sábado, 30 de enero de 2016

Monster Academy[Trans] - Capitulo 45



Monstruos en la casa Parte 1

—Bueno, entren —dijiste, inquieta mientras tu madre abría el portón hacia tu casa. Inconscientemente sostuviste el aliento cuando entraron, preparándote para lo que fuera que dijeran.
—Oh, amo esto. —Fue lo primero que oíste. Ese era Chen, corriendo ampliamente hacia la plataforma de madera en medio del patio. Parecía una gran tabla del tamaño de una cama queen size, y era donde te acostabas a veces para mirar las estrellas. ChanYeol y BaekHyun fueron tras Chen, recostandose sobre ella.
—¡JooRi, esto es genial! Siempre le pedí a mi padre construir uno de estos, pero siempre está demasiado ocupado —dijo BaekHyun.
—Sientanse en su casa —les dijo tu madre, abriendo la puerta del frente, encendiendo las luces.
—Gracias, omoni —dijo SuHo, quitándose los zapatos antes de seguir a tu madre dentro de la cocina junto a Lay y D.O., quienes llevaban las otras bolsas de comida. Los demás también los siguieron dentro y miraron alrededor.
—¡Mira esto! ¡Omo!
—¿Dónde? ¿Dónde? —dijo SeHun, yendo tras ChanYeol, quien reía ante la foto de ti y tu padre durmiendo, ambos con la boca completamente abierta.
—Ah, que tierna —observó XiuMin, también mirando la foto.
—¡Omo! Mira tu cara, JooRi —rió ChanYeol más fuerte mientras miraba las demás fotos tuyas. En esta estabas en primer grado, haciendo tu primera actuación. Usabas un traje de ojos mascota y estabas llorando, lanzando la cabeza del oso por el aire, como si lo estuvieras lanzando realmente fuerte.
—Aigoo, sigo recordando ese día. Estaban haciendo Tres Pequeños Ositos durante un programa en la escuela. Ella había escogido actuar del Oso Bebé pero no le gustaba el traje porque era demasiado caluroso. Finalmente lloró en el escenario en medio de la presentación, lanzando a ese pobre oso a la audiencia —contó tu madre la historia.
—¿En serio? —preguntó SeHun, riendo.
—Oso canoso —se burló LuHan, haciendo a los otros reír.
—Que linda —dijo Lay.
—Hey, chicos, miren esto —dijo Chen a los otros, tomando una fotografía de ti con la boca muy abierta, sosteniendo con un puñado de pasteles de arroz con ambas manos.
—Oh, eso fue cuando se unió a una competencia de comer de pasteles de arroz. Habría ganado si no se hubiese ahogado con la última pieza —les contó tu madre, haciendo que rieran de nuevo.
—¡Ugh! Umma, deja de contarles historias embarazosas —gruñiste.
—Hey, miren esta. —Kai señaló otra fotografía en la cual estabas sentada en el regazo de un hombre pretendiendo ser Santa Claus. Le estabas quitando la barba, separándola de su rostro. Los otros chicos detrás estaban sorprendidos o llorando.
—Ya, dejen de mirar mis fotos —dijiste, alejándolos de la pared donde los marcos estaban colgados.
—Esta es la única fotografía decente que tienes, JooRi —dijo Chen, levantando una familiar foto de un estante. Tu madre y padre estaban sentados juntos mientras tú estabas sobre el regazo de tu padre.
—Mamá, ¿no necesitas hacer la cena? —le preguntaste a tu mamá, determinada a cambiar el tema de conversación.
—Oh, sí, sí. Debo limpiar los vegetales —dijo tu madre—. Chicos, pueden ir afuera, está demasiado caluroso aquí dentro. Siento el pequeño y caluroso lugar. Pero seguro estará fresco afuera —le dijo a los otros—. JooRi, ¿por qué no traes los bancos de atrás?
