lunes, 26 de enero de 2015

Monster Academy[Trans] - Capitulo 28





Resaca




Despertaste con el peor dolor de cabeza que habías tenido en tu vida. JiMin te relató lo que había sucedido la noche anterior y te recomendó quedarte en la cama.

—La escuela no vende medicina para la resaca porque el alcohol está prohibido en primer lugar. Pero esto debería hacerte sentir un poco mejor —dijo dándote un plato con lo que parecía Jampong.

—Gracias —murmuraste y te sentaste en la cama.

—¿Cuánto bebiste, por cierto? —preguntó.

—Tres —murmuraste mientras te sobabas las sienes. Tu cabeza se sentía como si fuese a partirse en dos.

—¡¿Tres botellas?!

—No, tres shot —la corregiste.

—¿Tres shot? ¡¿Tres shot?! —preguntó, viéndote sorprendida—. ¡Omo! Tienes muy poca tolerancia al alcohol.

—Espera, ¿no necesito un certificado para no ir a clases?

—Sí.

—Pero si voy a la clínica, ¿no se darían cuenta que estuve borracha?

—Pero el doctor Jung es tu amigo, ¿no? Debería estar bien. Solo pídele un favor por esta vez.

—Tienes razón —asentiste, haciendo que tu cabeza doliera un poco—. ¡Aish! Mi cabeza duele. No sabía que la resaca podía llegar a ser tan dolorosa —murmuraste, masajeándote las sienes—. ¿Pero podría el doctor Jung realmente ayudarme? ¿Qué si se niega? ¡¿Y qué si le dice a mi mamá?! ¡Ah! ¿Qué debo hacer?

—¿Piensas que hará eso?

—Honestamente no lo sé —murmuraste—. Aish. Creo que es mejor que sólo vaya a la escuela.

—¿Pero eso está bien?

—Dijiste que esto me haría sentir mejor, ¿verdad? Supongo que estaré bien. No tengo opción de todas formas —dijiste, comenzando a sorber la sopa antes de tambalearte hasta el baño para prepararte para la escuela.

Llegaste a clase justo antes de que comenzara la clase.

—¡Ayo, JooRi! —te saludó ChanYeol cuando llegaste a tu asiento.

—¿Cómo te sientes? —preguntó SeHun al notar tu rostro fruncirse.


—Nada bien —contestaste y te desplomaste sobre el banco para dormir.

—Beber algo caliente como una sopa debería hacerte sentir mejor —te dijo Kai.

—Ya lo hice. JiMin me dio una esta mañana —murmuraste pensando lo bien que sería poder quedarte en tu cama y dormir durante todo el día. La temperatura cálida tampoco ayudaba, y estabas segura de que se pondría más caluroso al medio día. El clima se estaba poniendo cada vez más cálido en los últimos días, ya que el verano se estaba acercando.

—Hombre. Apenas bebiste tres shot y ahora tienes resaca. Eres peor que LuHan hyung —observó ChanYeol mientras reía.

—Por cierto, será mejor que te mantengas alejada de LuHan huyng hoy —dijo SeHun.

—¿Por qué? —preguntaste perezosamente.

—¿Qué… no me digas que no recuerdas? —rió ChanYeol.

—¿Recordar qué? —preguntase.

—¡Omo! En verdad lo olvidó —rió aún más ChanYeol.

—¿Qué olvidé? —Te acomodaste derecha en el asiento y los miraste a los tres.

—¿En verdad no recuerdas lo que hiciste anoche? —preguntó SeHun.

—¿Qué hice anoche? —preguntaste e intentaste traer a tu cabeza los eventos de la noche anterior.

Sacaste el nombre de LuHan con una estrella de la caja con papeles, tomas te el shot que Chen te había dado. La última cosa que recordabas era seleccionar un papel de las partes del cuerpo y no podías recordar nada más, y tus intentos de recordar solo hacía que la cabeza te doliera más.

—Aigoo, ¿por qué no puedo recordar nada? —murmuraste antes de girar hacia los chicos—. ¿Qué fue lo que hice?

—¡Wajajaja! En verdad lo olvidó. —ChanYeol continuó riendo.

—No estoy seguro si es algo bueno recordar —rió Kai.

—¿Por qué? ¿Qué fue lo que hice?

—Vuelvan a sus asientos. La clase comenzó. —El señor Shim entró al aula, haciendo que todos corriesen a sus asientos.

—Sólo… intenta evitar a LuHan hyung hoy. —SeHun palmeó tu hombro antes de volver a su asiento.

—¿Por qué? —preguntaste.

—Sólo corre cuando lo veas —llegó a hacer la respuesta antes de que el señor Shim comenzara la lección.

¿Q-qué? Aigoo. ¿Qué pasa con ellos? Frunciste el ceño.

Tu dolor de cabeza persistió hasta el último periodo de la mañana. Desafortunadamente, tenías que hacer una actividad con Kris y no eras de mucha ayuda.

