martes, 17 de febrero de 2015

Monster Academy[Trans] - Capitulo 30




Advertencia

¡JooRi ah! ¡JooRi ah! —JiMin llegó corriendo a la clínica con el entrenador YunHo unos minutos después que SuHo, Lay y BaekHyun. Se sentó junto a ti y tomó tu rostro entre sus manos—. ¿Estás bien? ¡Omo! Tus lentes se rompieron —dijo cuándo notó que estabas usando unos diferentes y vio los otros sobre la mesa del doctor Jung.
Temporalmente usarías los lentes que el doctor Jung te había dado. Debido a que no tenían la misma graduación que los tuyos, usarlos te daba un poco de dolor de cabeza. El grado era muy bajo para tu vista, así que tu visión seguía sin ser tan clara. Pero ya que no tenías opción, era mejor que nada. El doctor Jung había hecho un pedido para que los reemplazaran por un nuevo par de lentes, y dijo que llegarían en un par de días.
¡Y tu nariz está rota! Ah, ¿qué hago? —continuó JiMin mientras gentilmente tocaba las gasas manchadas de rojo en tu nariz.
No lo está. Aunque es una herida bastante importante —le contaste.
Y tendrás un moratón —agregó el doctor Jung.
¡Arrrgh! ¡Ese HeeJun! Espero que muera por sus heridas. ¡Aish! —bufó—. Como sea, estaba tan preocupada ya que de repente no te vi en medio de toda esta confusión.
Lay me trajo aquí.
Hahhh —suspiró y se giró hacia él—. Gracias, Lay.
No hay de qué.
Pensé que algo realmente malo te había ocurrido —continuó JiMin.
Pero, ¿qué pasó realmente? Todo lo que sé es que ChanYeol y HeeJun estaban peleando. Luego de repente estaban Kai y otro estudiante. Y-y también LuHan y D.O. estaban empujando a algunos estudiantes al suelo —les preguntaste.
Lo siento sobre eso. Esos estudiantes eran vampiros, se salieron de control con la esencia de tu sangre. Probablemente no pueden controlar su sed aún. Y tu sangre huele realmente como la de los humanos, así que sus instintos salieron a flote. Buena suerte que Kai y los otros estaban prestando atención y los detuvieron a tiempo. Pero incluso D.O. se estaba sintiendo mal al oler tanta sangre —explicó el entrenador YunHo.
Te estremeciste ante la idea de lo que hubiese sucedido si los otros no te hubiesen salvado.
¿Qué pasó con Kai y HeeJun? Pensé que sólo ChanYeol estaba peleando con él.
Bueno, las cosas se pusieron feas después de que te fuiste —fue BaekHyun quien contestó—. Los amigos de Lee HeeJun se unieron a la pelea. Aunque ChanYeol puede defenderse por sí mismo de todos ellos, pero nosotros no podíamos sólo pararnos y ver cómo se aliaban contra él, así que algunos de nosotros lo ayudamos, incluyendo a Kai cuando terminó con los vampiros. Pero él y ChanYeol se dejaron llevar demasiado y golpearon a HeeJun hasta que ese bastardo quedó inconsciente.
Dios mío —murmuraste.
Ese bastardo se lo merecía, si me lo preguntas —dijo BaekHyun—. Pero por supuesto que los profesores no estaban felices acerca de ello.
Y hablando de eso, debo volver para discutir con los otros profesores. Sólo vine a ver cómo te encontrabas. Estoy agradecido de que no tengas ninguna herida grave. Si hay algo en lo que pueda ayudarte, no dudes en decirme —dijo YunHo.
Gracias, entrenador —contestaste.
Recupérate —dijo y salió.
¿Realmente piensas que serán expulsados? —preguntaste a SuHo.
No lo sé realmente. Espero que no. pero sabes que ChanYeol y Kai no son realmente populares con los profesores y eso puede ponerlos en desventaja —contestó SuHo.
Tienes razón. A los profesores no les caen bien porque siempre se meten en problemas —murmuró JiMin.
Hyung, deberíamos volver. Quiero saber que sucede en la oficina del director —dijo BaekHyun.
Sí. Vamos —acordó SuHo.
¡Esperen! ¡Quiero ir también! —les dijiste, e inmediatamente te levantaste de la cama.
No, JooRi. Quédate aquí y descansa —dijo SuHo y gentilmente te empujó de vuelta a la cama.