—Entendido. Pero antes, Lay, necesitas cambiarte o te dará un resfriado. Te traeré algo que puedas usar —le dijiste a Lay.
—Iré a traer los bancos, JooRi —ofreció XiuMin.
—¿Hyung, qué te sucede? —le preguntó SeHun a LuHan, quien se había quedado mirando tu foto familiar por un momento más que los demás.
—Nada —replicó, dándole una última mirada a la foto antes de dirigirse atrás con los otros.
Fuiste al cuarto de tu mamá para tomar alguna de las ropas de tu padre. Volviste con una vieja camiseta marrón.
—Lo siento. Es lo más decente que pude encontrar —le dijiste a Lay, mostrándole la camiseta.
—Está bien —dijo.
—También traje una toalla.
—Gracias —dijo, de repente, comenzando a quitarse la remera. Tus ojos casi se salen de sus cuencas cuando viste el definido paquete de seis en su abdomen.
Oh, por Dios. No estoy lista para esto.
Finalmente se quitó la remera, mostrando los fuertes músculos de su pecho.
Dios Santo, se está clavando demasiado dentro de mí.
—¿JooRi? —inquirió, extendiendo sus manos para la toalla y la camiseta.
—¡O-oh! Cierto, cierto —tartamudeaste, alcanzándole la camiseta de tu padre—. Dame tu remera. La secaré fuera.
—Gracias —sonrió, dándote su remera.
—¡Oh! ¡Mira todo eso! —exclamó de repente tu madre. Estaba mirando a Lay como una especie de carne.
—¡Umma! —dijiste avergonzada.
—Oh, lo siento, querida. Pero verás, las mujeres de mi edad no ven muchos cuerpos masculinos así —le dijo a Lay, riendo. Lay solo rió tímidamente, tomándolo como un cumplido.
Parece que no era la única disfrutando la vista, sacudiste la cabeza. Casi suspiraste con tristeza cuando Lay se puso finalmente la camiseta de tu padre, cubriendo sus músculos.
—¿JooRi ah, vendrías un minuto? —tu madre te llamó de repente, con una curiosa expresión en su rostro. Te acercaste a ella, preguntándote qué habría de malo. Ella tomó tu rostro entre sus manos, girándolo de izquierda a derecha—. ¿Qué le pasó a tu cara? —preguntó, gentilmente acariciando tus mejillas y los lados de tu cara cuando se dio cuenta de las heridas y arañazos de la centauro y sus amigas, que no había sanado completamente aún.
—Oh, uhm… caí —le diste la mentira que le habías contado a los otros.
Ella no contestó y solo te miró a los ojos, buscando algo. La miraste nerviosa, tus ojos vacilaron, asustados de lo que ella pudiera saber que mentías. Finalmente suspiró. —Aigoo. Cuida mejor de ti misma —dijo, acariciando tus mejillas gentilmente.
No te preocupes, umma. Ya están sanando. Solo son cicatrices. Desaparecerán completamente en uno o dos días —intentaste asegurarle—. Iré afuera —le dijiste, mostrando la remera de Lay, ansiosa por terminar esa conversación particular.
Llevaste la remera fuera, encontrando a los otros en la plataforma y los bancos, tocando canciones con la guitarra de tu padre. Sonreíste. No habías oído esa guitarra tocar desde que tu padre había muerto.
Volviste dentro y encontraste a Lay y SuHo hablando con tu madre mientras ella escribía algo. Miraste la comida y supiste que era demasiado poco para todos, sabiendo del monstruoso apetito de los chicos.
—Uhm, umma, ¿no es demasiada poca esa comida? —le preguntaste.
—Ah, sí, sí. Estaba por llamarte para que fueras a comprar algunas cosas. Toma —dijo, alcanzándote el papel que había estado escribiendo—. ¿Podrías ir a comprar esas cosas por mí?
—Vale —dijiste, tomando la lista.
—Y toma —murmuró tu madre, sacando algunos billetes de su bolsillo.