Aish. No puedo pensar correctamente con este dolor de cabeza, suspiraste, masajeándote la frente con tu mano.

—Agua con miel debería ayudarte a sentirte mejor —dijo Kris sin dejar de mirar su libro.

—¿Eh? —murmuraste con sorpresa, pero Kris no contestó y continuó con su atención en el libro—. Ah, sí —finalmente dijiste e intentaste enfocarte en tu actividad nuevamente.

Escuchaste a ChanYeol riendo cerca. Lo miraste, notando que Kai se reía con él, viéndolos a ti y a Kris.

—¿Qué? —gesticulaste, pero ellos solo rieron más. Te diste cuenta que SeHun también estaba ahogando una risa suave no muy lejos de ellos. Les frunciste el ceño antes de girarte.

¿Qué es esto? ¿Por qué todo el mundo está actuando tan extraño hoy? Aish.

Para tu alivio, las clases de la mañana llegaron a su fin. Kris caminó sin verte y salió por la puerta. ChanYeol estaba riendo nuevamente e iba detrás de ti.

—Ustedes reían hace un rato —le comentaste, poniéndote la mochila tras tu espalda.

—Oh, cierto. No recuerdas nada —dijo riendo aún más fuerte.

—¿Exactamente qué es lo que no recuerdo? Ustedes me han fastidiado con eso desde la mañana.

—Eso fue antes con LuHan hyung, con angry bird es por otra cosa —explicó ChanYeol al salir ambos de la clase con SeHun y Kai.

—¿Eh? —murmuraste confusa—. ¿Qué pudo haber pasado con Kris?

—¡AHHH! —ChanYeol suspiró al reír—. Realmente debería haber filmado todo.

—¿Filmar el qué? Ya, está comenzando a ser molesto… esperen. —Dejaste de caminar y tus ojos se ampliaron al darte cuenta—. No me digan… que hice algo estúpido mientras estaba borracha.

Los tres soltaron una fuerte carcajada.

—¡YA! ¡Díganme!

—¿Acabas de darte cuenta de eso? —preguntó Kai mientras seguía riendo.

—¿Qué fue lo que hice? —preguntaste con pánico, pero los tres rieron aún más fuerte—. ¡Omo! ¿Qué les hice a Kris y LuHan? Esperen, ¿por qué Kris está envuelto? ¡Ni siquiera estaba ahí anoche! ¡Y! ¡Díganme!

—¡YA! —Una voz terriblemente familiar sonó en el pasillo.

Los cuatro levantaron la vista para ver a LuHan parado en el final del pasillo, mirando nada feliz hacia… ti.

—Uh-oh. Creo que debes irte —dijo SeHun.

—¿Eh? —murmuraste paralizada.

—¡Tú! —gritó LuHan y comenzó a caminar hacia ti.

—¡Vete, ahora! —dijo SeHun ya que sólo seguías ahí parada mirando a LuHan. El paso del chico se hizo cada vez más rápido y comenzaste a caminar hacia atrás por instinto.

Siempre habías odiado cómo LuHan se veía tan puro e inocente, como un ángel a pesar de su odiosa actitud. Pero mirándolo ahora, se veía demasiado atemorizante.

—¡Omo! —murmuraste y comenzaste a trotar lejos.

—¡YA! —gritó LuHan y también comenzó a correr.

—¡Omo! ¡Omo! ¡Waaaaaah! —Corriste como el infierno, no sabías exactamente porque te alejabas de él. Escuchaste los aullidos enfadados de LuHan desde atrás y el eco de las risas de ChanYeol, SeHun y Kai.

—¡Ya! ¡¿Dónde estás yendo?! —gritó LuHan. Miraste hacia atrás y te diste cuenta que también había comenzado a correr detrás de ti.

—¡OMO! ¡Ayúdenme! ¡Mamá!

—Ya, LuHan hyung, cálmate un poco —le dijo SeHun sosteniéndolo de la mochila.

—Déjame ir —dijo LuHan.

—Sí, te ves tan energético hoy. Vamos a la cafetería antes de que la comida se termine —dijo ChanYeol mientras también arrastraba a LuHan por su mochila en la dirección opuesta.

—¡Ya! ¡Déjenme ir! ¡Ya! —luchaba LuHan, mientras SeHun y ChanYeol seguían arrastrándolo.

—¡Whew! —suspiraste—. ¿Qué está mal con ese demonio? Se veía realmente atemorizante hoy.

Te diste cuenta que no podías ir a la cafetería, ya que LuHan debía estar ahí con los otros, así que terminaste yendo a la clínica de la escuela, aunque no tenías idea de porque tus pies te llevaron allí.

—¡Largo tiempo sin verte! —te saludó el doctor Jung.

—Nos vemos cada miércoles —le dijiste.

—Sí, pero no caíste en la clínica en los últimos días. ¿Finalmente tuviste algún accidente?

—Lo desearía —murmuraste—. Doctor Jung, ¿tienes alguna medicina para el dolor de cabeza?