¡Pero no puedo! Tengo que saber qué sucederá con Kai y ChanYeol. Y también estoy envuelta. Ellos sólo golpearon a HeeJun porque él me golpeó primero. ¿No debería al menos hacer algo bien? —argumentaste.
Entiendo cómo te sientes. Pero por ahora, solamente el Consejo Estudiantil está permitido. Y si tú vas, no hay mucho que podamos hacer para ayudar por el momento —te dijo SuHo.
¿Pero qué si deciden expulsarlo? No puedo solo sentarme aquí y esperar —insististe.
No te preocupes, JooRi. Sigue siendo demasiado temprano para decidirlo. Es un incidente muy grande y hay demasiados puntos de vista para considerar. Además, las cuestiones relativas a la expulsión son decididas por todos los miembros de la junta del colegio, no sólo los profesores. Así que los profesores que consideren que Kai y ChanYeol deberían ser expulsados, tiene que pasar por muchas reuniones e investigaciones antes de tomar una decisión. Probablemente ellos quieran oír a Kai y ChanYeol. Y estoy seguro que te llamarán para oír tu lado de la historia pronto. Ya veremos lo que podemos averiguar y les contaremos luego. Por ahora, descansa, ¿entendiste? —te dijo SuHo, sin dejarte espacio para argumentos.
Y como tu doctor, te ordeno estar en la cama hasta la tarde —se entrometió el doctor Jung.
Está bien —suspiraste.
Todo estará bien. —Lay palmeó tu espalda.
JiMin y Lay se quedaron contigo un rato, y los tres tuvieron el almuerzo en la clínica con el doctor Jung. La gente de la Prensa Estudiantil fueron un par de veces para hablar sobre qué había sucedido, pero el doctor Jung los sacó cada vez, diciéndoles que necesitabas descansar y no estabas en condiciones de ser molestada. Lay y JiMin se fueron después para las clases de la tarde, mientras tú te quedabas en la clínica ya que te habían excusado para no asistir el resto del día. JiMin dijo que recogería tus cosas de los vestuarios de EF y te lo llevaría después de clases.
¿Puedo descansar en mi cuarto? —preguntaste al doctor Jung.
¿Por qué? ¿No te gusta estar aquí? —preguntó.
Realmente no me gustan las clínicas, hospitales y esas cosas —le dijiste. Pero además de eso, seguías viendo al otro estudiante inconsciente tendido, y te preguntabas si era uno de los vampiros o amigo de HeeJun. De todas maneras, no querías estar ahí cuando despertase. Habías tenido demasiados problemas por ese día.
En realidad, estaba por decirte lo mismo —dijo el doctor Jung.
¿Qué? —preguntaste en blanco y quitaste la mirada del estudiante dormido.
Que deberías descansar en tu cuarto —contestó el doctor Jung impaciente por tu falta de atención.
Oh, cierto —reíste culpable—. ¿Entonces soy libre de irme? —preguntaste mientras te levantabas.
No aún. Ve cuando las clases hayan comenzado —dijo el doctor Jung.
¿Por qué? —preguntaste.
Aish, esta chica. ¿No has notado las veces que la Prensa nos molestó durante el almuerzo por ti? Y estoy seguro que no sólo la Prensa Estudiantil querrá preguntar qué sucedió. Todo el mundo ya ha oído sobre el incidente. Así que si quieres regresar a los dormitorios en paz, espera a que las clases hayan comenzado para ir —explicó.
Oh, cierto —contestaste y te sentaste de nuevo en tu cama.
Y cuanto más sea posible, intenta evitarlos por un par de días —dijo.
¿Por qué? No quiero.
Ya —dijo y golpeó tu frente con su lapicera.
¡Ouch! ¡¿Qué?! —exclamaste y posaste tu mano sobre la frente.
Por casualidad, ¿has perdido el cerebro cuando la pelota te golpeó? ¿Por qué sigues haciendo preguntas estúpidas?
No las hago —bufaste.
Espero que pongas más atención en estos días. Estás metida en un muy gran problema allí. Aunque las peleas físicas son comunes en la escuela, monstruos o no, tanto daño no es algo que se vea todos los días, incluso en una escuela de monstruos. Sin mencionar, algunos de los envueltos son de los más populares. Piensa que te harán más cosas que simplemente preguntas —dijo.
Tus cejas se levantaron al intentar pensar a que se refería, hasta que recordaste a las admiradoras del equipo de fútbol.
Oh, no —murmuraste.
Oh, sí. Así que sé cuidadosa —te dijo.
