El ángel y el demonio
—Mi recuerdo feliz… recuerdo feliz… recuerdo feliz —murmurabas
repetidamente, mirando al cielo mientras golpeabas el lápiz contra tu
mandíbula. Estabas sentada con las piernas cruzadas bajo un árbol ante las
canchas con un block de dibujo y un lápiz en tus manos. Era para tu tema de
artes plásticas, y tu clase había sido encargada para dibujar lo que
representara su más feliz recuerdo. Les habían permitido a los estudiantes
salir de la clase para encontrar su inspiración siempre y cuando todos
volvieran cinco minutos antes de que el periodo terminara.
—¿Qué dibujaste?
Viste a SeHun aparecer por detrás de tu block de dibujo.
—Nada aún —contestaste. SeHun se sentó a tu lado y continuó
con su dibujo. Echaste una mirada curiosa a su hoja. Estaba dibujado algo que
parecían un montón de cuadrados alineados juntos. No pudiste evitar darte
cuenta que en verdad lo que dibujaba era horrible.
—¿Qué es eso? —preguntaste.
—Un cubo rubix —dijo.
—Oh. —Sofocaste una risilla, porque eso no se veía para nada
como un cubo rubix.
—No te rías de mi dibujo —te señaló SeHun.
—Lo siento. —Volviste a reír—. ¿Por qué un cubo rubix?
—Fue la primera vez que LuHan hyung me sonrió, cuando le di
mi cubo rubix. Mi padre me lo había comprado, pero nunca me pareció realmente
divertido porque no sabía cómo resolverlo. Entonces, un día vi a LuHan hyung
jugar con él así que se lo di. Así es como comenzó nuestra amistad —contestó
SeHun con una sonrisa naciendo en su rostro.
—Oh. ¿Se conocieron en la escuela?
—No. Fue en mi casa, cuando LuHan hyung llegó con nuestra
familia.
—¿Eh? —preguntaste algo confundida.
—Mi familia lo adoptó. Él vive con nosotros —explicó.
—Oh, no entendía porque eran tan cercanos.
Él te sonrió y volvió a su dibujo.
—¿Qué le pasó a su familia real? —preguntaste con
curiosidad.
—Ellos se fueron —contestó SeHun triste.
—Oh, lo siento —dijiste, y SeHun te asintió—. Pero ¿cómo
terminó con tu familia? Quiero decir, él es chino, ¿no? Y ¿ustedes son
coreanos? Quiero decir, Corea y China están un poco alejados.
—Sí, entiendo lo que dices. —Rió entre dientes—. LuHan hyung
solía vivir con Lay hyung antes de vivir con nosotros. Pero por diferentes
circunstancias, él necesitó transferirse a Corea. Mi familia y la de Lay hyung
tienen una relación muy cercana. Así que mi padre decidió hacerse cargo de
LuHan hyung. Lay hyung también se queda con mi familia cuando está aquí en
Corea.
—Ahh, eso explica porque ustedes tres son tan cercanos.
XiuMin lo había mencionado antes —le dijiste.
—¿Qué es eso?
Miraste hacia arriba y viste a Kai observando el dibujo de
SeHun.
—Un cubo rubix —contestó SeHun y continuó dibujando.
—¿Un cubo rubix? —preguntó Kai con una sonrisa burlona.
—Sí, es un cubo rubix —dijo SeHun severo y siguió con su
dibujo.
—Está bien. —Kai rió entre dientes y se encogió de hombros a
la vez. Caminó hacia ti y se sentó en el suelo junto.
—¿Qué es eso? —preguntó alguien nuevamente. Era ChanYeol y
miraba con atención el dibujo de SeHun.
—¡Es un cubo rubix! —dijo SeHun molesto.
—¡PUWAHAHAHAHA! ¿¡Eso es un cubo rubix!? Eso… hombre, no sé
ni siquiera a que se parece. ¡Puwahahaha! —carcajeó con fuerza ChanYeol.
—Deja en paz mi dibujo. —SeHun frunció el ceño—. ¡Tú dibujo
no es mejor que el mío!