—¿Por qué? ¿Tienes fiebre? —preguntó el doctor Jung, apoyando su palma sobre tu frente.


—N-no. Yo solo… uh… no dormí lo suficiente —mentiste, y deseaste sonar convincente.

Los ojos del doctor Jung te escrutaron antes de golpearte en la cabeza con su lapicera.

—¡Ow! —gimoteaste poniendo tus manos sobre el punto palpitante.

—¿Cuánto bebiste? —preguntó.

—¿Eh?

—¿Crees que soy un idiota?

—¿Pero cómo te diste cuenta? —preguntaste sorprendida.

—Puedo decirlo con sólo verte la cara. En caso de que lo olvidaras, no soy un medico ordinario.

Hiciste una mueca avergonzada.

—Aish. ¿Qué has estado haciendo? ¿Qué pensará tu madre?

—¡Por favor, no le digas a mi madre! —rogaste—. Sólo quería probarlo. No esperaba emborracharme. No beberé de nuevo, ¡lo prometo! Por favor no le digas. ¡Me matará!

—No planeaba hacerlo. ¿Con quienes bebiste? —preguntó.

Pensaste por un momento si era buena idea decirle. Después de todo, el doctor Jung era parte del profesorado y podrías meter a todos en problemas. No obstante, estabas segura de que se daría fácilmente cuenta que estabas mintiendo. Además, seguías sin saber si realmente leía o no mentes. Pensaste que estaba bien decirle a él la verdad. —E-el equipo de fútbol. Ellos tuvieron una fiesta para SuHo —le dijiste.

—Eso veo. Escuché que eres la nueva manager.

—Sí —contestaste.

—Espero que te metas en más problemas con esos chicos —rió.

—¿No dirás a alguien de nosotros?

—No. Algunas reglas rotas son parte de ser joven. En realidad, creo que es bueno para ti.

—¿Entonces por qué me pegaste antes? —te quejaste.

—No te pegué porque hayas bebido. Sino que si bebes, entonces deberías también saber ser responsable y saber cuándo parar. Tu madre te confió a mí. Si haces algo estúpido, ella me matará.

—¿Le tienes miedo? —preguntaste riendo.

—Bueno, ella puede ser aterrorizante a veces. Incluso tu padre tenía miedo de ella.

—Doctor Jung, estaba pensando. ¿Puedo pedirle un favor?

—¿Qué es?

—¿Puedes hacerme un certificado médico o algo? Mi cabeza realmente duele. No creo estar bien en clase.

—Aish —dijo y te golpeó en la cabeza con su lapicera de nuevo—. No me incluyas en tus planes. Si fuiste valiente para hacer algo que no debías, entonces deberías ser lo suficientemente valiente como para enfrentarte a las consecuencias.

—Pero me alentaste hace un rato —refunfuñaste para ti.

—Toma —dijo, tendiéndote medicina—. No es para la resaca, pero debería ayudar al dolor de cabeza.

—No la tomes con el estómago vacío. ¿Has comido?

—No —contestaste sinceramente.

—Aigoo, esta chica. Espera aquí —dijo y salió. Llamaste a JiMin para hacerle saber que no comerías en la cafetería y estarías en la clínica durante el almuerzo. El doctor Jung llegó unos minutos después, trayendo una bandeja de la cafetería. Te dio un plato con sopa de carne y un preparado con agua y miel, lo que te hizo preguntar como supo Kris también que tenías una resaca.

Decidiste regresar a clase justo un poco después de hora, para asegurarte de no encontrarte con LuHan. Desafortunadamente, tus esfuerzos fueron en vano. LuHan apareció de la nada (en realidad no de la nada, pero habías estado tan confiada que no estabas prestando demasiada atención como para notarlo), y te tomó de la mochila para que no pudieses siquiera pensar en correr.

—¿Piensas que puedes evitarme? —dijo.

—¿Q-quién dijo que estaba evitándote? —te defendiste.

—¿Entonces por qué corriste?

—Y…yo solo necesitaba ir a otro lugar. ¿Por qué seguiste persiguiéndome? ¿Qué está mal contigo? —replicaste, intentando sonar firme y valiente.

LuHan te miró incrédulo. —¿Q-qué? ¿Estás diciendo que no lo sabes?

—¿Me veo como una psíquica?

—Jaja —rió LuHan incrédulo—. Después de lo que hiciste anoche… tú, en serio… ¡Tú! —Se veía tan alarmantemente peligroso en ese momento, que literalmente saltaste en el lugar cuando levantó la voz.

—Y-y-yo no puedo recordar nada de anoche. Si hice algo que pudo haberte molestado, lo siento. Probablemente fue mi culpa de todas formas —murmuraste la última parte para ti, pero LuHan la oyó.

—¡¿Qué?! Tú… —bramó, pero no pudo terminar de decir lo que estaba diciendo.