¡Ugh! Sólo con pensar en cómo eran incluso antes de este incidente, no quiero imaginar las cosas que harán ahora que su preciado equipo de fútbol se metió en problemas por mí. Que los cielos me ayuden.
¿Por qué esto me ocurre a mí? —murmuraste miserablemente.
¿Hmm?
Intenté lo mejor que pude mantenerme lejos de los problemas y termino en uno mayor cada vez. Es como si mi vida estuviese destinada a ser miserable o algo. ¡Aish! La vida es tan injusta —gruñiste.
Ya, no es tan malo como parece, así que anímate. Estás sobreactuando. Esto es por qué las niñas deben dejar de ver dramas —te dijo el doctor Jung.
No miro dramas —observaste.
En serio, deja de pensar tanto en eso. Hoy solamente no fue tu día de suerte.
Nunca es mi día de la suerte —enfurruñaste.
Todos tienen problemas. Si dejas que te dejen afectar tanto, pierdes.
Diste otro suspiro y te quedaste mirando a nada en particular.
Toma —te dijo el doctor Jung, alcanzándote un paño caliente.
¿Qué es eso?
Ponlo sobre ese enorme moretón que tienes en tu brazo. ¿Qué pasó con eso? Estoy muy seguro que es viejo, así que sé que no te lo hiciste hoy.
Yo… —Estabas pensando el decirle sobre tu encuentro con HeeJun el último lunes pero pensaste que eso probablemente podría empezar más problemas y no estabas de humor para meterte en más de los que ya estabas—. Tuve un pequeño accidente.
¿Accidente? ¿Qué tipo de accidente te haría un moretón tan grande?
Yo… mi mano quedó atrapada por la puerta.
¡¿Qué?! —exclamó y rió sin creerlo.
Cerré la puerta apurada porque iba tarde y mi mano quedó atrapada —contestaste sin mirarle.
Hmm… bien —dijo después de dudar unos momentos—. Pero es muy grande el moretón que tienes ahí. Sabía que eras torpe, pero no esperaba que tanto.
Silenciosamente suspiraste y te aliviaste de que te haya creído. —Así que realmente no puedes leer mentes —observaste.
¿Por qué? ¿Estabas pensando en algo más?
No, quise decir que pudiste tan solo leer mi mente en lugar de preguntar.
Rió. —Entonces en verdad creías que podía leer mentes.
Frunciste el ceño y no contestaste.
No puedo leer mentes. Pero estoy muy seguro de poder leer la tuya —dijo.
Lo miraste interrogante.
Eres muy fácil de leer porque tus expresiones lo dicen todo. Incluso ahora, sé que estás mintiendo sobre ese moretón.
Lo miraste con sorpresa y luego retiraste tus ojos avergonzada.
Pero si realmente no quieres decirme, está bien —continuó—. Pero déjame decirte, la vida es mucho más fácil si no la haces sola. Sabes que tienes amigos, ¿verdad?
Sí, pero todo lo que hago los mete en problemas.
No contestaste y pretendiste estar ocupada con el paño.
Kai y ChanYeol… ¿qué debo hacer? Espero que estén bien.
Saliste de la clínica al pasar una hora de haber comenzado las clases.
Me iré ahora. Gracias por ayudar. —Te reverenciaste.
No te preocupes por esto. En tu corta estadía en MA, realmente me acostumbré a que te metieras en problemas. Y estoy seguro de que te veré de nuevo pronto —contestó el doctor Jung mientras reía.
Aish. Es como si realmente desearas que algo me ocurriese —espetaste, pero él solo rió más—. Por cierto, doctor Jung.
¿Sí?
Por favor, no le digas a mi madre sobre lo que pasó.
¿Por qué?
Ella ya tiene demasiadas cosas en las que preocuparse. No quiero agregarle más cosas. Además, has dicho que mis lastimaduras no eran graves. Así que por favor, no le digas.
Bien —contestó después de una corta pausa.
Muchas gracias. Me voy ahora. —Te reverenciaste y saliste.
Como el doctor Jung había dicho, los pasillos estaban desiertos porque todos estaban ya en sus respectivas clases. Tus ojos vagaron en dirección del Edificio Administrativo donde estaba la oficina del director.
Me pregunto si ellos seguirán allí. ¡Gaaaah! Quiero saber que está pasando —murmuraste y discutiste contigo misma si debías o no ir hacia la oficina del director. Pero recordaste lo que SuHo había dicho y decidiste no entrar en pánico y sólo esperar por las nuevas noticias—. Ah. ¡En serio! ¡Esto apesta!