—Omoni, nosotros nos haremos cargo de eso —le dijo SuHo, poniendo su mano sobre la de tu madre.
—Oh, no, querido. No te preocupes. Además, yo los invité aquí. No dejaré que paguen nada —le dijo ella.
—En verdad está bien, omoni. Que nos cocine es más que suficiente. Debemos contribuir un poco —dijo SuHo.
—Omoni, ayudaré a cocinar también —dijo D.O., quien no notaste que te había seguido a la cocina.
—Gracias, pero no debes preocuparte, cariño. Son mis invitados. Solo ve y relájate con los otros —replicó tu madre.
—Oh, debería, omoni. Le gusta cocinar. Lo disfruta más que nada. Ayudaré también. Quiero aprender más de los platos coreanos —dijo Lay.
—Bueno, si ustedes insisten —rió tu madre.
—Umma, ¿estás segura que esto es todo lo que necesitas? —dijiste.
—Sí querida —dijo, mientras sacaba las sartenes y ollas.
—Iré contigo, JooRi. Necesito comprar algunas cosas también —dijo D.O.
—Toma —SuHo le alcanzó a D.O. la tarjeta negra de crédito. No sabías mucho sobre tarjetas de crédito, pero solo la gente rica tenía tarjetas negras.
—¡Oh! Iré a cambiarme rápido —le dijiste a D.O. cuando recordaste que seguías con el uniforme de la escuela. Finalmente saliste con lo primero que encontraste en tu armario. Pasaste junto a los otros, quienes preguntaron dónde ibas. —Solo iremos a comprar algunas cosas —les dijiste.
—Vamos también —dijo XiuMin, levantándose con algunos chicos.
—No, está bien —contestaste y continuaste caminando, pero de repente paraste y te volviste—. En realidad solo necesito a SeHun —confesaste.
—¿Por qué él? —preguntó ChanYeol.
—Oh —dijo BaekHyhun después de un momento—. Sí, makane, deberías ir con ellos.
—Hey, iré con ustedes también. Necesito spray bucal —dijo ChanYeol, levantándose.
—No, te quedas aquí —dijo BaekHyun, haciendo que ChanYeol volviera a sentarlo.
—¿Por qué? —dijo ChanYeol, molesto.
—¿Quién va a tocar la guitarra? —dijo BaekHyun.
—Aish, te enseñé cómo tocar —replicó ChanYeol.
—Te compraré ese spray —le dijiste a ChanYeol. Kai rió en una esquina, sacudiendo la cabeza, entendiendo tu idea.
—Vamos, dejémoslos ir y continúa tocando —dijo XiuMin, colocando la guitarra nuevamente en el regazo de ChanYeol.
—Vamos chicos, ellos necesitan estas cosas en la cocina —dijiste y comenzaste a caminar ante de que ChanYeol pudiese protestar.
—Hyung, ven conmigo —le dijo SeHun a LuHan.
—¡Ya! ¡No quiero ir! —protestó LuHan, pero SeHun ya lo estaba arrastrando. Frunciste el ceño, no había nada que pudieses hacer ante eso. SeHun no dejaría ir a LuHan.
Miraste tu reloj de muñeca. Seguían siendo unos minutos antes de las ocho, las tiendas seguían abiertas. Llegaron a una tienda de comida a quince minutos de tu casa. Llevabas un carro mientras D.O. tomaba una canasta para sus propios ingredientes. Estuviste tomando cosas por vario rato sin tener la oportunidad correcta para la excusa que habías planeado.
—Debo ir por un poco de pollo —dijo D.O., dirigiéndose a la sección de carnes.
—¡Oh! Hey, SeHun ah, ¿por qué no vas por un poco de puerco mientras voy por algo para beber? —le dijiste.
—LuHan hyung, ven conmigo —dijo SeHun.
—Oh, uhm, necesito que LuHan venga conmigo —dijiste con rapidez.