—¡Ustedes dos! ¿Qué hacen todavía en el pasillo? ¡Las clases ya terminaron! Vayan a sus salones —un profesor ambulante los reprimió a ambos.

—Sí, profesor —contestó LuHan sin dejarte ir. Comenzó a caminar arrastrándote con él—. Ya, no hemos terminado aún. Te veo en la práctica. Si corres otra vez, estás muerta —dijo y finalmente soltó tu mochila cuando llegaron a tu salín—. Y es mejor que recuerdes lo que hiciste —dijo antes de finalmente irse.

Soltaste un suspiro e ingresaste al aula. La mayor parte de tus compañeros estaban ya allí, y algunos te dirigían miradas extrañas, especialmente las chicas.

—¡JooRi! ¿Cómo te sientes? —preguntó SeHun apenas te sentaste en tu lugar.

—Mucho mejor. Pero el doctor Jung me dio medicina para el dolor de cabeza —les contaste.

—¿Comiste? —preguntó ChanYeol.

—Sí.

—Eso es bueno. Pensamos que no comerías porque no podías ir a la cafetería por culpa de LuHan hyung. Lo siento por eso. Se le pasará pronto —dijo SeHun.

—Aigoo. ¿Qué fue lo que le hice? —preguntaste. Pero el señor Bae ingresó para comenzar con su clase de historia, interrumpiendo tu conversación.

Terminaste sin escuchar la clase, ya que intentabas recordar que fue lo que había pasado la noche anterior. Si LuHan estaba enojado, entonces quizá habías hecho algo realmente horrible.

O simplemente era de mal carácter naturalmente. Es un demonio, después de todo, pusiste mala cara.

¡Whoa! ¡Jaja! Mentón… —la voz de Chen sonó de repente en algún lugar de tu mente, haciendo que te incorporaras al recordar. Imágenes lentamente volvían al recordarte que en efecto era “mentón” lo que habías sacado de la caja la noche anterior.

Recordaste sentirte mareada y nerviosa al mismo tiempo. Te recordaste viendo tus pies en el suelo, todo girando alrededor. Recordaste las fuertes voces de los chicos, pero no podías recordar exactamente qué es lo que decían o que los hacía ser tan ruidosos.

¡Aish! ¡¿Qué pasó exactamente?!

¡Ya! Es muy cerca… —La voz de LuHan hizo eco en tu cabeza, mientras veías una débil imagen de Chen poniendo un poco de crema en el mentón de LuHan.

Esperen, eso…

Antes de que pudieses solucionar tus pensamientos, otro recuerdo de tú caminando vertiginosamente hacia LuHan hizo aparición. Caíste, pero te sostuviste de los hombros de LuHan. Luego comenzaste a elevarte en tus pies, moviéndote cerca de la crema debajo de los labios rosados de LuHan. Recordaste cómo sus labios temblaban a la vez que te acercabas… una pulgada, media, algunos centímetros, algunos centímetros más cerca y más centímetros, y así de malo como el suspenso de un buen drama, tu memoria dejó de funcionar con eso, y no pudiste recordar el resto.

¡Oh, por Dios! Acaso nosotros…

—¡¿BESO?! —exclamaste en voz alta mientras te sacudías en tu asiento a la vez.

—¿Qué está haciendo, JooRi? —El tono frío y cabreado del señor Bae te hizo volver a la tierra. Te estaba mirando con una expresión molesta. El resto también había posado su atención en ti, y algunos de tus compañeros estaban ahogando una risa, mientras susurraban entre ellos.

—¿Quieres un beso, Song JooRi? —Lee HeeJun logró provocar a pesar del humor agrio del profesor, causando que los otros se rieran abiertamente de ti.

—Y-y-yo. —Luchaste por encontrar alguna razón, pero ninguna explicación llegaba.

—Fuera —ordenó el señor Bae.

Hiciste una mueca de dolor en desesperación y lentamente te dirigiste hacia fuera antes de que pudieses avergonzarte aún más. Pero en ese momento, no estabas realmente trastornada por ser echada de la clase. Tus pensamientos seguían perdidos en lo que podría haber pasado la noche anterior.

Tus pies te llevaron hacia el baño de mujeres, donde solo te paraste frente al espejo mirándote, particularmente tus labios.

—No, no, no, no hay manera —gritaste, quitando esos pensamientos de tu cabeza—. ¡Aish! ¿Cómo pudo haber pasado esto?

El timbre sonó unos minutos después, señalando el final del primer periodo de la tarde. Los estudiantes comenzaron a llegar al baño para el corto receso.

—Discúlpame —dijo una chica, mientras seguías viendo tu reflejo en blanco.

—Oh, lo siento —dijiste y te moviste a un lado. Tomó su polvo compacto y comenzó a cubrir su rostro con él.

¿Qué estoy haciendo? Debería volver.

—Discúlpame —dijo la chica. Te estaba mirando con interés.

—¿Sí?

—¿No eres la Clase D de la clase Estrella? —preguntó.