¡YA! —Alguien te llamó y te congelaste al ver a la Abeja Reina SoYeon caminando hacia ti.
Choi SoYeon shi.
¡Cállate! ¡No digas mi nombre con esa desagradable boca tuya! —dijo y te empujó por los hombros. Perdiste el balance y casi te caíste al suelo.
Choi SoYeon shi, ¿qué estás…?
¡¿Realmente quieres morir?! ¡Te dije que te alejaras de ellos pero no escuchaste, ahora mira lo que has hecho inútil pedazo de basura!
¿Podrías calmarte y hablar esto apropiadamente?
¡¿Hablar?! ¿Piensas que eso es lo que quiero justo ahora? ¡Deberías estar agradecida de que estemos dentro del edificio o ya no estarías respirando! ¡Cómo te atreves a meter a Kai y los demás en tus líos!
Nunca quise meterlos en problemas —le dijiste.
¡TÚ estás en problemas! ¡Si te hubieses mantenido alejada de ellos esto no tendría que haber sucedido! ¡Claramente te advertí pero tú me ignoraste! Debería haber sabido que perras como tú harían lo que fuera por coquetear y meterse en sus pantalones. Incluso les convenciste de hacerte su manager. ¡Ha! Wow, eres increíble —rió insultando—, increíblemente desagradable.
¿Qué? —preguntaste incrédula, sorprendida por lo que ella había dicho—. ¿Piensas que estoy coqueteando con ellos? Jaja. —Diste una espantosa carcajada y por un momento no supiste que decir.
¡Sí! ¿No lo estás? Deja de negarlo, perra. Todo el mundo puede ver claramente lo que estás haciendo.
Todos ven lo que quieren ver. Si estás tan preocupada por mí siendo su manager, déjame decirte, nunca pedí serlo. Por todos los santos cielos, ¡ni siquiera solicité para ello! Ellos me hicieron su manager. Infórmate bien antes de hacerme acusaciones sin sentido.
¿Qué? ¿Realmente quieres que yo crea que ellos te forzaron a ser su manager?
¡Sí! —contestaste audaz—. Si no me crees está bien. Pero esa es la verdad…
¡Slap!
Apoyaste la mano sobre tu mejilla izquierda, donde SoYeon te había golpeado un segundo atrás.
¿Quién te crees que eres? ¡Deja de decir mentiras con esa inmunda boca! —crepitó mientras continuabas mirándola sorprendida—. ¡Escucha esto, desperdicio! Déjalos, o haré que dejes la escuela yo misma. Y si algo malo le sucede a Kai, estoy segura que no sólo tu nariz se romperá esta vez —siseó, sus ojos se volvieron verdes, sus pupilas se dilataron. Te empujó en su camino y se alejó pisando fuerte.
Te limitaste a continuar mirando su camino hasta después de un largo rato. Soltaste un suspiro, y el sonido te devolvió los sentidos. Acariciaste tu mejilla la cual seguía picando por el golpe de SoYeon. Nadie te había cacheteado nunca antes, ni siquiera tu madre.
Respiraste profundamente de nuevo para aclarar tu cabeza, y lentamente comenzaste a caminar. Te diste cuenta que tus rodillas e incluso todo tu cuerpo estaba temblando. Te sostuviste de un pilar por un rato antes de continuar caminando hacia los dormitorios en un estado de zombie.
Después de lo que parecían horas, finalmente llegaste a tu cuarto. Te sentaste en tu cama y miraste en blanco la pared. Tu pecho se sentía pesado por el enjambre de emociones dentro de ti, ni siquiera sabías qué deberías estar sintiendo realmente ahora. Inconscientemente buscaste a tientas tu teléfono y marcaste el número de tu madre.
Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiingg… Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiingg… Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiingg…
¿Quién habla? —La voz de tu madre llegó desde el otro lado de la línea.
Mamá…
JooRi ah, ¿qué te preocupa? —preguntó con un tono preocupado.
N-nada —mentiste.
¿Por qué estás llamando en este momento? ¿No deberías estar en clases?
No. Es nuestro recreo. Estoy en mi cuarto ahora mismo —mentiste de nuevo.
¿Entonces cuál es el problema?
¿No puedo llamarte cuando no tengo ningún problema. —Hiciste un mohín—. Yo sólo… de repente quise escuchar tu voz.
Aigoo. No me digas que te sientes nostálgica.
Sí… quizá lo estoy. —Reíste tristemente.