—¿De qué estás hablando? Mi dibujo es mucho mejor —dijo ChanYeol,
mostrando a los tres que estaban debajo del árbol, con orgullo su dibujo. Era
una figura de palitos de una persona guiñando con alguna clase de rectángulo
largo con bordes afilados en la parte superior.
—¿Qué es eso? ¿Un teletubie? —Se quejó SeHun.
—¡Es Park Dara, idiota!
—¿Cuándo a Park Dara le creció un cuerno? —contestó con
sorna SeHun.
—No es un cuerno. ¡Es su cabello! Ella llevó su cabello así
durante uno de sus conciertos. ¡Fue el mejor día de mi vida! —dijo ChanYeol
soñadoramente, mientras abrazaba su dibujo.
—¿Te gusta Park Dara? —preguntaste.
—Está obsesionado con ella. Siempre sueña que se casará con
ella algún día —rió Kai.
—¿Qué tiene de malo? —dijo ChanYeol a la defensiva.
—Ni siquiera sabe que existes, hyung —dijo SeHun.
—¡Nunca lo sabes! Podríamos encontrarnos algún día. Y no es
posible para ella no enamorarse de mí. Quiero decir, ¡miren, soy asombroso!
Kai y SeHun giraron los ojos y sacudieron la cabeza.
—Sigue soñando, hyung. Es gratis —dijo SeHun.
—¡Como sea! ¡Pero mi dibujo sigue siendo mejor que el tuyo —retrucó
ChanYeol.
—¡No lo es! —gritó SeHun de vuelta.
—¿Qué sobre ti, Kai? —preguntaste, interrumpiendo la disputa
entre los otros dos, y echaste una mirada a su block de dibujo el cual estaba a
su lado en el suelo. Estaba vacío. Lo miraste de nuevo. Estaba tendido ahí con
los ojos cerrados—. ¡Ya! ¿No vas a comenzar a dibujar? El cuarto período está a
punto de terminar.
—No hay nada para dibujar —dijo sin abrir los ojos.
—¿Nunca tuviste un recuerdo feliz? —preguntaste, pero no contestó—.
¿Cómo cuando tus padres compraron tu juguete favorito, o cuando festejaste
cumpleaños con una fiesta de niño?
—Mi familia no festeja cumpleaños —contestó.
—Debe haber al menos algo que te haga feliz —insististe.
—¿Qué sobre nosotros, hyung? ¿No eres feliz por habernos
conocido? —preguntó SeHun.
—SeHun, eso es demasiado cliché —respondió Kai.
—¿Entonces? —dijo SeHun tercamente—. ¿El equipo de fútbol no
significa nada para ti?
—¡Aish! Bien, bien —dijo Kai, sentándose y tomando su block
de notas.
—¿Qué hay sobre ti, JooRi? —preguntó ChanYeol, quien se
sentó al lado de SeHun.
—Sigo pensando. Pero creo que dibujaré mi sexto cumpleaños.
No es realmente un recuerdo, ya que no puedo recordarlo bien, pero pienso que
es feliz porque fue el último cumpleaños que festejé con toda mi familia.
—¿Por qué? ¿Qué pasó? —preguntó SeHun.
—Mi padre murió ese mismo día —contestaste. Kai te lanzó una
mirada.
—Lo siento —dijo SeHun con simpatía. ChanYeol usaba una
expresión sombría.
—Está bien. —Sonreíste—. Fue hace mucho tiempo. Y sucedió
cuando era muy pequeña, así que su muerte no me afectó tanto. Por cierto, ¿por
qué están aquí? —preguntaste, al darte cuenta que el lugar se había vuelto muy
concurrido.
—Porque tú estás aquí —contestó Kai, moviendo su rostro un
poco más cerca de ti.
—Muy divertido —contestaste, empujándolo.
—La luz es buena. Y hay sombra —dijo SeHun.
—Bueno, todos ustedes están aquí —dijo ChanYeol.
Sacudiste la cabeza y sonreíste, comenzando tu dibujo. Te
diste cuenta de que habías estado mucho tiempo con esos chicos últimamente. No
te importaba tanto como antes. En realidad, te gustaba. Incluso Kai no te
molestaba tanto ahora.