—Ah, sí —contestaste algo incómoda.

Ella dudó por un momento antes de finalmente preguntar. —¿Cuál es tu relación con LuHan?

—¿H-huh?

—En elevador ayer en la mañana, el aroma de LuHan estaba fuertemente en ti. ¿Qué estabas haciendo con él? ¿Pasaron la noche juntos? —preguntó un poco áspera esta vez. Las otras chicas también te miraban con sorpresa.

—¿Ella? ¿En serio? —preguntó otra chica.

—No puedo equivocarme, olí la esencia de LuHan en ella —contestó la chica.

—¿Y no estás siempre con el equipo de fútbol? ¿Eres una acosadora? —preguntó otra.

—¡Ah-ah! ¡No!

—¿Entonces por qué estás siempre colgada de ellos?

—¿Y qué hiciste con LuHan? —insistió la chica.

Todas ellas te miraban como si quisieran asesinar con sus ojos.

El timbre volvió a sonar, en señal de que el receso había terminado.

—Discúlpenme, pero debo irme —les dijiste y literalmente corriste.

—¡Espera! —Escuchaste gritar a la chica, pero sólo la ignoraste.

—Si descubren que dormí en la cama de LuHan, estoy muerta. ¡Aish! ¡¿Por qué siempre me meto en problemas por ese demonio?! —te quejaste suavemente y te apuraste por volver a tu clase.

—¡Hey, JooRi! ¿Sigues sin recordar que pasó anoche? —preguntó ChanYeol en el momento en que te sentaste.

—¡NO…! ¡En realidad no! —le dijiste y te tiraste miserablemente sobre tu banco.

¿Por qué esto está pasando conmigo?

Las clases finalmente terminaron, y casi literalmente saliste volando antes de que los chicos pudiesen preguntar dónde irías.

Te veo en la práctica. Si corres otra vez, estás muerta. Y es mejor que recuerdes lo que hiciste… —Los ecos de las amenazas de LuHan se escucharon en tu cabeza.

—¡ARRRGH! ¿Cómo podré mirarle a la cara ahora? Y el equipo estaba ahí y vio todo —gruñiste—. ¡Lay! —jadeaste—. ¡GAAAAH! ¿Qué debo hacer? Se suponía que él sería mi primer beso. Y ahora me vio besar a alguien más. ¡¡ARRRGGHH!!

Decidiste quedarte en la biblioteca hasta que las actividades del club comenzaran. De esa manera, no deberías cruzarte con el equipo de fútbol y podrías llegar furtivamente a los dormitorios durante el tiempo que ellos estuvieran muy ocupados con la práctica. Le dirías a XiuMin más tarde que no te sentías bien y necesitabas descansar. Aunque en realidad, te estabas sintiendo mucho mejor excepto por el leve dolor de cabeza.

Alrededor de veinte minutos después de que la práctica comenzara, decidiste salir. Los terrenos de la escuela estaban un poco desiertos ahora, ya que la mayoría de los estudiantes habían vuelto a sus dormitorios o a las respectivas actividades de sus clubs.

—Hey, ¿no es esa la Clase D? —Escuchaste decir a alguien, y giraste para ver a Lee HeeJun con quienes parecían ser su grupo de amigos.

—¡Ya! ¡Song JooRi! —te llamó.

Decidiste ignorarlo y continuar caminando. Pudiste oír las risas de sus amigos burlándose de él por ser ignorado.

—¡Hey, basura! —te llamó HeeJun con irritación. Caminaste más rápido pero sentiste a alguien tomar brutalmente tu brazo, levantando tu muñeca y girándola.

—¡Déjame ir! —le dijiste.

—¿Cómo te atreves a ignorarme? Inútil trozo de basura. —Apretó más.

—¿Tengo alguna razón para no hacerlo? —preguntaste con irritación.
—¡Whoa! —rieron sus amigos.

Estabas sorprendida de tu repentino ataque de coraje, pero creías que se debía al dolor de cabeza, que agravaba tu mal humor hacia una despreciable criatura llamada Lee HeeJun.

—¿Qué? ¿Crees que eres algo ahora? ¿Por qué puedes esconderte detrás del equipo de fútbol te crees algo? ¿Huh? ¿Qué? ¿Sigues pensando que soy asqueroso? ¿Crees qué los diablillos son asquerosos? ¡Tú eres más asquerosa, Clase D, mandria! —dijo, moviéndose peligrosamente más cerca. Apretó tu muñeca aún más, haciéndote encoger.

—Si tienes un problema con cómo te ves en tu forma de monstruo, díselo a los dioses, o lo que sea que los haya creado de esa manera. No es mi culpa si se ven repugnantes —contestaste, negándote a dejarte atemorizar por él como la última vez. Aunque, honestamente, tus rodillas estaban temblando con el miedo.