Aigoo, esta chica. ¿Desde cuándo te has convertido en una sentimental?
¿Por qué? ¿No puedo extrañar casa? —Frunciste el ceño—. Y… te extraño, mamá.
Aigoo. —Tu madre rió—. Yo también, te extraño. Pero no seamos melancólicas, harás que me preocupe. La próxima semana es tu fin de semana libre, ¿verdad?
Sí.
¿Vendrás a casa?
Sí. No tengo actividades en la escuela, así que volveré.
Entendido. Te prepararé tu comida favorita cuando vengas.
¿Samgyeopsal?
Mm-hmm.
Pero mamá, eso es muy caro. Solamente prepara nuestra comida usual. No es un día especial después de todo.
Aish. ¿Qué quieres decir con que no es especial? Sólo nos vemos una vez al mes. Además, mi hija está estudiando mucho, así que debería al menos prepararle deliciosa comida cuando vuelve a casa.
Mamá…
¿No deberías volver a clase?
Mamá, ¿dónde estás? —preguntaste, intentando cambiar el tema. No querías mentirle de nuevo. Ya habías dicho demasiadas mentiras en un día.
Estoy en el mercado, como siempre.
¿Vendiste mucho?
Sólo lo suficiente. El señor Cha incrementó los precios así que no puedo vender tanto como antes —te dijo. El señor Cha era el pescador quien abastecía a tu madre—. Pero no te preocupes por ello. Muchos clientes siguen comprando incluso con el incremento del precio.
Mamá, no trabajes mucho, ¿entendido? Lo siento por no estar ahí para ayudarte.
¡Aish! ¿Qué estás diciendo? No hables de mí como si fuese una mujer vieja y débil. No te preocupes por mí. Además, deberías volver a clase. Te llamaré esta noche cuando vuelva del mercado.
Siempre dices eso, pero siempre olvidas hacerlo —frunciste el ceño.
Aish, te llamaré esta noche —prometió—. Debo irme ahora, un cliente viene. Deberías volver a clases. Estudia mucho, JooRi. Mamá trabajará mucho para ti.
Dejaste salir un pesado suspiro antes de contestar. —Sí. Gracias, mamá.
Beep.
Suspiraste pesadamente de nuevo antes de recostarte en tu cama con la cara hacia abajo.
Lo siento, mamá. Debes trabajar todo el día por mí. Y yo aquí, la misma hija inútil. En solo mi primer mes aquí ya me metí en muchos problemas.
Te cambiaste la ropa manchada con sangre y pasaste el resto de la tarde pensando—en tu madre, en Kai y ChanYeol, sobre los problemas en los que estarían metidos por tu culpa, sobre lo que la Abeja Reina había hecho y lo que había dicho sobre dejarles—tanto que más tarde te diste dolor de cabeza. Por otra parte, tu nariz palpitaba por el dolor ya que los efectos de los medicamentes que habías tomado en el almuerzo se estaban acabando.
La perilla de la puerta giró y te preguntaste si eran los reporteros de la escuela de nuevo. La puerta se abrió revelando a JiMin.
JooRi ah, ¿cómo te encuentras?
Me duele la cabeza, pero es tolerable —le dijiste—. ¿No tienes práctica de vóley?
Sí. Pero vine a traerte tus cosas, ya que volveré tarde por la práctica —dijo.
Oh, gracias.
Por cierto, es… err… un poco… —dijo inquieta.
¿Qué?
Ella dio un suspiro antes de entregarte tu mochila y el uniforme. Estos estaban empapados con agua, incluyendo todos los contenidos de tu mochila. Sin mencionar las escrituras nada bonitas con marcadores y lapiceras sobre esta.
Estaba buscando las cosas en los vestuarios de E.F., pero no estaban ahí. Las busqué y las encontré cerca de los contenedores de basura —te dijo. La preocupación estaba escrita en todo su rostro al verte.
Oh, bueno —suspiraste—. Realmente esperaba algo como esto. Entonces, supongo que debo comenzar a secar esto —dijiste despectivamente. Te sentaste en el suelo y comenzaste a sacar el contenido de tu mochila para secarlo.
¡Aish! Esos buenos para nada. ¿Cuál es su problema? ¡En serio! Dime la verdad, esa vez, cuando tus zapatos se perdieron, realmente no los habías extraviado, ¿verdad?
No contestaste y sólo continuaste con lo que estabas haciendo. La escuchaste suspirar.
Déjame ayudarte —se ofreció.