—¡Wow! Eres realmente buena dibujando —dijo SeHun, después
de haber echado un vistazo a tu dibujo.
—¡Déjame ver, déjame ver! —gritó ChanYeol, empujando a SeHun
para tomar tu dibujo—. ¡Whoa! JooRi, cámbiame el dibujo.
—¿Hah?
—Tendré nota más alta si dibujas el mío —dijo, extendiendo
su block hacia ti.
—Ya. Eso es trampa. —Frunciste el ceño—. Además, es hora de
volver —dijiste lanzando una mirada a tu reloj de muñeca.
El almuerzo fue corto después, con JiMin hablando sin parar
de D.O. Se veía como si no pudiese creer que había jugado con él al metegol
hacía unos días.
En la tarde, fuiste a la biblioteca después de que las
clases terminaran. Decidiste que era tiempo de comenzar con tu reporte de
Monstruología ya que tus libros habían llegado. Hiciste un rápido escaneo a la
primera lección del libro. Era mayormente sobre Místicos. Volviste en tu libro
a la lección uno, la cual hablaba de Djins[1], criaturas que podían
otorgar un deseo a cambio de algo.
—Oh, como los genios —murmuraste para ti. Recordaste lo que
Kris te dijo durante la clase de refuerzo.
“Los mitos y leyendas
no vienen de la nada. Hay historias originales detrás de cada leyenda que escuchas.”
—Es realmente cierto —murmuraste asombrada.
Comenzaste a leer y a tomar notas para hacer tu reporte.
Encontraste algunos términos e información que te era un poco confusa, por lo
que decidiste buscar otros libros de referencia. La biblioteca era enorme, y te
tomó un rato finalmente encontrar la sección de libros que estabas buscando.
—Místicos… místicos… místicos… ¡Ah! Aquí —Estabas a punto de
tomar un libro de la estantería cuando tu mano chocó con la de alguien.
Seguiste la dirección del brazo y te encontraste mirando a Lay.
—¡Lay! —¡JooRi! —exclamaron a la vez.
—Lo siento. Tómalo —dijiste moviendo rápidamente tu mano.
—No, está bien. Puedes tenerlo —Te sonrió, entregándote el
libro.
—¡Oh, no, no! Buscaré otro libro —declinaste la oferta.
—No, insisto —dijo.
—Pero es el único que queda. Además, lo encontraste primero,
así que puedes quedártelo.
Lay rió ante tu persistencia. —Ah, ya sé. Compartámoslo —ofreció.
—¿E-está bien? —preguntaste, sintiéndote nerviosa y entusiasmada
a la vez.
—Sí —sonrió—. ¿Dónde está tu asiento?
—Um, justo ahí —contestaste, señalando tu mesa.
—¿Necesitas algo más?
—Uh, no.
—Vamos —dijo y se dirigió hacia tu mesa. Le seguiste,
tropezando en el camino por los nervios.
—Oops, cuidado —dijo Lau, sosteniéndote por los hombros.
Contuviste el aliento al tener su rostro tan cerca del tuyo. Estaba sonriendo
mientras ayudaba a mantener tu balance.
¡Tiene un hoyuelo!
¡Oh, por Dios, tiene un hermoso hoyuelo!
—G-gracias —tartamudeaste e inmediatamente viste el suelo.
Podías sentir la sangre llegar a tus mejillas. Estabas absolutamente segura de
que estabas ruborizada y deseabas que no se diera cuenta.
Le dio a tu espalda un gentil empujón, motivándote a ir
primero. Te siguió de cerca, su presencia te hacía sentir poco consciente de lo
que hacías.
—Aquí —dijiste, al llegar a tu mesa. Él dejó el libro sobre
ella y se sentó a tu lado. Su mirada se dirigió a tus cosas, literalmente,
desparramadas por toda la mesa.
—¿Estudiando duro? —Sonrió.
—Solo estoy haciendo mi reporte de la clase de Monstruología
—contestaste, señalando tu libro de esa materia abierto.
—¿Recuperando lecciones? —preguntó al ver que el libro
estaba en la primera lección.
—Algo como eso. Mis notas de la mitad de año no pueden ser
expresadas en mi reporte porque no estaba aquí —explicaste.
