digas que realmente lo está haciendo, pensaste ansiosa. El teléfono
siguió sonando hasta que finalmente atendió.
—¡YA! —gritaste.
—Realmente me llamaste —dijo desde la otra línea.
—No les dijiste, ¡¿cierto?!
—Hmmmmmmmm… —fue todo lo que contestó. Podías imaginarlo
sonriendo desde el otro lado de la línea.
—¡¿Lo hiciste?!
—No. No les dije, aún
—contestó, enfatizando el “aún”. Suspiraste con alivio—. Pero si sigues
ignorando mis llamadas, les voy a decir, incluyendo que nos espiabas por el locker.
—¿Cuántas veces debo decirte que no los estaba espi…? —paraste
a mitad de lo que decías al darte cuenta que Kris estaba ahí—. Espiando —susurraste
la palabra entre los dientes—. ¿Qué es lo que quieres?
—¿Dónde estás? —preguntó.
—¿Qué quieres decir con dónde estoy? Estoy en el club de
arte. Te dije que tenía actividades los viernes.
—Necesito que vengas a la práctica.
—¿Estás sordo? Te acabo de decir que tengo actividades del
club.
—Sé que no estás haciendo nada.
—¿Y cómo podrías saber eso?
Aunque en serio, ¿cómo
lo supo?
—Todo el mundo sabe que el club de arte es inútil —contestó
simple—. Tienes que estar aquí en cinco minutos. Cómprame una botella de agua
en el camino. Te pagaré cuando estés aquí.
—No. No dejaré el club hasta que hayan terminado las
actividades —dijiste firmemente.
—Deberías ir —te dijo Kris. Parecía que hubiese escuchado tu
plática. Escuchaste a LuHan dar una corta risa del otro lado de la línea.
—Entonces, está hecho. No me hagas esperar. No me gusta
esperar —dijo LuHan.
—¿Q-quién dijo que había terminado? —tartamudeaste.
—No te preocupes. Lo oí —respondió.
Maldito seas, Kris.
—Cinco minutos —LuHan dijo de nuevo, terminando la llamada.
Beep.
¡AIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIISH!
Gruñiste mentalmente sacudiendo el flequillo. —Me iré entonces —le dijiste a
Kris, antes de colgarte la mochila.
—La clase de mañana es
las diez —dijo Kris.
—Oh, está bien —contestaste con culpa—. Te veo entonces —dijiste.
Él solo hizo una venia.
Llegaste a la cancha de fútbol seis minutos después.
—Un minuto tarde —fue lo primero que dijo LuHan cuando te
vio.
—Lo siento, su Alteza. La expendedora no tenía botellas de
agua, así que tuve que pedirle al empleado de la cafetería de los dormitorios —contestaste
gruñona y golpeaste su mano con la botella—. ¿Por qué tengo que traerte la
botella de agua siempre? ¿No puedes comprártela tú mismo antes de la práctica?
—No quiero. Se calentaría —dijo y bebió. Realmente deseaste
que se ahogara con el agua, si tal cosa fuera posible.
Extendiste tu mano frente a él. Te miró interrogante. —El
dinero —exigiste.
—Mi dinero está en mi locker. Te pagaré luego —dijo. Le
frunciste el ceño.
—¿Dónde mierda está Chen? —se quejó XiuMin, sentándose en
las gradas, junto LuHan y tú. Los otros también se acercaron a descansar.
—¿No tenía que limpiar? —le dijo BaekHyun.
—No lo sé. LuHan, D.O., son sus compañeros —cuestionó
XiuMin.
—No sé cuándo son sus tareas de limpieza —contestó D.O.
—¿LuHan? —El chico solo se encogió de hombros, sugiriendo
que no sabía nada.
—¿Qué hay de SuHo? —preguntó SeHun.
—Creo que tenía junta con el Consejo Estudiantil —contestó
Lay—. Esperen, creo que Chen también estaba allí. Recuerdo que SuHo me habló
sobre algo que necesitaban hacer.
—BaekHyun, ¿no estás también en el Consejo? —preguntó SeHun.