—¿Q-qué? —dijo uno de sus amigos, sus ojos, se volvieron en un peligroso rojo. El resto de sus amigos estaban también mirándote enojados. Fue cuando te diste cuenta que ellos quizá también eran diablillos como HeeJun. 

¡Mierda! ¿Qué acabo de decir? ¡Song JooRi, eres una idiota!

—Suficiente, idiota —gruñó HeeJun y comenzó a arrastrarte hasta Dios sabe dónde.

—¡Ya! ¡Déjame ir! —Luchaste, pero su agarre sobre ti era tan estrecho que sentías que tu brazo estaba a punto de romperse.

Miraste alrededor esperanzada de que hubiese alguien que pudiese ayudarte, pero los terrenos de la escuela estaban desiertos. Y esos quienes estaban viéndote, probablemente no les importaba, o estaban quizá tan asustados en interferir en algo que no tenían nada que ver en primer lugar.

HeeJun te arrastró, a lo que pudiste reconocer con angustia, como la parte trasera del Edificio Principal donde estaba la despensa. Te empujó contra la puerta de esta (la cual ahora estaba apoyada después de que D.O. la arrancara), tu cuerpo golpeó rudamente contra la superficie de metal.

Él golpeó su mano contra la puerta, a unos centímetros de tu rostro.

—¿Qué acabas de decir, perra? —Se inclinó peligrosamente, sus ojos brillaban rojos. La situación te dio un terrible sentimiento de dèja bu. Y desafortunadamente, el coraje que tenías hacía un rato, ya no estaba—. Escucha bien, imbécil —gruñó, presionando su otra mano sobre tu cuello, justo debajo de tu mandíbula—, sólo porque esos bastardos de tus amigos me advirtieron no tocarte, no significa que vaya a seguir lo que sea que digan. ¿En verdad piensas que estoy asustado de ellos? No pienses que puedes comenzar a portarte valiente solo porque tienes gente que te protege, porque ellos no estarán siempre a tu lado, ¿o sí? Justo ahora, nadie puede salvarte. Ninguno de tus preciados amigos —gruñó, apretando aún más fuerte tu cuello.

Tus ojos comenzaron a aguarse, aunque no podías decir si era por el miedo o porque su mano había comenzado a estrangularte. Irónicamente, esperabas que la persona que habías intentado evitar durante todo el día, llegara a ayudarte como la última vez.

Alguien… ayúdeme…

—¿Qué están haciendo?

Tú y la pandilla de HeeJun giraron para ver a Kris parado no muy lejos de donde ambos estaban. Todos miraron a Kris por un rato, y HeeJun y sus amigos comenzaron a mirarse entre ellos vacilantes. HeeJun te lanzó una mirada antes de rudamente quitar su mano de tu cuello.

—Pregunté que estaban haciendo —repitió Kris. Aunque estaba calmado como generalmente se veía, su rostro mostraba un leve trazo de disgusto.

—No es asunto tuyo —contestó HeeJun.

Kris comenzó a caminar calmadamente y paró cuando estuvo a pocos pasos de HeeJun.

—Esto no tiene nada que ver contigo —gruñó HeeJun.

—Esta es la última vez que voy a preguntar. ¿Qué están haciendo?  —repitió Kris, su voz sonó tan fría que envió escalofríos sobre tu espina dorsal.

HeeJun simplemente miraba a Kris, y te pareció ver un parpadeo de miedo en sus ojos. Sus amigos también estaban solo parados allí, dudando de que debían hacer.

—Así que es aquí donde has estado todo este tiempo. —La voz de LuHan interrumpió la pelea de miradas. Estaba casualmente caminando hacia dónde estabas—. Me preguntaba donde habías ido ya que la práctica comenzó hace un rato. Pero, ¿qué es esto? —dijo y sus ojos viajaron de ti hacia HeeJun—. Otra vez tú —gruñó la última parte y frenó justo frente a HeeJun, a un lado de Kris—. Hey, diablillo —dijo en un modo que te hizo pensar que la palabra “diablillo” era insignificante.

—Tú —presionó HeeJun.

—Pensé que la última vez te había dicho que dejaras a la chica sola. ¿Eres sordo? O simplemente eres idiota —dijo casualmente.

—Pequeño… —gruñó HeeJun y estaba a punto de golpear a LuHan. Pero Kris atrapó su muñeca antes de que pudiera siquiera acercar a la cara de LuHan.

—No me importa lo que hagas. Pero la violencia no es mi estilo, especialmente contra las mujeres —dijo calmadamente Kris, dirigiendo la mirada hacia ti. El brazo de HeeJun tembló, y estabas segura de que estaba intentando liberarse del agarre del otro. Pero Kris era tan fuerte que parecía que incluso no ponía ningún esfuerzo.

Los amigos de HeeJun comenzaron a correr para ayudarle, pero Kris les lanzó una fría mirada, y fue suficiente para que se quedaran en el lugar.

LuHan se acercó un paso hacia HeeJun, y le lanzó una sonrisa confidente, que segundos después fue reemplazada con una mirada amenazadora—. Esta será la última vez que te lo advierto. Déjala en paz —gruñó.