—Oh, ya veo. Djins —murmuró y comenzó a pasar las hojas del
libro que ambos habían escogido—. Aquí —dijo, y señaló algo en él.
—Oh, gracias —dijiste, escaneando la página que marcaba.
Tenía más información e imágenes, ya que tu libro de Mounstrolgía era más un
compendio—. Espera. Tu primero —dijiste, devolviéndole el libro.
—Está bien, solo esperaré a que termines —contestó.
—Está bien. Tengo este después de todo —dijiste,
refiriéndote a tu libro escolar—. Iba a usar este únicamente de referencia.
Debes de necesitarlo más que yo.
Lay rió y se rascó la cabeza—. Eres realmente terca, ¿lo
sabías? —preguntó, aunque no con tono ofensivo.
—Bueno, no eres el primero que me dice eso —reíste, sintiéndote
un poco avergonzada.
—Te ayudaré con tu reporte. Así puedes terminar más rápido y
luego yo usar el libro —ofreció.
—¿¡Qué!? No, no tienes que hacerlo.
—Pero quiero. Y no tomaré un no por respuesta —dijo antes de
que hicieras más propuestas.
—Err… bien —te rendiste.
—Genial, entonces. ¿Qué es lo que tienes hasta ahora? —preguntó.
Le mostraste tus notas.
—Eres realmente terco, ¿lo sabías? —observaste de vuelta. Te
dirigió una linda risa con la cual sentiste a tu corazón saltar como si
estuviese en una montaña rusa.
—Sí, supongo que lo soy —sonrió, viéndose como un ángel (o
al menos lo que tu pensabas)—. Ah, ¡LuHan! —dijo de repente.
Giraste hacia atrás y viste a LuHan sentándose frente a ti y
Lay. Él asintió como saludo a Lay y posó sus ojos en ti. Inmediatamente le
frunciste el ceño.
¿Qué está haciendo el
demonio aquí?
—¿Dónde está SeHun? —preguntó Lay, como si SeHun tuviese que
estar donde fuera que LuHan estuviese.
—Consiguiendo algunos libros. ¿Qué es eso? —preguntó,
señalando el libro que tú y Lay estaban compartiendo.
—Estoy ayudando a JooRi con su reporte —le dijo Lay.
—¿Oh? —LuHan sonrió sarcásticamente. Le diste una mirada de “¿Qué?” con lo que su sonrisa se hizo
aún más burlona.
—Hola, JooRi, Lay hyung. —SeHun llegó con una gran pila de
libros, distrayéndote de LuHan.
—SeHun —le reconociste.
—Esos son muchos libros —observó Lay.
—Solo tomé todos los que parecían interesantes —contestó.
—Así que. JooRi, continuemos —dijo Lay.
—Ah, sí.
Los dos trabajaron en la lección uno de tu reporte por menos
de veinte minutos, lo cual te habría tomado más de una hora si lo hubieses
hecho tu sola. Estabas realmente agradecida de que Lay te estuviese ayudando.
Aparte de su inteligencia y consejos que eran de gran ayuda, había ocasionales
roces de codos y golpes de hombros los cuales hacían a tu espíritu llegar hasta
la novena nube, así tan cursi como sonaba. Por otro lado, LuHan y SeHun estaban
perdidos en sus asuntos, o al menos así parecía.
Lay finalmente comenzó a trabajar en su tarea, la cual dijo
era un reporte acerca de Leprechauns, mientras tú hacías la de matemática (la
cual no tenías verdadera intención de hacer en un principio, pero decidiste
hacerla solo para poder estar más tiempo en la biblioteca con Lay).
—SeHun ah, ¿recuerdas el libro que te recomendé antes sobre
Leprechauns? —preguntó Lay.
—Ah, sí.
—¿Puedes mostrarme dónde encontrarlo?
—Seguro, hyung. Vamos —dijo SeHun. Ambos se levantaron y
desaparecieron detrás de un librero.
—Así que aquí estamos. Los dos solos —dijo repentinamente
LuHan.
—¿Qué si estoy aquí? —preguntaste irritada.
—No me digas que olvidaste que tienes tareas —preguntó, como
si fuese un trabajo importante el cual no debería ser abandonado.