No, está bien. Deberías irte ahora o llegarás tarde a la práctica.
Ella dudó por un instante antes de finalmente responder. —¿Estás segura de que está bien dejarte sola?
Sí. No es una gran tarea. Solo dejaré esto en el balcón para que se seque —contestaste, aunque sabías que en realidad no se estaba refiriendo a secar la ropa.
JiMin no contestó pero continuó mirándote preocupada.
¡Apúrate! ¡Llegarás tarde! —le dijiste y sonreíste.
Bien. Tengo una secadora de cabello en mi armario. Úsalo lo quieres o sólo espera a que se seque —te dijo.
Está bien. Gracias —dijiste, buscando en su armario.
Por cierto, casi lo olvido. El doctor Jung me dio esto para ti —dijo y te tendió una bolsa de papel—. Son tus medicamentos. También, dijo que alguien del personal de la escuela te traería las comidas para que no tuvieses que ir a la cafetería. Y también esto. —Te mostró un papel con algo escrito en él.
¿Qué es eso? —preguntaste sin poder comprender lo que decía por la baja graduación de los anteojos.
Es una nota del doctor Jung informando a todos que no te molesten porque necesitas descansar. Lo pegaré en la puerta —dijo y se dirigió a la puerta.
Oh, gracias.
Ahí —murmuró cuando terminó—. Bueno, debo irme. No dudes en llamarme si sucede algo.
Entendido. ¡Oh, espera! ¿Hay noticias sobre Kai y ChanYeol?
Lo siento. No pude hablar con SuHo porque el doctor Jung me llamó a su oficina justo después de clases. Pero no te preocupes. Hablaré con él luego y te diré lo que averigüe —dijo.
Bien. Gracias, JiMin.
No hay problema. Te veo luego.
Entendido. Buena suerte en la práctica —dijiste y ella se fue, trabando la puerta detrás de ella.
Miraste las cosas empapadas y tomaste uno de tus cuadernos. Hurgaste las páginas y viste que un poco de la tinta de tus anotaciones había comenzado a correrse por el agua. Inmediatamente comenzaste a secarlo, esperando que aún pudieses salvar tus notas.
Aigoo. Espero que siga pudiendo leerse después de que esté seco —murmuraste para ti, moviendo el secador de cabello entre las páginas. Tus ojos se extraviaron en tu mochila. Había sido un regalo de tu mamá cuando comenzaste la secundaria. Era muy costosa, pero tu mamá aun así la compró porque dijo que quería que te vieses bien en tu primer día de clases. Aunque era muy vieja, la amabas porque tu madre había trabajado mucho para comprártela. Pero justo ahora su superficie escrita con crudas frases y no pudiste evitar leer algunas aunque intentaste no hacerlo.
¡Muere, perra!
¡Desperdicio!
¡Bruja!
¡Puta asquerosa!
¡Vete al infierno!
Hey, perra, ¿quieres f*llar?
Había tantas cosas peores escritas que no te atreviste a terminar de leerlas.
Apagaste el secador y lo dejaste en el suelo. Diste un suspiro y miraste el techo.
¡Beep!
El sonido de tu teléfono te distrajo. Miraste la pantalla y viste que era un nuevo mensaje de Lay.


De: Lay
Enviado: Mayo 25, 20XX, 5:07 PM
Hola, JooRi.
Fui a la clínica después de clases, pero el doctor Jung dijo que ya te habías ido al dormitorio. ¿Cómo te estás sintiendo?


Miraste el mensaje por un momento antes de contestar.


Para: Lay
Estoy bien, gracias. =)


Te encontraste a ti misma sonriendo un poco. Alcanzaste a Totoro y lo colocaste en tus rodillas.
Al menos sigue habiendo gente que se preocupa por mí. ¿Verdad, Totoro? —murmuraste e intentaste reír feliz.
Una gota mojó el rostro de Totoro, seguida por otra, y entonces te diste cuenta de que eran lágrimas. Te quitaste los lentes y secaste tus mejillas de las lágrimas que habías intentado refrenar con mucho esfuerzo desde el almuerzo, que finalmente hacían su camino, y no había fin para el interminable goteo que se abría paso en tus ojos. Tomaste una profunda respiración e intentaste sostenerlas, pero ellas no querían dejar de caer. Finalmente te rendiste y abrazaste tus rodillas, acercándolas a tu pecho, enterrando tu rostro en el suave cuerpo de Totoro.
No, no estoy bien.


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