HeeJun lo miró con ardientes deseos de venganza en sus ojos. LuHan le dio una última sonrisa antes de dirigirse hacia ti, quien seguía congelada contra la puerta.

—¿Estás bien? —preguntó.

—A-a-ah, sí —tartamudeaste.

Se giró hacia Kris, quien ahora los estaba mirando, pero seguía manteniendo firmemente a HeeJun en el lugar—. Tú eres Wu Kris, ¿verdad? ¿El representante de segundo año? ¿Podrías ocuparte de ellos? Creo que de todas formas es parte de tu trabajo. Y gracias.

Kris gruñó en respuesta.

—Vamos —dijo, tomándote por la muñeca y comenzando a caminar en dirección a las canchas. Lo seguiste por detrás en silencio. Cuando ambos estuvieron lo suficientemente lejos, frenó y giró para verte—. ¿Qué estabas haciendo? —demandó.

—¿H-huh? —respondiste, mirándolo en blanco.

—¿Por qué estabas con ese chico de nuevo? De todos los lugares.

—E-ellos me arrastraron aquí —contestaste.

—¿Y por qué te arrastraron ahí? ¿No aprendiste la última vez a alejarte de ese idiota? —te regañó.

—¡¿Piensas que quería ir con él?! Había cuatro y estaba sola, ¡¿piensas que iba a ganar?! No sé porque la gente me odia tanto por ser Clase D… —estallaste, pero te retractaste al final de la oración cuando te diste cuenta que habías hablado de más, y porque las lágrimas se habían formado en tus ojos y tuviste que apretar los dientes para no llorar.

—Y-ya —dijo LuHan dubitativo y se acercó a ti, pero inmediatamente te alejaste—. Ya —dijo más firmemente e intentó acercarse, pero te moviste de nuevo.

—¡No te acerques a mí! —gritaste, tu voz comenzó a quebrarse.

—¡Aish! Si quieres llorar solo hazlo, ¡idiota!

Con eso, las lágrimas que intentabas retener con tanta fuerza comenzaron a caer. Tus rodillas que habían estado temblando desde hacía un rato, finalmente te hicieron colapsar hasta el suelo en una posición sentada. Estabas sollozando suavemente ahora, mientras limpiabas las lágrimas con tus manos.

LuHan solo se quedó ahí parado, dando un suspiro, se puso en cuclillas frente tuyo—. Toma —dijo, tendiéndote un pañuelo. Le diste una rápida mirada antes de agarrarlo. Te miraba algo perdido en ese momento.

—T-toma —se lo devolviste, después de limpiar tus lágrimas con él.

—Aish. ¡Quédatelo! ¡Sigues llorando! —dijo. No pudiste argumentar contra él y continuaste secando tu rostro y nariz con su pañuelo. Los dos permanecieron así por no sabes cuánto tiempo, que estuviste llorando, y él sólo estuvo en cuclillas frente a ti, mirándote llorar.

Tu llanto finalmente amainó. Él se levantó cuando tú lo hiciste, y parecía que estaba esperando algo de ti.

—Te lo devolveré cuando lo limpie —le dijiste en medio de un sorbo por la nariz, metiendo en tu bolsillo su pañuelo mojado y moqueado.

—No lo quiero de vuelta. Solo quédatelo —dijo.

—Vete. Mis ojos siguen hinchados. Me quedaré aquí por un rato —le dijiste, ahora sintiéndote algo avergonzada.

—Bien —suspiró, viéndose molesto, y se apoyó contra un muro cercano con una expresión enfadada.

—¡Dije que puedes irte! —dijiste, ahora comenzando a sentirte molesta también.

—¡Aish! ¡Sólo has lo que sea que necesites hacer!

—¡Si no quieres esperar entonces vete!

—¡Me iré cuando quiera!

—¡¿Entonces por qué me estás gritando?!

—¡Porque eres molesta! —resopló.

Lo miraste resentida y la irritación volvió hacia ti. Solo decidiste comenzar a desempolvar tu falda sucia porque no podías pensar en nada más para hacer. Eso no tardó mucho, desafortunadamente, y los dos solo se quedaron ahí en un extraño silencio. Le enviabas miradas vacilantes. Seguía apoyado contra la pared con el ceño fruncido; sus ojos estaban posados en algo lejano.

¡Aish! Este demonio, pusiste una expresión enfadada. Pero me ayudó hace un rato.

De repente giró su cabeza hacia tu dirección, y sus ojos se encontraron.

—¿Qué? —preguntó, con su usual tono crudo.

Lo miraste antes de bajar la mirada incómodamente hacia el suelo. —Gracias —murmuraste.

—N-no me lo agradezcas. No te ayudé gratis —dijo e intentó posar sus ojos en lo que sea que no fuera tú.

—Lo sabía. —Pusiste mala cara—. Pero igualmente gracias.