—¿No es el martes tu día libre? No tienes práctica —contestaste
molesta.
—¿Quién dijo que tienes libre los martes también?
—Perdóneme, su alteza. Tengo un reporte en el cual trabajar.
¡Aish! —Te sacudiste el flequillo con irritación.
—Dame tu teléfono —dijo.
—¿Por qué?
—Solo dame tu teléfono.
—¿Por qué quieres mi teléfono —preguntaste, consiguiendo
agitarte más.
—Tsk. Rápido —dijo impacientemente. Diste una rabieta
irritada y golpeaste tu teléfono contra su mano, que esperaba por él. LuHan
presionó algunas teclas antes de devolvértelo. Lo miraste, pero solo mostraba
la pantalla de inicio, sin darte alguna idea de lo que había hecho con él.
—¿Qué hiciste? —preguntaste, pero él solo jugaba con su cubo
rubix ignorándote completamente.
—Así que estuvo allí todo ese tiempo. Lo busqué más temprano
pero no lo encontré —escuchaste la voz de Lay. Él estaba regresando junto a
SeHun con un libro en sus manos.
Le diste una última mirada a LuHan y volviste a tu tarea de
matemática, o al menos pretendiste hacerlo. Realmente no estabas haciendo tu
tarea seriamente desde que comenzaste. Además de la trágica verdad que no eras
buena en matemáticas, era difícil para ti hacer cálculos o cualquier otra que fuera
pensar para esa materia; lanzabas miradas a Lay cada dos segundos.
Lay te veía de lado y tú inmediatamente pretendías estar
absorbida en tu tarea. Inconscientemente mordías la goma de borrar de tu lápiz,
y con tu vista periférica esperabas que volviera su atención a su reporte para
lanzarle otra mirada.
—Tienes esta parte mal.
Literalmente saltaste en tu asiento al sentir su voz tan
cerca. Estaba inclinado hacia ti, señalando la parte que habías hecho mal. Pero
tus ojos no estaban en el papel sino en su rostro divinamente hermoso el cual
estaba a pocos centímetros del tuyo. Anotaste mentalmente que olía como el
rocío de la mañana, y era suficiente
para enviarte miles de torbellinos que te llevarían a desmayarte.
¡GAAAAAAAAHH!
¡Diablos! Él se ve bien e incluso huele bien. ¡ASHLKJHFDS! ¡Mierda! Necesito calmarme. ¡DEBO CONTENER MIS SENTIMIENTOS!
—A-a-ah… ¿puedes repetirlo otra vez? No lo entendí. Lo
siento. Soy lenta en matemáticas —tartamudeaste finalmente en una voz que sonó
más bien como un antinatural chillido. Pero Lay no se dio cuenta y
pacientemente te explicó todo nuevamente. De alguna forma cruzaste miradas con
LuHan y estaba usando esa expresión burlona de nuevo. Decidiste ignorarlo y
condujiste la mitad de tu atención de
nuevo a lo que Lay te decía, y la otra mitad la utilizaste para estudiar cada
forma de su precioso rostro.
—¿Por qué no intentas? —dijo.
—Bien —dijiste, volviendo a hacer las cuentas. Estabas tan
nerviosa que hiciste mucha fuerza con tu lápiz, y la punta se partió en el
momento en que comenzaste a escribir—. Oops.
—Toma. Usa el mío —Lay te alcanzó su porta minas antes de
que pensaras en sacarle punta al tuyo.
—Gracias —murmuraste tímidamente.
—No hay problema —sonrió, lo cual hizo llevar a volar a tu
corazón de nuevo a las nubes. Le sonreíste de vuelta. Y los dos se sonrieron
entre ustedes durante unos segundos.
—¿Por qué con este ambiente tan repentinamente cursi? —habló
de repente LuHan, rompiendo el encanto. Él estaba usando una expresión aburrida
mientras los miraba a ti y Lay.
Inmediatamente te apartaste de los amables ojos de Lay y
comenzaste a escribir de nuevo, tu cara se calentó.
SeHun levantó su mirada del libro que estaba leyendo, y
siguió la vista de LuHan, curiosamente los miró a ti y Lay.