—¿Por qué no vamos por las bebidas juntos después de tomar la carne —preguntó SeHun.
—Pero es más lento de esa manera —razonaste—. Vamos, estaremos justo ahí —aseguraste.
—¿Cómo sabré que carne elegir? —intentó argumentar SeHun.
—Solo escoge la etiqueta de Clase A, ¿bien? Esperaremos aquí después de conseguir la bebida —le sonreíste.
SeHun suspiró antes de ir a la sección de carne. Esperaste hasta que ya estaba lo suficientemente lejos, entonces tomaste a LuHan y se escabulleron.
—¡Ya! ¿Qué rayos estás haciendo? —demandó.
—Estate quieto —le dijiste, tirando perfume sobre ti y él.
—¿Qué ra…? —murmuró tosiendo.
—Shhhh —le dijiste, arrastrándolo detrás de la sección de carnes. Podías ver a SeHun y D.O. entre los espacios de la mecadería.
LuHan sacudió la cabeza. —¿En realidad pensaste que esos idiotas no se dieron cuenta de lo que planeaste?
—¿Crees que lo sabían? —preguntaste preocupada.
—¿Qué crees? —replicó.
Echaste una ojeada a SeHun y D.O. de nuevo. SeHun ni siquiera se preocupó en fijarse si tú y LuHan estaban en la sección de bebidas. —Supongo que tienes razón —murmuraste. LuHan tosió—. Pero debo intentar, ¿verdad? —Le frunciste el ceño.
—¿Qué rayos es ese olor? —refunfuñó LuHan, oliéndose a sí mismo.
—Es el perfume de mi mamá. Será difícil para ellos encontrarnos, ¿verdad?
LuHan sacudió la cabeza burlonamente.
—¡¿Qué?! ¿Tienes una mejor? —espetaste molesta.
—Ve y grita un poco más fuerte y déjales saber que estamos aquí.
—¡Bueno, no estás ayudando! —siseaste.
Sacudió la cabeza. —Te dijimos que los dejaras tranquilos. Se arreglarán a su manera.
—¡Pero eso fue hace días! —dijiste impotente. Miraste a través de la mercadería de nuevo. Ellos seguían sin hablar. D.O. Había terminado con su pollo cuando SeHun pareció tener problemas escogiendo el puerco correcto. D.O. observó a SeHun por unos momentos hasta que finalmente lo viste caminar hacia SeHun.
Ahora deberíamos dejarlos —le dijiste a LuHan y lo arrastraste.
Continuaste con la lista mientras LuHan solo te seguía desde atrás, sin ayudar mucho realmente. Paró frente a un estante con peperos y tomó uno. Lo abrió y comenzó a comerlos.
—¡¿Qué estás haciendo?! —exclamaste.
—Comiendo.
—Sí, sé que estás comiendo, pero ¿por qué estás comiendo? ¡Nos darás problemas!
—Lo pagaré luego. —Simplemente se encogió de hombros—.¿Quieres?
—¡Ugh! —Rodaste los ojos sacudiendo la cabeza—. ¡Si el personal te arresta no te ayudaré!
Él quitó su vista de ti, poniéndose la capucha. —Aish, tan ruidosa.
¡Arrrrrgg! ¡Este estúpido demonio!
—¡Hmph! —Le hiciste mala cara, pisando fuerte lejos de él. Procediste a un pasillo repleto de aceite para cocinar. Debatías entre dos marcas hasta que finalmente decidiste llevar la más barata. Cuando giraste para colocarlo en el carro, accidentalmente empujaste el carro con tu cadera, golpeando a una pareja que pasaba por ahí y olía a alcohol—. Lo lamento —espetaste, volviendo a atraer el carro.
—¡¿Qué rayos?! ¡¿Acaso no me viste?! —dijo la mujer.
—Realmente lo siento. Fue un accidente —explicaste.