—No sé nada sobre si había actividades hoy —contestó
BaekHyun.
—¡Aish! ¿Por qué el club es tan desorganizado? —murmuró
XiuMin.
—Nuestro equipo realmente necesita de un manager, hyung. Sé
que el equipo de vóley y el de natación tienen uno —le dijo ChanYeol.
—¿Cómo conseguiremos un manager? —preguntó Kai.
—¿Deberíamos hacer un anuncio para que todos lo sepan? —preguntó
Lay.
—Incluso si no hacen uno, creo que mucha gente se ofrecería
como voluntaria —replicaste, refiriéndote a las muchas chicas diseminadas por
las gradas y a los lados del campo, la mayoría iba todos los días para verlos
practicar.
—Ellas solo nos causarían problemas —dijo D.O. Le diste una
mirada inquisidora.
—Ellas están solo para acecharnos o coquetear con nosotros —te
dijo ChanYeol.
—Wow. No sé de donde sacas esa confianza —comentó agrio
BaekHyun.
—¡Es verdad! Todo el mundo sabe cuál es el grupo más popular
en la escuela. ¿No? ¿No? —dijo ChanYeol, intentando buscar el apoyo de los
otros miembros.
—¿Qué piensan de esos chicos? —preguntó D.O., señalando a
los chicos junto a la cancha.
—¿No son los estudiantes de primero que intentaron entrar al
equipo este año? —preguntó LuHan.
—No, no podemos dejar que un chico haga este trabajo. No
será mejor que nosotros —objetó BaekHyun.
—¡Pshh! Solo quieres coquetear con nuestro nuevo manager —dijo
ChanYeol.
—Ya, no soy tan superficial como tú —replicó BaekHyun.
—Paren ustedes dos —los interrumpió XiuMin antes de que
ChanYeol pudiese contestar—. BaekHyun tiene razón. Ya tenemos nueve chicos
irresponsables dentro del equipo. No agregaremos uno más.
—En realidad, hyung, somos diez contándote —dijo SeHun. Los
otros miembros rieron.
—Así que, ¿cómo conseguimos una? —preguntó Kai.
—No lo sé. ¿Conocen a alguien? —preguntó XiuMin.
—No lo sé. ¿Qué es exactamente lo que estamos buscando? —preguntó
Lay.
—Debe ser linda —dijo ChanYeol.
—Y tener buen cuerpo —bromeó Kai.
—Y tierna —dijo LuHan.
—Y debería saber cómo cocinar bien —agregó ChanYeol.
—Y divertida —dijo BaekHyun.
—Y usar linda ropa —se unió también SeHun.
—Estamos buscando un manager, no a sus futuras novias —les
dijo XiuMin. Los chicos solo rieron, ya que en realidad se estaban burlando de
él.
—Como sea, no debe ser una de esas chicas —dijo D.O.,
refiriéndose a sus fans obsesionadas.
—Y creo que tampoco debería tener problemas con venir a las
prácticas —agregó Lay.
—Uh, chicos —dijo BaekHyun de repente. Todos voltearon a
verlo. Él les dio una sonrisa intrigante y posó sus ojos en ti. Ahora tenías la
atención del grupo completo.
—¿Huh? —preguntaste.
—Ahhh… sí —escuchaste a ChanYeol murmurar y el resto
asintió. Tus ojos se fijaron en Xiumin. Él estaba sonriendo sospechosamente hacia
ti.
—¿Qué? —le preguntaste.
—JooRi, bienvenida al equipo.
-------------------------
Notas de la Traductora
Soy una muy mala persona TT_TT
Pero me atrevo a volver después de meses con un nuevo capitulo.
¡Los juro que estuve realmente ocupada! No me gusta mentir, así que es la pura verdad.
Espero estar volviendo en diciembre a publicar más seguido, así como una vez por semana o cada semana y media.
¡¡Las quiero!!
Aunque espere meses, quiero terminar de leerlo asi que sigue :3
ResponderEliminarJejeje No sé si debes esperar meses, subo un capitulo por semana, y realmente intento mucho cumplir, so... ;)
Eliminar