Por otro lado, Lay parecía haberse olvidado de todo. —¿Huh? —preguntó
tiernamente.
SeHun volvió su vista a LuHan ya que tampoco entendía que
sucedía, pero este solo volvió a jugar con su cubo rubix. Lay se volvió hacia
SeHun, brindándole una mirada cuestionadora. SeHun solo se encogió de hombros y
volvió a leer.
Después de un rato, lanzaste una mirada furtiva a Lay.
Estaba completamente absorbido en su reporte y parecía que no se había dado
cuenta de nada. Suspiraste y miraste a LuHan. Él subió su vista de su cubo
rubix y te dio una sonrisa.
Maldito seas,
¡horrible idiota!
Después de haber terminado tu tarea de matemáticas, te
fuiste sin más excusas para quedarte. Volviste a los dormitorios primero. JiMin
llegó un rato después y te encontró riendo mientras girabas como una idiota
sobre tu cama.
—Te ves como si tuvieses muy buen humor —observó.
—Este es el mejor día de mi vida. ¡Kyaaaah! —chillaste
mientras aplastabas a Totoro en un fuerte abrazo.
—¿Por qué?
Le contaste a JiMin que había sucedido en la biblioteca y
ambas chillaron incontrolablemente en tu cama.
—Sigo teniendo su lápiz —dijiste, mostrándole el lápiz de
Lay, luego reíste de nuevo, aplastándolo sobre tu pecho. Tu teléfono comenzó a
sonar de repente, distrayéndote de tu fangirleo[2]. Lo buscaste a tientas y
te preguntaste quien te estaría llamando, ya que usualmente no recibías
llamadas a esa hora.
—¿Qué demonios…? —Tus ojos se agrandaron cuando viste la
pantalla:
Llamando…
Master LuHan
010-XXXX-XXXX
|
Miraste la pantalla incrédula
antes de finalmente contestar.
—¿¡Qué!? —gritaste, ganándote una
curiosa mirada de JiMin.
—Veme en el Salón Estudiantil —dijo
desde la otra línea.
—¿¡Por qué!?
—No me hagas esperar.
Beep.
Miraste incrédula tu teléfono por
un largo rato.
—¿Quién era? —preguntó JiMin.
—¡Ese maldito idiota! ¡ARRGH! —reaccionaste
al fin.
—¿Eh? —murmuró perpleja JiMin.
—¿Master? ¿¡MASTER!? ¡AISH! —gruñiste
mientras tecleabas furiosamente tu teléfono. JiMin se inclinó y curiosamente
vio la pantalla de tu teléfono.
—Devil LuHan —leyó lo que
escribías al renombrar el contacto—. Espera. ¿Es ese LuHan, LuHan? ¿El LuHan del equipo de fútbol?
—Despreciable pequeño demonio —espetaste
y presionaste “guardar”.
—¡Ya! ¿Es él? —preguntó de nuevo.
—JiMin ah, necesito ir a un
lugar. Te veré en la cena.
—¡Espera! —dijo JiMin, pero ya
habías salido enojada de la habitación.
—Ahora es interesante —murmuró
JiMin para sí misma, mientras miraba la puerta.
[1] No
sabía cómo traducir esta palabra, así que está tal cual.
[2] No
sé qué quería decir esta palabra en inglés exactamente, así que lo traduje por
contexto.
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Notas de la traductora:
Bueno... como se me había roto la computadora la semana pasada y había perdido toda la información que había guradado, la semana pasada no actualicé.
Quería avisar que de ahora en más voy a publicar un capitulo cada dos semanas, así puedo hacer el capitulo tranquila y sin apurarme. No quiero que salgan apurados y sin corregir como algunos anteriores.
Sin más.... nos leemos en dos semanas!!
Bueno si algo he aprendido en la vida es:
ResponderEliminar"si quieres que sigan un fic que te gusta, comenta"
Ya lei estos capitulos y lo vuelvo a hacer asi que ahora si comente :3
Jajaja Los leíste dos veces?? En serio que te gustó!!
EliminarMuchas gracias por hacérmelo saber! Y mucho más por comentar, en serio que me anima mucho a seguir!!