—¿Acaso sabes lo que cuesta esto? —te fastidió, desempolvando sus zapatos, incluso aunque no estuviesen sucios—. ¡Son más caros que toda tu maldita vida!
Su novio reía junto a ella. No pudiste evitar mirar su inusualmente pálido y brillante rostro, con base extremadamente gruesa, y quien sabe que cosas más había puesto ahí. Tuviste un divertido presentimiento de que si tocabas su rostro, tus dedos se hundirían al menos tres pulgadas.
—¡¿Por qué miras a mi novio?!
—No, yo…
—Quizá está celosa de que no puede conseguirse ella misma uno —rió el chico, acercando a su chica más.
—Apuesto a que nunca ha visto un chico tan guapo como tú antes. Como, ¡por Dios! ¿A quién podría gustarle? Los chicos deben evitarla como una plaga —dijo ella con disgusto, mirándote hacia abajo, sin mostrar siquiera el menor atisbo de remordimiento con las palabras que había dicho.
Aun así sofocaste una risa. No pudiste evitarlo, especialmente cuando dijo que su novio era guapo.
—¿De qué te estás riendo? —siseó la chica, molesta.
—Oh, lo siento. Es solo, lo entendiste todo mal. No estaba mirando a tu novio porque es guapo. Lo estaba mirando porque su rostro se ve raro. Quiero decir, no había visto nunca chicos con tanto maquillaje. Por cierto, está un poco irregular de este lado —contestaste, señalando su frente. Te diste cuenta de lo que habías hecho demasiado tarde. No es que no supieras que eso los enfadaría. Sabías que lo haría, pero se sentía bien decirlo de esa manera. Ni siquiera estabas asustada. Pero ahora lo estabas, viendo sus rostros desfigurándose del enfado.
—¡Quita tu horrible rostro de mi vista! —te dijo la chica, pateando tu carro.
LuHan, quien no te habías dado cuenta que estaba detrás tuyo, lo paró y lo dejó a un lado cuidadosamente. —Hey, oso canoso, ¿esos feos maricones te están molestando? —preguntó parándose junto a ti.
Viste sus ojos brillar, especialmente los de la chica al notar a LuHan. No sabías si era por lo que había dicho o porque estaba sorprendida al notar que era tan guapo.
—¿Qué dijiste? —gruñó el chico, listo para noquear a LuHan.
—¿LuHan hyung, JooRi ah? ¿Hay algún problema? —apareció SeHun desde una esquina junto a D.O., haciendo que el chico parara y la chica se sorprendiera aún más.
—Nada. Solo les estaba diciendo a estos feos maricones que se fueran —contestó LuHan.
Miraste a la chica justo a los ojos y sonreíste.
Hey, amiga, conoce a mis GUAPOS amigos, dijiste dentro de tu cabeza.
—Hyung, ¿qué está mal con tu rostro? ¡Se derrite! —exclamó SeHun, refiriéndose a la base del chico, la cual se estaba derritiendo lentamente con su sudor.
—¡Tú, cara de caballo! —le dijo LuHan a la chica—. Llévate a ti y a Frankenstein fuera de nuestro camino.
—Tú, maldito im… —crepitó el chico, pero lo paró un golpe de su novia—. ¡¿Qué?! —preguntó enfadado.
—¡Ugh! ¡Vete a la mierda! —le gritó y se alejó pisoteando, el chico la siguió de cerca.
—¿Qué fue eso? —preguntó D.O. Tú solo reíste mientras LuHan se encogía de hombros.
—Hyung, ¿qué crees que le haya sucedido a su rostro? —le preguntó SeHun a D.O.
—Quien sabe. —D.O. se encogió de hombros.
—¡Oh! —exclamaste encantada, mientras usabas una extraña, muy extraña, casi horripilante sonrisa.
—¡Qué! —preguntó D.O., molesto, mientras SeHun sonreía felizmente, poniendo un brazo alrededor suyo.