—E-entiendo. ¡P-pero no pienses que te he perdonado! —dijo.

—L-lo siento —murmuraste.

—¿Lo recordaste? —preguntó.

—¡Aish! ¡¿No puedo solamente decir lo siento?! —resoplaste, sintiendo la sangre teñir tus mejillas. No importaba lo que pasara, nunca admitirías que sabías porque estaba tan enojado.

—¡La disculpa no está aceptada!

—Aish, en serio. ¡¿Por qué tiene que ser tan difícil?!

—¿Q-qué? Yo soy dif… ¡Ya! ¡Solo una disculpa no es suficiente para lo que hiciste! ¿Y qué clase de disculpa es esa? ¡¿Cómo puedes disculparte cuando ni siquiera sabes porque lo estás haciendo?!

—¡Bien! ¡Lo siento por besarte! ¿Satisfecho? ¡No es como si hubiese querido besarte de todas maneras!

—¿Q-qué?

—¡Aish! ¡¿De verdad quieres que lo repita?! Dije lo siento. Por be-besarte —dijiste, y tartamudeaste al final por la vergüenza. Tu cara se sentía realmente caliente por lo que solo bajaste tu cabeza y fijaste los ojos en el suelo.

¿B-beso? —tartamudeó LuHan.

¡Aish! ¡Sí! —dijiste con irritación, pero pausaste cuando viste la sorpresa y confusión grabada en todo su rostro—. ¿N-no fue eso lo que pasó? —preguntaste vacilante.

—¡P-por supuesto que no! ¡¿De dónde mierda sacaste esa idea?!

—B-bueno yo… lo último que recuerdo es que estaba a punto de comer la crema en tu mentón. Así que pensé… pensé que quizá… accidentalmente habíamos…

—¡¿Qué mierda…?! ¡¿Por qué mierda te besaría?!

—¿Q-qué…? ¡¿Y qué te hace pensar que quería besarte?! ¡Jamás en la vida besaría a un idiota, mal educado, como tú ni aunque me ofrecieran todo el dinero del mundo! ¡Despreciable pequeño demonio! —exclamaste y furiosamente caminaste lejos.

—¡Y-YA! —gritó LuHan, pero continuaste caminando hasta llegar a las canchas donde el equipo de fútbol estaba.

—AYO, ¡QUE HACES, JOORI! —ChanYeol se fue apagando cuando ignoraste su mano y continuaste pisando fuerte hasta las gradas. LuHan llegó un rato después que tú, viéndose tan cabreado como tú.

—¡Ya, SeHun! ¡Dame la pelota! —gritó LuHan algo áspero.

—Ah, sí —contestó SeHun y le alcanzó la pelota. LuHan la puso en el suelo y comenzó a correr con ella, y la pateó un tanto intenso hacia el arco.

ChanYeol y SeHun se miraron el uno al otro antes de rascar sus cabezas.

—Ambos parecen estar de mal humor —dijo Lay cuando se acercó hacia ti, refiriéndose a ti y LuHan. No contestase y solo hiciste una mueca mirando a LuHan quien repetidamente pateaba la pelota violentamente hacia el arco—. Sólo dale un tiempo. No es bueno controlando su temperamento. Arruinaste su remera favorita, después de todo.

—¿Lo hice? —preguntaste.

—Sí, era un desastre, así que decidimos cortarla para sacársela —rió Lay suavemente, como si recordara algo divertido.

—¿Un desastre? Espera, ¿qué fue exactamente lo que hice?

—¿No lo recuerdas? —preguntó Lay.

—No. Dime —dijiste.

—Bueno —suspiró antes de continuar—. Vomitaste sobre él.

—¡¿Qué hice qué?!

—¡Sip! Y no solo una, ¡sino dos! Tu vómito estaba por todo su cuello y remera. Incluso un poco en su mentón. —BaekHyun, quien había oído su conversación, contestó mientras reía como maniático.

—¡Omo! —murmuraste, poniendo tus manos sobre las sientes—. ¿Eso es verdad?

—Sí —contestó Lay inquieto.

—¡Omo! … ¡OMO! ¡AHHHHH! ¡Cómo pude… soy tan idiota! —te lamentaste mientras cubrías tu rostro con las manos—. No me pregunto por qué me odia tanto.

BaekHyun rió más fuerte mientras Lay te daba una simpática sonrisa. —Aunque LuHan tiene un mal temperamento, no es del tipo que guarde rencor. —Lay palmeó tu hombro.

Jadeaste al recordar la discusión anterior.

¡Incluso me disculpé y peleé con él pensando que lo había besado!

—¡Oh, Dios! —murmuraste con desesperación y sentiste que podrías morir por la vergüenza.

—¡Alegrate, JooRi! Todos tenemos esos momentos no gloriosos en la vida. Lo superarás —dijo BaekHyun, palmeando tu espalda.

¡Song JooRi, eres una idiota!




No hay comentarios:

Publicar un comentario