—No puede estar mucho tiempo enfadado conmigo de veras —sonrió, pinchando las mejillas de D.O.
—¡Cállate! —gritó D.O., golpeando su mano. Sonreíste felizmente, mirándolos.
—Entonces, ¿has terminado de buscar todo? —preguntó D.O., determinado en cambiar de tema.
—Oh, sí. Esto es lo último que necesitaba —dijiste, mostrándoles la botella de aceite que seguías sosteniendo.
—Entonces vayamos a pagar. Quiero volver si voy a cocinar todo esto antes de cenar.
LuHan te sonrió, no molestándote, sino una clase de sonrisa “aprobatoria”, antes de caminar siguiendo a D.O.
Los cuatro se dirigieron a la caja a pagar. Te diste cuenta justo luego que tu grupo se estaba ganando miradas de nuevo. Se sentía similar a lo que había sucedido durante la aventura al supermercado para el cumpleaños de SuHo, solo que estabas con diferentes personas, excepto por D.O.
Diferentes personas, siguen con el mismo efecto. ¡Atención de todos!
Miraste a cada uno de ellos. Sabías que eran guapos, pero seguías sin entender porque la atención que tenían era tan ridícula, casi como si fueran celebridades. Decidiste que quizá tú y las otras personas no parecían tener la misma vista; tenías miopía después de todo.
Los chicos no te dejaron cargar ninguna de las bolsas de regreso. Tú y LuHan habían dejado ir a D.O. y SeHun por delante para que tuviesen su espacio. SeHun iba riendo y trepándose a D.O., mientras este seguía con su expresión estoica, aunque podías jurar que había un diferente brillo en su rostro ahora. Como si una carga si hubiese liberado de sus hombros.
—¡Hey! —le dijiste a LuHan—. Lo de antes… gracias.
—¿Qué cosa? —preguntó, sin siquiera mirarte.
Frunciste el ceño. Pero habías estado alrededor suyo lo suficiente para saber que sabía de lo que estabas hablando, así que solo sonreíste.
—Solo para que lo sepas, voy a agregarlo a tu cuenta —te dijo después de un rato.
—¡Por supuesto que lo sabía! Nunca ayudas sin recibir algo a cambio. ¡Imbécil! —susurraste la última parte, frunciendo el rostro. Te miró con una sonrisa, su habitual sonrisa irritante.
No habían caminado demasiado cuando viste a Kris y Tao salir de un edificio.
—Hey, son Kris y Tao, ¿verdad? —le preguntaste a los otros, señalándolos.
—Sí. ¿Acaso viven por aquí? —le preguntó SeHun a los otros.
—¿No se suponía que vivieran en China? —replicó D.O.
—Quizá solo están paseando o visitando algunos amigos. —Te encogiste de hombros—. Hey, iré a hablar con ellos.
Trotaste hacia ellos antes de que los otros pudiesen decir nada. —¿Kris shi? ¿Tao shi? —llamaste.
—Song SooRi shi —dijo Tao sorprendido cuando se giró y te vio.
—Oh, en verdad son ustedes. Es una sorpresa verlos acá. ¿Viven por aquí? —preguntaste.
—No —fue la corta respuesta de Kris.
—Oh. Bueno, ¿van a algún lado? —preguntaste, pero ellos solo se vieron entre sí y volvieron la mirada hacia ti—. Er… bueno, verán, vivo por aquí y mi mamá y el resto de los chicos decidieron cocinar algo —dijiste, haciendo gestos a los otros para que se acercaran—. Así que si no están haciendo nada, quizá quisieran venir a comer con nosotros.
—Gracias por invitarnos, Song JooRi shi, pero tenemos…
—Iremos —cortó Kris a Tao, haciendo que el otro le vea sorprendido.
—¿Duizhang? —inquirió Tao.
—Nos encantaría ir con ustedes —dijo Kris.



No hay comentarios:

Publicar un comentario